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lunes, 18 de julio de 2011

Bella POV
-Cógeme, Daniel -dije cuando me separé un poco de él, pero dejando que nuestros labios se rozaran- ¡Cógeme ya!
Él gruñó antes de hacerme sentar de golpe sobre su erección, penetrándome profundo. Gemí su nombre alto echando mi cabeza hacia atrás y encajando mis uñas en sus hombros. Daniel volvió a gruñir ante el agarre de mis uñas en su piel antes de llevar sus labios a mi cuello mientras yo volvía a ponerme derecha.
-Tan malditamente mojada… ¡Ugh! Tan malditamente estrecha… malditamente perfecta -gimió contra la piel de mi cuello mientras yo movía mis caderas en círculos. Sus palabras solo hicieron que me excitara aún más si es que era posible.
-Mierda -gemí cuando tomó mis caderas con sus manos y comenzó a hacerme saltar sobre él.
Luego, entre medio de las embestidas, fue bajando sus manos hasta mis nalgas, para luego meter su dedo corazón en mi ano haciéndome ver distintos colores cada vez que cerraba mis ojos por el placer.
-Mmmm, muero por darte fuerte y duro por allí…-gimió en mi oído haciendo círculos con su dedo en mi ano mientras yo no dejaba de montarlo.
-¡Puta madre! ¡Siiii! -grité completamente ida por el placer cuando bajó su rostro hasta tomar uno de mis pechos en su boca; y lamer desesperado mi pezón.
-Oh, sí, nena -gimió alejándose y soplándolo- No tienes…¡Ugh!…idea cuánto te extrañé estos días -dijo antes de morder con fuerza mi pezón justo cuando me penetraba de golpe con su miembro y su dedo en mi ano. Gemí con fuerzas, podía sentir cómo las gotas de sudor caían por mis sienes.
-Eres…un maldito…masoquista -logré terminar la oración mientras seguía cabalgándolo.
Ya no aguantaba más, sentía cómo todo se arremolinaba en mi bajo vientre, cómo algo luchaba por explotar.
Daniel volvió a tomar mis labios entre los suyos con fuerza mientras rozaba su punta contra mi clítoris. El gemido que se me escapó ante el roce se perdió en su boca mientras nuestras lenguas luchaban en una guerra por dominar el lugar del otro. 
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Woow!! Y?? Que me dicen?? Gusta?? =D
Dejen coment!! Las kiero!! 
Ally**
Advertencia: Este cap contiene lenguaje fuerte y escenas sexuales muy explícitas. Tema: Dominacion y Sumision. Si nos les gusta, retrocedan!!! No me hago responsable bajo advertencia...
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Capitulo Ocho
Pain and pleasure-Parte Uno
Bella POV
-Vamos, Bella. Te lo suplico… ¡CONTESTA EL MALDITO TELÉFONO! -gritó alguien a lo lejos. Abrí mis ojos lentamente intenté levantarme, pero la fuerte punzada que se produjo en mi cabeza hizo que volviera al suelo. ¡Puta Madre! ¡Dolía como los mil demonios!
-¡¡ISABELLA MARIE SWAN!! ¡CONTESTA EL PUTO TELEFENO SI NO QUIERES MORIR JOVEN! -volvió a gritar la inconfundible voz de Alice, solo que esta vez la escuché un poco más cerca- Es un caso perdido, ¡no contesta! -chilló Alice a alguien del otro lado de la línea antes de cortar.
Me decidí por volver a intentar levantarme, y lo logré, con dificultad pero lo hice. Y una vez que lo hice, todo se me cayó encima, el dolor y la repulsión se mezclaron, y lo sentí subir. Allí venía el vómito. Corrí hacia el baño, me arrodillé frente al retrete y evacué todo dentro de él mientras muecas de repugnancia se prolongaban en mi rostro. ¡Diablos!
Devilbella: -¡Sigues viva! -dijo apareciendo- ¡¡Puaj!! ¡Malditos efectos secundarios! -protestó con muecas de asco en el rostro.
Ángelbella: -Bueno, por esta vez, no voy a decir “te lo dije” -dijo con las mismas muecas de Devilbella.
Devilbella: -Vete al cielo…-dijo sacándole la lengua.
Ángelbella: -Idiota, -le respondió con la misma acción.
Me puse de pie una vez que estuve segura de que el vómito no volvería, abrí el grifo del agua, lavé mi cara y mis dientes, intentando que el asqueroso sabor del vómito se fuera.
Levanté mi mirada al espejo, y la cabrona con cara de muerta que me devolvió el reflejo no se parecía a mí. Con todo el cabello enmarañado, bolsas oscuras debajo de los ojos, los cuales estaban rojos, labios hinchados, como si recién hubiera terminado de tener sexo con alguien.
¡Ja, que divertido!
Me saqué le lengua a mí misma antes de girarme y encender la ducha. Fui a mi habitación a buscar mi ropa, y volví al baño a bañarme. Pero solo consistió en colocarme en cuclillas y dejar que el agua cayera sobre mi espalda, esperando que así se me fuera un poco el efecto de los caramelos. Luego de que me sentí mejor, me levanté y terminé de ducharme. Salí y me sequé con la toalla para poder cambiarme. Me vestí únicamente con unas bragas blancas con enorme corazón rojo dibujado en la parte trasera y uno pequeño adelante, a un costado de mi cