Busca en el blog :)

  • Twitter
  • Facebook
  • Google+
  • RSS Feed

miércoles, 29 de junio de 2011

“When everything seems like the end, don’t forget to look upstairs, send a wish upon a star, and wait the miracle happen…”
Summary: ¿Qué ocurre cuando alguien pide un deseo a una estrella? ¿Crees que ese deseo se cumplirá? Isabella sí lo creía posible. “-Deseo que Edward vuelva a ser el que era antes…-susurró la castaña cerrando sus ojos y suspirando. Una ráfaga de viento sopló, y ella supo que su deseo se cumpliría.” LEMMON. B/E.

1. Capitulo Uno.
Send a wish upon a star
By Ally Cullen-Black
&.
“When everything seems like the end…”
—Entonces, ¿qué dices Bells? ¿Te apuntas? —Le preguntó Alice a su mejor amiga, Isabella, mientras caminaban por el tan recorrido pasillo del Instituto.
Antes de que la castaña pudiera contestar, su mirada se encontró con aquella escena que tanto había deseado NO presenciar nunca en su vida.
Edward Cullen, en una esquina, y entre su cuerpo y la pared, estaba la zorra de Tanya, con sus manos enredadas en el cabello del cobrizo, y él con ambas manos sobre la pared. Podía notarse desde lejos lo que hacían. Y aunque no era nada malo que una pareja se besase, para Isabella, esa escena, era como si la apuñalaran más de cien veces en el estómago.
¿Cuántas veces ella había probado de aquellos hermosos labios que pertenecían al cobrizo? ¿Cuántas veces ella había enredado sus dedos en aquel desordenado y rebelde cabello de color dorado y negro a la vez, justo como lo hacía esa zorra? ¿Cuántas veces, Edward Cullen, le susurró en el oído que la amaba, y que ella era su mundo? Isabella ya había perdido la cuenta de todos esos acontecimientos. Y dolía. ¡Demonios! Dolía como si un camión cargado hasta el tope le pasara por encima, una y otra y otra vez.
Pero aún así, ella intentaba ser fuerte. Intentaba pretender que no le importaba, intentaba convencerse a sí misma que él ya no era importante para ella. Pero no hacía más que mentirse a sí misma, no hacía más que dañarse a sí misma.
—Bella, vámonos. —Dijo Alice comenzando a tironear de su amiga, arrastrándola hacia otro lugar que fuera lejos del estúpido de su hermano mayor, Edward Cullen.
Cuando ella se dio cuenta de la razón por la cual Bella se había quedado atónita en el medio del pasillo, y que su rostro se demacrara con demasiada rapidez, solo quería llevarse a su amiga de allí corriendo y encerrarla en una cajita musical, con seguro, y la llave la cuidaría ella misma. Justo como lo había hecho desde que la conoció.
Nunca debió prestarle la llave a su hermano, nunca debió dejar que él la sacara de esa bella cajita musical en la que ella la había puesto, nunca debió de dejar que su hermano la usara y luego la desechara como un trapo sucio y usado. ¡Nunca debió haber dejado siquiera que la mirara!
Pero ya todo estaba hecho, no había vuelta atrás. El pasado era imposible de cambiar, ya nada servía. El daño ya estaba hecho.    
Una vez que Alice y Bella salieron del Instituto, ambas caminaron juntas por el estacionamiento.
—¿Segura estarás bien, Bells? —Le preguntó Alice a Bella cuando llegaron al auto de ésta última.
—Sí, Alice, tranquila. Solo fue un incómodo momento…—La castaña intentó disimular el dolor que sentía por dentro con una sonrisa que no llegó a sus ojos.
Alice asintió antes de darle un beso en la mejilla a su amiga, y que luego ésta subiera a su auto y se pusiera en marcha a su casa. Vio por el espejo retrovisor cómo Alice se hacía cada vez más pequeña, y cómo por la puerta del Instituto salían Edward y Tanya abrazados.
Un fuerte crack se escuchó dentro de ese auto, y Bella supo que era su corazón. Supo que su corazón se había vuelto a romper, como aquel día…
—Bella, debemos hablar…—Dijo el cobrizo desenredando los brazos de Bella que estaban en torno a su cuello. La castaña lo miró confundida.
¿Qué ocurre, Edward? —Preguntó Bella mientras se sentaba en el sofá tan familiar de la casa de los Cullen, haciéndose la que no sabía nada. Pero la realidad era que ella sabía mucho más de lo que él imaginaba.
Creo…creo que…deberíamos darnos un tiempo…Contestó Edward sentándose al lado de Bella, nervioso, pero no triste.
Isabella sintió que el aire le comenzaba a faltar. Como si fuera la maratón y ella hubiera corrido más de quince kilómetros. Ella se removió inquieta en su lugar, alejándose un poco de Edward. Él lo notó, y no pudo evitar que se sintiera culpable, otra vez.
¿Por qué? —Preguntó la castaña bajando su mirada, conteniéndose, resistiendo a aquellas lágrimas que querían salir de sus ojos. —¿Acaso hice algo malo?
—¡NO! —Se apresuró a aclarar, o mejor dicho gritar, ante la sola mención de que había sido culpa de ella.
Porque él lo tenía claro. Porque él sabía realmente de quién era la culpa. Porque él sabía quién era el que se había pasado en drogas y alcohol. Porque él sabía quién era el que se había acostado con la reina de las zorras de todo Seattle. Porque él sabía quién era el monstruo en esta historia.
Yo…—Quiso explicar el cobrizo, pero el fuerte grito que pegó Bella mientras se levantaba del sofá y se paraba en frente de él, lo dejó impresionado, hasta el punto de quedarse cayado.
¡ENTONCES DIME CUAL DEMONIOS ES TU PROBLEMA! Si hasta hace no menos de unos segundos estaba todo bien, y ahora saltas con esa mierda del tiempo…Isabella había perdido toda esa inocencia que tenía, con la cual llegó a Seattle, con Edward, y él lo sabía. Pero aún así no pudo evitar sorprenderse del vocabulario de la castaña. —¡CONTESTA! Le exigió ella al verlo con la mirada atónita y perdida.
—Bella, yo…—Repitió para luego quedarse cayado, y así poner aún más furiosa e histérica a Bella.
—¡¿TÚ QUÉ, EDWARD?!
Te engañé, Bella. Contestó el cobrizo pasando su mano por su cabello despeinado, como solía hacerlo siempre que estaba nervioso.
Isabella abrió grande sus ojos, sorprendida de que el muy maldito se “entregara”, y dolida. No pudo evitar que unas ganas insaciables de tomar aquella pastilla que venía tomando hacía ya bastante tiempo, desde que comenzó a salir con Edward Cullen, le llenaran totalmente su diminuto cuerpo, y lo peor de todo, su mente.
Yo no sé exactamente lo que pasó…—Isabella soltó una risa arrogante interrumpiendo al cobrizo.
No sabes lo que pasó…—Dijo sarcástica mientras se cruzaba de brazos y seguía teniendo esa sonrisa arrogante que comenzaba a molestar a Edward. —¿Quieres que yo te lo diga? Okey, deja que yo te lo explique detalladamente. —Edward estaba sorprendido por la forma de hablar de la castaña. ¿Acaso ella sabía algo? —Estabas con Emmet y Jasper en un bar, cuando a mí me habías dicho que ibas a una conferencia del hospital que Carlisle te había pedido que lo acompañaras. Vi cuántos tragos tomaron, vi cuántas pastillas se tomaron… vi cuando la puta de Tanya se acercó a ti con su sequitas de plásticas. —Mientras Bella hablaba, lágrimas caían de sus ojos y se deslizaban por sus mejillas completamente sonrojadas de tanto esforzar la voz. Edward estaba petrificado, ella había visto todo. —Vi cuando Tanya comenzó a insinuársete mientras sus amigas distraían a los demás, y tú no hiciste nada para detenerla…Al último de aquella oración no terminada, la voz de Bella ya casi salía a susurros, toda resquebrajada.
El dolor y las lágrimas impedían que su voz saliera normal, o con seguridad, como a ella le hubiera gustado. No le gustaba demostrarse indefensa, y menos delante de Edward, quien la había usado.
Bella…Dijo Edward poniéndose en pie y tomándola por los hombros.
¡NO ME TOQUES! Gritó la castaña con la poca voz que tenía mientras se sacudía las manos de Edward de sus hombros y retrocedía un par de pasos.
Ambos se miraron fijamente, el silencio reinaba entre los dos, descartando los pequeños sollozos que Isabella intentaba reprimir mientras sus lágrimas caían y caían por su rostro. Edward se maldijo una y otra vez por haber corrompido a aquel hermoso ángel.
Vi cuando la hiciste tuya, Edward…el aludido la miró aún más atónito, y sus ojos se encontraron con aquellos profundos ojos marrones, solo que esta vez no los llenaba alegría, amor o deseo. Estaban llenos de tristeza, furia y decepción. …de la misma forma en la que a mí me amabas.
La castaña tomó su chaqueta que estaba sobre el sofá, y se encaminó hacia la puerta de salida. Pero antes de que llegara, una mano la tomó con fuerza desde atrás, girándola y haciendo que chocase contra el pecho del cobrizo.
Yo aún te sigo amando…Dijo Edward rozando sus labios con los de ella, sabiendo que eso era irresistible para Isabella.
Capitulo Cinco
Diversión

Bella POV
-¿Sabes? Fue divertido ver la cara de Tanya, la ex novia de Edward, cuando lo besaste en el bar…-dijo el pelinegro aparcando su hermosa Ducati negra en el porshe de mi casa.
-¿Ex novia? –pregunté confundida mientras me bajaba y me paraba a su lado esperando respuesta. Él apagó su moto para que pudiéramos charlar sin tener que gritar gracias al ruido del motor de su Ducati.
-Oh, sí, luego de que te fueras, Tanya armó un escándalo –dijo revoleando los ojos- Y eso fue lo que hizo que el vaso de Edward se rebalsara y la mandara a la mierda…-reí sin poder evitarlo.
-Veo que no te agradaba…-afirmé con algo de timidez.
-Tanya engañó a Edward conmigo una vez cuando nos emborrachamos –alcé mi vista totalmente atónica hacia él- Sí, lo sé. Soy un gran amigo…-dijo con ironía. Note lo dolido que estaba.
-Hey, no fue tu culpa –dije tomando su rostro entre mis manos y acariciando sus mejillas con mis pulgares.
-Sí, lo fue –dijo mirándome con arrepentimiento- Ella estaba borracha, no yo.
-Eso cambia las cosas…-dije soltando su rostro aparentando desaprobación, pero luego de tres minutos comencé a reír.
-¿Qué es lo gracioso? -preguntó confundido.
-Tú te comes la cabeza con algo que pasó hace mucho, -dije tocando la punta de su nariz con diversión, logrando que aquella hermosa sonrisa con hoyuelos apareciera en su rostro- déjalo ir, Emmet, o si no, te torturará para siempre.
Él se sumergió en sus pensamientos unos minutos, antes de volver a hablar.
-El día que besaste a Edward en el bar, tuve dos reacciones…-dijo abiertamente, con total confianza. Lo miré a la expectativa de su “confesión”- Primero, agradecí que por fin, y gracias a ti, se deshiciera de la puta de Tanya –me sorprendió la sinceridad con la que hablaba- Y segundo, maldije a Edward.
-¿Por qué? –pregunté confundida y a la vez con curiosidad.
-Porque me hubiera gustado ser el que besaras…-mis ojos se abrieron como platos ante su confesión. Su estruendosa carcajada me sacó de mi asombro minutos más tarde en lo que los habíamos pasado en silencio.
-Tranquila, Bells, solo era un broma –dijo entremedio de su risa. Revolee los ojos dejando que una sonrisa apareciera en mi rostro.
-Idiota, -dije dándole un pequeño golpe en su hombro, que seguramente ni debía haber sentido.
-Pero, -dijo calmándose mientras pasaba su brazo por mi cintura y me acercaba a él, que aún estaba sobre la Ducati- no voy a mentir, me quedé con ganas…–dijo alzando sus cejas varias veces antes de guiñarme un ojo. Le sonreí divertida antes de tomar su rostro entre mis manos y besarlo.
Sus labios eran distintos a los de Edward, ellos eran más precisos, más juguetones y más decididos. Él no dudó en corresponderme mientras su mano se deslizaba hasta mi trasero y apretaba una de mis nalgas. Reí contra sus labios, al igual que él sobre los míos, por su acción.
-¿Y que haces aún subido a esa cosa y no estás siguiéndome? –dije provocativa mientras me alejaba de él e iba hacia la puerta de mi casa para abrirla con mis llaves.
Mientras la abría, sentí los enormes y musculosos brazos de Emmet tomarme por la cintura y pegarme a su pecho, y su boca dejaba besos húmedos por toda la extensión de mi cuello. Esa acción me trajo recuerdos que lograron excitarme aún más.
-Woow, veo que nuestro “amiguito” está ansioso por salir a jugar –dije divertidamente al sentir su duro miembro contra mi trasero. Él rió orgulloso.
-Pronto verás que no es solamente un “pequeño amiguito”…-dijo divertido antes de darme una nalgada justo cuando conseguía abrir la puerta e ingresar dentro de mi casa. Reí sorprendida por su acción.
Cuando entré, todo estaba a oscuras y en silencio, sin los estúpidos gritos encaprichadores de las zorras. Me preocupé, y Emmet lo notó, ya que dejó de jugar y me siguió con seriedad hasta la cocina. Donde, una vez que encendí la luz, encontré sobre la mesa un papel doblado, el cual abrí mientras pegaba un salto para sentarme sobre la misma. Emmet escogió apoyarse en el umbral de la puerta de la cocina mientras no dejaba de comerme con la mirada.

Bella:
Hija, espero no te importe, pero Sue y yo hemos programado una vacaciones hace varias semanas, por lo que no estaremos hasta dentro de dos meses. Victoria escogió quedarse en lo de una de sus amigas. Por eso, te pido, te suplico, que mantengas el orden en la casa a pesar de que Lily irá todos los días a limpiarla. Por favor, contrólate.
Si necesitas algo, no dudes en llamarme, ¿sí?
Te extrañaré. Con amor.
Charlie.

Sonreí volviendo mi mirada hacia Emmet una vez que terminé de leer la tarjeta mientras la arrojaba por allí. Él me observó confundido.
-Mis padres se fueron por dos meses, y mi molesta hermanastra me tiene miedo, por lo que tampoco molestará…-dije guiñándole un ojo.
-Eso quiere decir…-dijo mientras caminaba hacia mí, hasta quedar posicionado entremedio de mis piernas. Sus brazos rodeaban mi cintura, pegando su frente en la mía y dejando sus labios a solo unos centímetros de distancia.
-Que tenemos tiempo de sobra para jugar…-susurré sensualmente antes de inclinarme hacia él, y atrapar su labio inferior con mis dientes y estirar de él con fuerza, rozándolo con mi lengua.
Oí un gemido gutural salir de su garganta mientras realizaba esa acción; sus manos me empujaron más hacia el borde de la mesa, dónde una vez que choqué contra su cintura, sentí su dura erección guardada en sus pantalones rozar contra mi húmedo centro. Reí divertida al mismo tiempo que él mientras soltaba su labio y me alejaba un poco.
-No sabes en la clase de juego que te estás metiendo…-dijo divertido mientras una de sus manos comenzó a subir por mi espalda, hasta llegar a enredarse en mi pelo.
Tiró fuerte de él, haciéndome inclinar la cabeza hacia atrás, y luego sentí su lengua pasar desde mi clavícula, recorrer lentamente mi garganta y mi mentón, hasta llegar a mis labios. Su lengua invadió mi boca con furia y pasión mientras su mano soltaba mi pelo, y junto con la otra se pasean por toda la longitud de mis piernas desnudas, gracias a que llevaba falda.
Luego, me alzó, montándome en sus caderas, las cuales abracé con mis piernas por inercia mientras nuestras lenguas luchaban por el territorio del otro. De repente, sentí chocar violentamente contra una pared mientras su boca abandonaba la mía y comenzaba a bajar por mi cuello, dejando besos húmedos y unas cuantas marcas. Una de sus manos comenzó a acariciarme desde mi rodilla lentamente hasta mi muslo interno, haciéndome gemir al sentir la cercanía de su mano hasta mi sensible centro. Él sonrió contra mi cuello.
-¿Dónde? -me preguntó rozando suavemente con uno de sus dedos mi centro. Un gemido reprimido salió de mis labios haciéndolo reír.
-A-arriba…a-a la i-izquierda…l-la segunda pu-puerta…-dije como pude mientras cada vez hacía más presión en mi centro. Maldito. Lo hacía a propósito.
Emmet detuvo todo mientras volvía a tomarme, y comenzó a subir las escaleras conmigo en sus brazos y nuestras lenguas luchando. De vez en cuando, me apoyaba contra la pared a un costado para poder bajar unos segundos por mi cuello para coger aire y volver a mis labios, y luego seguir subiendo.
Una vez que entró a mi habitación, me sentó sobre el modular que tenía a un lado de la puerta, y comenzó a quitarme la ropa bruscamente, mientras yo, obviamente, no me quedaba atrás e hice lo mismo con la suya. Cuando ambos quedamos en ropa interior, volvió a tomarme y me recostó sobre mi cama.
-¿Lista para comenzar el juego? -me susurró en el oído antes de morder sensualmente el lóbulo de mi oreja, haciendo que un gemido se escapara de mis labios.
-Claro que sí…-contesté mientras él comenzaba a bajar por mi cuello, lamiendo toda porción de piel existente.
Una de sus manos desabrochó mi sostén y lo arrojó por algún lugar de la habitación. Realmente no me importó donde había caído, y me importó menos cuando su boca atrapó uno de mis pezones y lo beso con rudeza mientras una de sus manos atendía el otro, y la otra mano bajaba por mi cuerpo. Su lengua se retorcía contra mi pezón, haciéndome gemir descontrolada.
Luego bajó por mi abdomen haciendo círculos con su lengua sobre mi piel. Sentí su respiración contra mi centro húmedo y palpitante que pedía a gritos atención. Pero él levantó la vista, me sonrió y volvió a mis labios. Su lengua me llenó por completo, irrumpiendo sin permiso en mi boca y saboreándola toda. Comencé a sentir cómo sus manos acariciaban mis brazos, levantándolos sobre mi cabeza mientras comenzaba a bajar por mi cuello, devuelta a mis pechos, los cuales lamió, mordió y atendió a ambos por igual. Él soltó mis brazos con la confianza de que allí los dejaría, y volvió a realizar el mismo camino hasta mi centro.
-Espero no te arrepientas…una vez que comience, ya no hay vuelta atrás…-dijo antes de tirar de mis bragas, rasgándolas y haciendo que un gritito sorprendido saliera de mis labios. Él rió orgulloso.
Eché mi cabeza hacia atrás con mis ojos cerrados, arqueando mi espalda cuando sentí sus dedos tocarme profundamente, sin miedo, como si conociera de toda la vida cómo hacerlo. Su pulgar comenzó a acariciar efusivo mi clítoris, mientras su dedo corazón se aventuraba por mi interior dando círculos, a la misma sintonía que su pulgar. El muy mal nacido sabía perfectamente lo que hacía, quería llevarme a la locura.
-Oh, sí…E-Emmet…m-más rápido…-gemí descontrolada mientras arqueaba mi espalda. Él obedeció sin protestar.
Podía sentir cómo cada vez se acercaba más el momento, cómo esa burbuja que se instalaba en el bajo vientre comenzaba a crecer más y más, estaba a punto de llegar. Pero de repente, sus dedos pararon abruptamente, y sentí algo húmedo acariciar toda la extensión, y más profundo, mi sexo. En ese momento supe que sus dedos habían sido reemplazados por su lengua. Gemí alto su nombre y quise bajar mis brazos, pero algo me lo impidió.
Abrí mis ojos y me encontré con mis muñecas amarradas al respaldar de mi cama. ¡Demonios! ¿En qué momento lo había hecho? No me sentía preocupada porque estuviera atada, pero el no tener el control me desesperaba.
Perdí toda noción de pensamiento cuando sentí su lengua retorcerse en mi interior y a dos de sus dedos penetrarme profundamente. Gemí alto, no podía controlarme. Este hombre me estaba llevando a la locura. Podía sentir cómo el momento se acercaba, cómo todo mi interior comenzaba a tiritar, cómo el cielo parecía estar muy cerca. Sentí cómo los dedos de mis pies se doblaban ante el fuerte orgasmo que me abrazó mientras tiraba fuerte de lo que fuera que me tenía atada. El dolor de la fuerza que hacían mis brazos tirando, y el placer del orgasmo entremezclados, provocaban algo totalmente nuevo en mí, casi imposible de describir.
Emmet, al cabo de unos segundos, en los que bebió todo lo que mi cuerpo le ofrecía, se posicionó entre mis piernas con su rostro cerca del mío, y con una gran sonrisa de suficiencia.
-Si sigues gritando así, los vecinos llamarán a la policía, Bells -dijo con diversión y pronunciando mí nombre provocativamente.
-Ti-tienes suerte de que…esté atada…-dije con la respiración agitada mientras sus labios comenzaban a bajar por mi cuello.
-Suerte la mía, ¿no? -dijo alejándose y mirándome profundamente con esa sonrisa divertida que marcaba unos sexys hoyuelos en sus mejillas.
Su mano bajó por mi costado acariciándome hasta mi pierna, la cual levantó colocándola alrededor de su cintura, y luego me penetró hasta el fondo de una sola estocada. Gemí cerrando mis ojos y arqueando mi espalda, mientras lo escuchaba a él jadear y soltar varios insultos. Se alejó haciendo que su miembro saliera casi por completo y volvió a embestirme con fuerza mientras su brazo rodeó mi cintura cuando arqueé mi espalda, dejándola de esa forma.
-Oh, Dios…estás tan…estrecha…-dijo entre jadeos mientras volvía a realizar la misma acción, pero más seguida- Malditamente estrecha…-susurró justo cuando su miembro me invadía sin miedo y con rudeza. Grité su nombre en un gemido mientras tiraba de lo que fuera que tenía atadas mis manos.
Sus embestidas estaban matándome, salía lento, suave y casi por completo de mi sexo y luego volvía con fuerza y rudeza. Ya no soportaba estar atada, necesitaba tocarlo, necesitaba HACER ALGO. No podía no llevar el control de la situación.
-Emmet…desátame, por favor -le pedí entre jadeos. El rió y negó con la cabeza mientras su miembro volví a mí con fuerza. Maldito- ¡Emmet! -gemí arqueándome.
-Olvídalo, Bella. Esta noche haré lo que se me plazca con tu cuerpo -susurró en mi oído antes de morder el lóbulo de mi oreja y sentir cómo su brazo abandonaba mi cintura para colocarlo a un costado y su otra mano acariciaba mis pechos.
Me arquee inconscientemente, o quizás muy consciente de lo que sus caricias me provocaban mientras no dejaba de penetrarme sin tregua. Podía comenzar a sentir cómo esa burbuja tan conocida se inflaba en mi bajo vientre, cómo en cualquier momento explotaría.
-Emmet…voy a…-no terminé de hablar y me vine como hacía ya mucho tiempo no lo hacía, arqueándome completamente, gimiendo alto y doblando los dedos de los pies.
-Mierda…-jadeo él mientras me seguía, dejándose caer sobre mi cuerpo, descansando su cabeza entre el hueco de mi cuello y alargando un brazo para poder desatarme.
__________________________________________________________________________________
Bueno mis niñas!! Espero les guste el cap!! Realmente lamento no haber podido subirlo como habia prometido el viernes pasado, pero es que me enfermé y recien estoy saliendo de toda esa mierda...¬¬ odio estar enferma, pero bue...que se la va hacer...=/
Chicas!! Dejen coment!! Las kiero!! 
Se me cuidan sip?? besoos!!
Ally**

jueves, 23 de junio de 2011

 Bella POV
-¿Lista para comenzar el juego? -me susurró en el oído antes de morder sensualmente el lóbulo de mi oreja, haciendo que un gemido se escapara de mis labios.
-Claro que sí…-contesté mientras él comenzaba a bajar por mi cuello, lamiendo toda porción de piel existente.
Una de sus manos desabrochó mi sostén y lo arrojó por algún lugar de la habitación. Realmente no me importó donde había caído, y me importó menos cuando su boca atrapó uno de mis pezones y lo beso con rudeza mientras una de sus manos atendía el otro, y la otra mano bajaba por mi cuerpo. Su lengua se retorcía contra mi pezón, haciéndome gemir descontrolada.
Luego bajó por mi abdomen haciendo círculos con su lengua sobre mi piel. Sentí su respiración contra mi centro húmedo y palpitante que pedía a gritos atención. Pero él levantó la vista, me sonrió y volvió a mis labios. Su lengua me llenó por completo, irrumpiendo sin permiso en mi boca y saboreándola toda. Comencé a sentir cómo sus manos acariciaban mis brazos, levantándolos sobre mi cabeza mientras comenzaba a bajar por mi cuello, devuelta a mis pechos, los cuales lamió, mordió y atendió a ambos por igual. Él soltó mis brazos con la confianza de que allí los dejaría, y volvió a realizar el mismo camino hasta mi centro.
-Espero no te arrepientas…una vez que comience, ya no hay vuelta atrás…-dijo antes de tirar de mis bragas, rasgándolas y haciendo que un gritito sorprendido saliera de mis labios. Él rió orgulloso...
 _________________________________________________________________________________
Bueno mis niñas!! Les gusta?? Sigo?? Hare lo posible para traerlo listo para mañana!! =D
Besoos!! Se me cuidan!!
Ally**
Capitulo Diecinueve
Viaje
Bella POV
-¿Por que esa cara, Bells? –me preguntó Tiffany que estaba sentada a mi lado, en el avión que nos llevaría a Italia, Volterra- Intenta verle el lado positivo…-me dijo entusiasmada y con una sonrisa sincera. La miré fijamente y algo asustada.
¿Qué le ocurría? Sacudí mi cabeza antes de contestarle.
-Simplemente, no entiendo tu entusiasmo…-le conteste frunciendo el ceño confundida.
¿Desde cuando a ella le gustaba la idea de viajar a Volterra? No entendía sus repentinos cambios de humor. Primero, estaba que explotaba de la rabia por el hecho de que no nos habían dado más tiempo con nuestras respectivas familias, y luego, me pedía que viera el lado positivo de toda esa basura con entusiasmo. ¿Qué rayos ocurría allí? Había algo que ella no me había contado, y lo iba a descubrir.
-¿Entusiasmo? –me preguntó  haciéndose la tonta. Fruncí el seño enojada.
-No soy estúpida, Tiff –le dije seria- Anda, cuéntame. ¿Qué rayos ocurrió para que pienses de esa forma? –le pregunté ya cansada de sus rodeos.
-Pues, podríamos decir que Felix ayuda bastante a que olvide donde me encuentro…-dijo avergonzada bajando su mirada. Si hubiera sido humana, ella se habría sonrojado.
-¡Ajá! ¡Lo sabía! ¡Sabía que te habías acostado con Felix! –grité con una sonrisa en mi rostro haciendo que varios de otros vampiros que estaban en el avión se giraran a nosotras.
El mismo, aún no había despegado, ya que faltaban muchos de los vampiros que los Vulturis reclutaban. Por lo tanto, había que esperar a que llegaran.
-¡Sshh! –me chistó Tiff viendo como miraban los demás- ¡Deja de gritar! –me pidió agachando su cabeza detrás del asiento de adelante avergonzada. 
-¡Oh, vamos! Ya todos sabían eso…-dijo Dean, otro de nuestros amigos sentándose en los asientos de adelante.
-¡Dean! –dije antes de lanzarme a su cuello a abrazarlo.
-¡Hola, Bells! –me saludó sonriendo- ¿Cómo has estado? –me preguntó soltándome y sentándose en su asiento, pero dándose vuelta para poder mirarme mientras yo volvía a mi asiento.
Dean se había convertido en otro de mis amigos cuando un día, en el que nos encontrábamos en Italia, con Tiffany salimos de caza y él nos había seguido. A Dean le llamó mucho la atención nuestra forma de alimentarnos y no dudo en unírsenos al grupo de los “N.B.D.S.H.”, que quería decir “No bebedores de sangre humana”.  
-Sin comentarios –dije bajando mi mirada. Él suspiro frustrado.
-Entiendo, -fue lo único que dijo antes de cambiar de tema- ¿Se enteraron de la nueva? –nos preguntó entusiasmado.
-¿La nueva? –preguntó Tiff con el ceño fruncido, al igual que yo. Dean señaló hacia el fondo del avión.
Una niña, de unos 15-16 años, estaba sentada en los asientos del fondo mirando hacia el lado de afuera, concentrada en algo. La curiosidad me embargó, así que me concentré en su mente. En ella, se reproducían una y otra vez imágenes de ella con un chico. El novio, supuse. Pero su rostro era de dolor y rabia.
Me levanté de mi lugar bajo las miradas de confusión de Tiffany y Dean, y caminé hacia el fondo, en dirección a ella. No sabía el motivo por el cual quería hablar con ella, quizás era porque me hacía recordar a Nicole. No lo sabía con exactitud si era por eso, pero sí sabía que quería conocerla, ayudarla y aconsejarla. Estar con los Vulturis no era algo fácil, era mucho más difícil de lo que se podía llegar a imaginar y no quería que ella saliera mal de todo eso.
-Hola, -la saludé una vez que llegué a ella.
-Hola, -me saludó girando su atención hacia mí.
Sus ojos aún eran rojos, y su delicadeza al hablar, se podía notar a leguas lo nueva que era en todo esto.
-Me llamo Isabella, pero puedes decirme Bella –le dije extendiendo mi mano para saludarla. Ella miró mi mano dudosa- Anda, tómala, sin miedo –le dije con una sonrisa alentadora.
Ella me devolvió la sonrisa y tomó mi mano estrechándola. Tenía mucha fuerza, otro sinónimo de su condición como neófita. Pero a mí no me hizo nada, tenía hermanos recién convertidos, por lo tanto estaba acostumbrada a la fuerza. Nicole y Jaime a veces no la controlaban del todo.
-Soy Lena –dijo con una sonrisa y soltando mi mano.
-Es un placer, Lena –dije sin quitar de mi rostro la sonrisa. Eso la ayudaba a sentirse bien.
“¡Wow! Bella es muy bonita…” pensaba Lena sorprendida. Sonreí sin poder evitarlo, sus pensamientos eran halagadores. “Me encantaría que fuera mi amiga, pero, ¿quién querría ser amiga de la nueva?” pensó desanimadamente.
Su cara se apartó de mi mirada y se fue de nuevo hacia la ventana. Me sentí mal por ella, era tan niña y tan nueva en todo esto, que me daban ganas de matar al que sea que la haya transformado.
-¿Te importa si me siento? –le pregunté con una sonrisa aún en mi rostro. Ella se giró sorprendida hacia a mí mientras un brillo de esperanza aparecía detrás de esos ojos color rubí.
-C-claro que n-no…-tartamudeó sorprendida. Le sonreí más aún mientras me sentaba.     
El silencio se prolongo durante unos minutos, mientras ella no dejaba de mirarme sorprendida. Aún no se acostumbraba a la belleza que los de nuestra especie poseían. La miré de reojo con una sonrisa pícara en mi rostro. Cuando se dio cuenta, bajó la mirada avergonzada y tomo entre sus manos una pulsera que llevaba en su muñeca derecha.
-Linda pulsera…-comenté tratando de llamar su atención. Lena levantó su vista y me sonrió.
-Mi madre me la regalo para mi último cumpleaños como humana –dijo muy sabiamente.
Me sorprendió. Se supone que siendo neófito te olvidas de una cuantas cosas de tu vida anterior, ella sin embargo, lo explicó como si nada hubiera ocurrido.
-Lena, ¿cuántos tienes? –ella me miró confusa- Me refiero a tu edad como vampiro…-expliqué con una sonrisa.
“¿Bella quiere saber sobre mí? Esto es raro…” pensó Lena confundida.
-No me malinterpretes, solo quiero saber sobre ti, -le dije con una sonrisa amable y liberando un poco de calma por el lugar.
Ella suspiro al sentirla y sonrió cerrando sus ojos, dejándose llevar por ella. Ahora sí, estaba más que confundida.
-Creas oleadas de sentimientos…-dijo en un susurro con los ojos cerrados.
-Sí, -fue lo único que se me ocurrió contestar, estaba bastante confundida.
¿Cómo era que ella sabía sobre mi don? ¿Cómo era posible que recordara siendo tan joven en esta vida?
-Ya pasaron 8 meses desde que me transformaron –dijo Lena sacándome de mis pensamientos.
-Eres joven aún, -comenté mirando como aún estaba con los ojos cerrados disfrutando de la oleada. Ella asintió sonriendo sarcásticamente.
-Eso no pensó el vampiro que me transformo –dijo con esa sonrisa, pero pude detectar tristeza en su voz.
-¿Quién lo hizo? –le pregunté de golpe. Lena me miró sorprendida pero a la vez feliz.
“¡Aghj! ¡Bella, contrólate!” pensé para mis adentros.
-Lo siento…yo…-intenté disculparme pero ella me interrumpió con una gran sonrisa en su rostro.
-No, está bien, solo…-dijo dubitativa. Le sonreí infundiéndole valor- yo…quisiera…saber…
-¿Sí? –pregunté con curiosidad.
-Emmm... ¿en realidad te interesa mi historia? –me preguntó Lena con una mirada esperanzada.
 -Claro, cariño. Eres joven, yo soy la mayor aquí, por lo tanto puedes confiar en mí…-le dije con una sonrisa amable.
Ella se lanzó a mi cuello a abrazarme. La acción me dejó un tanto sorprendida al principio, pero luego le devolví el abrazo. Se notaba que estaba sola en todo esto, y necesitaría tanto de mi ayuda como la de los demás de mis amigos.
__________________________________________________________________________________
Chicas!! Espero les haya gustado estos dos caps que dejé por el dia de hoy...xD
Espero sus coments!! =P
Ally**
Capitulo Dieciocho
Último día
Bella POV
-Te vamos a extrañar…-dijo Eleazar abrazándome como despedida. Le devolví el abrazo con fuerza.
No podía creer que los días habían pasado tan rápido y ya tuviera que partir a mi maldito trabajo. Los rostros de todos los integrantes de mi familia eran de dolor y me rompían el alma, pero tenía que irme, por su bien.
-Yo igual, –le contesté suspirando cansada antes de soltarlo y alejarme- a todos…-aclaré con una sonrisa triste en mi rostro- Prometan que se cuidaran, ¿si? –les pedí mientras Josh se acercaba a mí con mi pequeña maleta en su mano. Todos asintieron tristes- Adiós, -dije antes de que comenzáramos a caminar con Josh hacia el bosque.
Él me iba a acompañar hacia la casa de Tiffany, solo para pasar un poco mas de tiempo conmigo. Caminamos en silencio, sin mirarnos, hasta casi sin respirar. Cuando él rompió con el silencio.
-¿Qué…le digo a los Cullen si preguntan por ti? –preguntó mirándome.
Medité la pregunta durante unos segundos. Si les llegaban a decir la verdad, no dudarían en irme a buscar, y no podía arriesgarlos de esa forma…sobre todo a…Edward.
-No les digas donde estoy, -contesté mirando mis pies mientras caminábamos- solo…diles que me fui a un viaje y que no sabes cuando volveré…
-No volverás tan pronto como nos gustaría, ¿cierto? –medio afirmó, medio preguntó Josh. Asentí triste y con desgana.
Escuché el bufido enojado de Josh. Levanté mi cabeza para verlo con los ojos cerrados, el ceño fruncido y las manos cerradas en puños. Gracias a la última acción, el manojo de mi maleta se partió, haciendo que la misma cayera al suelo. Prácticamente, el manojo, quedó hecho trizas, cenizas. Él reaccionó al sentir la “tierra” del manojo en sus manos.
-Lo siento, -se disculpó apenado viendo el desastre que había echo.
Josh se arrodilló en el suelo a levantar mis cosas, ya que la maleta se había abierto y había esparcido mis cosas por todos lados. Interrumpí sus acciones cuando me arrodillé en frente suyo y lo abracé con todas mis fuerzas, antes de comenzar a sollozar. Él me devolvió el abrazo con la misma intensidad.
-¡Como odio cuando tienes que irte! –protestó mi amado hermano.
-Igual yo…-le contesté separándome de él antes de que ambos empezáramos a reír, pero nuestra risa era débil, con tristeza.
Ayudé a Josh a levantar mis cosas, y una vez que estaban guardadas, nos levantamos y fuimos abrazados hasta la casa de Tiffany, quien nos esperaba en la puerta con la misma cara de tristeza y preocupación que la mía.
-Hola, cariño –me saludo con un abrazo y un beso en la mejilla. Sonreí en respuesta.
Tiffany tenía casi la misma edad que Eleazar, por lo tanto era mucho mayor que yo, pero aún así, nos llevábamos muy bien.
-Hola, Tiff –le saludó Josh. Ella le tendió su mano como saludo.
-Hola, Josh. Tanto tiempo…-comentó Tiffany con una sonrisa. Josh asintió con una sonrisa forzada.
-Iré adentro a prepararme –dijo Tiff antes de pegar media vuelta y meterse adentro de su casa.
-Hora de la despedida…-dijo Josh unos segundos después que Tiffany se fue.
-Josh, ¿puedo pedirte un favor? –le pregunté con tristeza.
-Sí, cariño, por supuesto –me contestó con amabilidad y dulzura.
-¿Le puedes dar esto a Edward? –le pregunté sacando un sobre de mis bolsillos y entregándoselo a él.
-Claro, preciosa –dijo recibiendo el sobre y guardándolo en su bolsillo.
Nos volvimos a fundir en un abrazo de despedida, antes de que él se girara y corriera camino al Instituto, ya que todos mis hermanos estarían allí, como mi visión me lo había mostrado. Solo esperaba que Edward, no reaccionara como mi visión me lo había mostrado, y eso dependía de mi carta...
*Flashback*
Luego de la discusión que tuvimos con Nicky, estaba en mi cuarto terminando de hacer mi maleta con desgana. No quería irme, no quería dejar a mi familia aquí, no quería dejar a Edward…
“Edward…” pensé suspirando mientras me sentaba en mi cama, relajándome un poco, cuando tuve una visión…

Mis hermanos llegaban al Instituto, luego de que yo me había ido a Volterra, cuando en el Instituto se encontraron con los Cullen.
-¡Hola! –saludó Alice muy animada- ¿Dónde está Bella? –preguntó con el ceño fruncido.
Edward, al ver que yo no estaba comenzó a preocuparse, y demasiado.
-Bella, -empezó Sophy a explicar- tuvo que irse a un viaje…-dijo con la cabeza baja.
-¿Un viaje? –preguntó Edward confundido.
-Sí, es algo difícil de explicar, -comenzó Jaime pero Josh lo interrumpió.
-Ella no volverá dentro de un largo tiempo, -dijo exasperado a Edward- pero cuando vuelva les dará las explicaciones que necesitan…-dijo a todos antes de soltar a Sophy, ya que estaban de la mano, e irse adentro del Instituto.
-Lo siento, -se disculpó Sophy antes de salir corriendo en dirección a donde se había ido Josh, seguida por Jaime y Nicole.
   -¿Vieron sus rostros? –preguntó Emmet preocupado.
-Sí, y voy a averiguar que ocurre…-dijo Edward antes de salir corriendo dirección a mi casa.
Cuando Edward, llegó a mi casa, le pidió explicaciones a Eleazar y Carmen, y ellos se las dieron. Ellos le contaron toda la verdad, y Edward no tardo en reaccionar demasiado preocupado y programar el viaje hacia Volterra.

Volví a la realidad. Sentí a mi corazon muerto como si estuviera latiendo a mil por hora, aunque fuera imposible.
“Edward no debe hacer eso, no debe saber…” pensé demasiado preocupada, cuando otra visión me atrapó…

-¿Qué haces aquí, Edward? –le pregunté cuando entré en el gran salón, donde siempre nos reuníamos todos los de la guardia de los Vulturi.
-Bella, -dijo antes de que Jane usara su don contra él.
-¡NO! –grité con todas mis fuerzas y con intención de correr hacia él, pero otros integrantes de la guardia me agarraron por atrás- ¡Suéltenme! –grité tratando de sacudírmelos de encima, pero era imposible, sobre todo gracias a Darren; su don era repeler cualquier don de otro vampiro, por lo tanto no podía si quiera pensar en usarlos.
-Lo lamento, mi querida Bella, pero él rompió con la armonía de mi hogar –dijo Aro haciendo seña a Jane para que continuara.
Edward no dejaba de retorcerse de dolor en el suelo, trataba de no gritar, pero era tanto el dolor que seguramente sentía, que no podía evitarlo.
-Ningún otro vampiro que ha entrado de esa forma aquí, a salido con vida…-dijo Cayo mirándome con desafío.
 Un gruñido feroz salió de mis labios en su dirección.
-Cayo, tiene razón –fue lo único que Marco dijo antes de hacer seña de muerte hacia Edward.
Aro suspiró con una sonrisa malvada en su rostro antes de hacerle seña a los vampiros que me tenían a mí para que me sacaran del lugar.
-¡NO! –medio grité, medio gruñí mientras ellos comenzaban a arrastrarme hacia fuera.
-B-bel…la…-alcanzó a decir Edward entre medio de los retorcijones de dolor mientras Aro comenzó a acercarse a él.
-¡EDWARD! –grité con todas mis fuerzas, pero fue en vano, Aro ya lo había matado.

-¡Nooo! –grité desesperada volviendo a la realidad.
Eso no podía ocurrir, eso no podía volverse realidad. Tomé apresurada una hoja y una lapicera y comencé a escribir una carta para Edward, esperando que la leyera e hiciera lo que le pedía.
*Fin del flasback*
_________________________________________________________________________________
Dejen coment!! ♥

lunes, 6 de junio de 2011

Cancion Portada: "Breathe me" de Sia
Summary: ¿Qué hubiera ocurrido si Bella no hubiera llegado a tiempo para salvar a Edward en Luna Nueva? ¿Podrá ella vivir sin el amor de su vida? ¿Qué ocurrirá cuando la persona menos pensada se convierta en la razón de su respirar?

Prefacio
“¿Dónde te has ido, amor mío? Que mi alma se ha ido contigo, dejándome aquí, sola, y sin el calor de tu amor…”
Breathe me
By Ally Cullen-Black
&.
Alice se acercó a su amiga y la tapó, arropándola como si fuera una niña indefensa, una niña pequeña. Ovillada en la cama, como cuando tiene miedo o frío. No pudo evitar compadecerse de su mejor amiga, dejando que un suspiro cansado saliera de su pecho. Isabella tenía su ceño fruncido, notándose lo cansada y triste que estaba a pesar de que estuviera dormida.
Una vez que Alice se cercioró de que Bella dormía profundamente, salió de la habitación, encontrándose con Emmet apoyado a la pared de enfrente con su rostro demacrado. Como el de cualquiera de la familia Cullen.
¿Cómo está? Preguntó el vampiro con apariencia de oso, con un tono tristón, saliéndose de la pared y acercándose a su hermana.
La pequeña duende se encogió de hombros con el mismo rostro demacrado. Destruida, Emm.
El enorme oso tomó su rostro entre sus manos tratando de ocultar esas ganas de vengar a toda costa lo que había ocurrido. Para que así, su adorada hermana humana pudiera estar mejor. No soportaba verla de aquella forma. En tan poco tiempo, Isabella se había convertido en su segunda mejor hermana, después de Alice. 
No creo que sea buena idea, Emmet. Dijo la pelinegra tensándose y reprendiendo la idea de su hermano.
Tranquila, lo sé. No pienso hacer nada. Es solo que…no soporto verla así, Alice. Dijo Emmet bajando su mirada.
Alice se acercó a él y lo envolvió en un abrazo que fue correspondido por el enorme vampiro.
Ni yo, Emm. Dijo Alice dejando que un sollozo saliera, ese que tanto había tratado de contener estando frente a Bella. Pero ahora es cuando debemos darle fuerzas, debemos cuidarla…Dijo ella convenciéndose así misma de que era fuerte, esa era la única forma de poder ayudar a su mejor amiga. Emmet asintió concordando.
Él pasó su brazo por los pequeños hombros de Alice y bajaron juntos hasta la sala donde estaban todos los Cullen presentes, excepto uno. Uno que ya no existía por todo un mal entendido.
Emmet soltó a Alice cuando Jasper la vio y le estiró sus brazos para que ella fuera, y una vez que estuvo allí, soltó todo ese llanto que intentaba contener y controlar. Pero casi todos los miembros de la familia, al menos los seis que quedaban, estaban de esa forma, tan tristes y desolados. Solo una persona yacía sin emoción alguna en su rostro, parada al lado del ventanal mirando a la nada.
Rosalie Cullen no sentía nada. Es más, no entendía por qué tanta tristeza. Él se lo había buscado, había sido Su decisión. Si Edward quería morir, su deseo ya se había cumplido.
¡¿Puedes dejar, aunque sea una vez en toda tu maldita existencia, de no pensar solamente en ti?!  Chilló Alice alejándose de su marido y gritando en dirección a Rosalie. La aludida se giró a su hermana adoptiva con expresión fría, dispuesta a contestarle, por lo que Carlisle se vio obligado a interferir.
Por favor, no es momento de pelear. Debemos discutir qué es lo que ocurrirá de ahora en más. Dijo mientras se sentaba en su lugar de siempre, en la cabecera de la larga mesa. A su derecha, se ubicaron Esme, Jasper y Alice; y a su izquierda, solía ir Edward, pero ahora solo estaban Emmet y Rosalie.
Carlisle suspiró triste. Su primogénito, su primer amigo, le hacía falta en ese momento.
No quiero que Bella se vaya, quiero que se quede. Dijo Alice atajante a cualquier comentario que Rosalie estuviera por decir.
Yo igual, ella nos necesita. Concordó Esme con su hija mientras tomaba la mano derecha de Carlisle, que estaba sobre la mesa.
Creo que sería lo mejor. Opinó Jasper tomando la mano de su esposa por encima de la mesa. Esa sería una de las formas en cerciorarnos de que no cometerá una locura.
Exacto. Dijo Emmet emocionado con sus dedos entrelazados sobre la mesa. Concuerdo con Jasper.
Una risa arrogante se escuchó al lado de Emmet. ¿Están todos hablando en serio? ¡Por favor! ¡Es una simple humana! Tarde o temprano terminará muriendo…Dijo la rubia antes de volver a reír.
Rosalie…Susurró Esme con un tono desaprobatorio.
¡Eres una egoísta! ¡¿Cuándo pensarás en alguien más que no seas tú?! Dijo Emmet poniéndose en pie y saliendo de aquella sala. Necesitaba estar solo, pensar, por lo que salió de la casa y corrió hacia el bosque.
¿En qué momento Su Rose se había vuelto tan fría, tan egoísta, tan mala? No entendía por qué era así, y no le gustaba. Emmet paró de correr cuando llegó a orillas del río que había por allí cerca. Sus manos cerradas en puños, su respiración agitada haciendo que su pecho se inflara y desinflara con rapidez, su ceño fruncido y la seriedad marcada en cada una de sus facciones… Por primera vez, Emmet Cullen estaba realmente molesto.
Emmet…Murmuró Rosalie apareciendo por atrás.
¿Qué te ocurrió? Le preguntó el enorme hombre girándose a su esposa. Su rostro estaba dolido y frío al mismo tiempo. La decisión que estaba por tomar no era fácil.
La rubia lo miró confundida. ¿A qué te refieres?
Rosalie, tú no eres la misma mujer con la que me casé…
Emmet…Dijo la rubia sorprendida por las palabras de su marido.
La mujer con la que yo me casé no pensaba solamente en ella, no era tan egoísta, no era mala…Escupió Emmet bajando su mirada y frunciendo el ceño con los ojos cerrados. Yo…no puedo más, Rosalie, no puedo estar con alguien que solamente piensa en sí. Y eso es exactamente lo que tú haces, en tu vida, solo eres , y . Se supone que somos una pareja, somos marido y mujer, somos dos en uno. Pero tú solo estás para ti…El pelinegro levantó la vista a la rubia, la cual lo miraba con furia.
Es por ella, ¿cierto? Dijo Rosalie cruzándose de brazos y con expresión fría en el rostro.
¡NO METAS A BELLA EN ESTO! ¡La del problema aquí eres tú! ¡Tú y tu estúpida adicción a ti misma! Dijo Emmet saliéndose de sus casillas.
Le molestó de sobremanera que ella metiera a Bella en el problema. No solo por todo lo que había ocurrido, sabiendo que ella estaba destrozada, sino también porque hacía ya tiempo, Emmet sentía algo especial por Bella. Algo, quizás, que iba más allá de una simple amistad…aunque él intentara reprimir ese sentimiento.
Rosalie, necesito estar solo. Dijo Emmet dándole la espalda a su ¿esposa? ¿Qué ocurriría de ahora en más? ¿Qué serían ellos de ahora en más?
La rubia resopló y se fue corriendo en dirección a la casa de los Cullen, dejando a Emmet solo en el bosque. ¿Por qué se había enojado tanto cuando Rose metió a Bella en el problema? ¿Qué era lo que él sentía por aquella humana? ¿Compasión por lo que había ocurrido? ¿Amistad? ¿Amor?
Ese último sentimiento lo dejó pensando. ¿Acaso él se había enamorado de Isabella? ¿Podría ser eso posible? Emmet se resignó ante todos los pensamientos que llenaban su mente mientras emprendía camino de vuelta a su casa.
Cuando llegó, una emocionada Alice corrió a abrazarlo. Él le devolvió el abrazo confundido.
Rosalie se fue. Dijo Carlisle demasiado tranquilo mientras el pequeño duende que tenía como hermana, alias Alice, le entregaba un sobre a Emmet. Él la miró sorprendido.
Léela. Atajó Alice antes de que Emmet preguntara algo.
El aludido abrió el sobre, en el cual una carta escrita con la perfecta caligrafía de Rosalie yacía doblada prolijamente. Emmet la desdobló y comenzó a leer.
“Emmet:
Estuve pensado mucho en nuestra discusión, y creo que tienes razón. Últimamente no hacía más que pensar en mí, hasta el punto de olvidarme de mi marido.
Por lo que he tomado la decisión de irme.
Solo quiero que seas feliz, y espero encuentres a esa persona que podrá amarte como yo no lo hice. Inclusive si es una humana. Ya hablé con Jasper, y él se encargará de los papeles del divorcio.
No te preocupes por mí, estaré en Alaska, con las Denali. Prometo volver a visitarlos, y espero que para ese entonces, seas muy feliz, como realmente te lo mereces.
Siempre te recordaré.
Rosalie.”
Emmet se quedó atónito luego de leer la carta. No podía creer cómo Rosalie había entrado en sí tan rápido, ya que ella era bastante orgullosa. Sin embargo, sus palabras lo habían dejado si habla.
Ya hablé con Jenks. Dijo Jasper levantándose del sofá y caminando hacia su hermano. ¿Te parece si mañana realizamos los trámites? Emmet asintió sin salir de su asombro.
Esme se levantó de su asiento y corrió a abrazar a su enorme hijo. No sé qué ocurrió, pero Rosalie volvió irreconocible. Antes de irse nos abrazó a cada uno con una sincera sonrisa en su rostro, parecía otra persona. Gracias…Susurró antes de besar en la mejilla a Emmet. Él aún no salía de su asombro. 
¡Emmet, reacciona! Gritó Alice golpeándolo en la cabeza ligero, para que volviera en sí.
El aludido sacudió su cabeza antes de que una sonrisa apareciera en su rostro. Esto…es raro. Comentó mirando la carta en su mano. Jasper sonrió. Él podía sentir la confusión y el alivio de Emmet. A pesar de que ya no estaría más con Rosalie, Emmet podría ser feliz como realmente se lo merecía.
¿Por qué no vas a ver cómo está Bella? Preguntó Alice sonriente hacia Emmet.
¿Aún no han ido a verla? Preguntó el grandulón casi ya llegando a la escalera.
Todos los presentes sonrieron, viendo cómo Emmet subía apresurado, cuando a Alice la llenó una visión.
Una Bella sonriente abrazaba a Emmet por el cuello, mientras éste le devolvía el abrazo tomándola por la cintura. Ambos sonreían melosos. Pero algo llamó totalmente la atención de Alice. Bella tenía ojos color rubí, y justo cuando en ese momento un rayo de luz solar los tocó, su piel brilló como una bola de discoteca, al igual que Emmet.
Alice volvió en sí y sonrió de oreja a oreja mientras comenzaba a saltar sentada en el sofá, donde en medio de la visión, Jasper la había colocado.
¿Qué, Alice? ¿Qué viste? Preguntó Esme emocionada por la alegría de Alice.
Emmet y Bella… ¡juntos! Susurró para que únicamente los tres vampiros que la rodeaban la escucharan. Jasper, Esme y Carlisle sonrieron alegres.
Al parecer, al final de toda esta tragedia, algo bueno ocurriría. Al menos, ambos tendrían un final feliz.

¡Ja! Parece un cap más que un prefacio, pero me gusto como quedo... :)
Espero que a ustedes también. :) Lo tenía pensado subir una vez que terminara Mi segunda vida, pero no pude contenerme... ;)
Este fic es mas como una compensación por haber cambiado hace mucho el fic de "Relaciones Prohibidas", ¿se acuerdan? ;) Así que, espero les guste este Bella/Emmet. ((Para las que aun no lo captaron, sí, este fic es Bella-Emmet))
Bueno, dejen sus opiniones, ¡¿sip?! :D
¡Las amo!
Peace. Out.
Ally C-B.
 
© 2012. Design by Main-Blogger - Blogger Template and Blogging Stuff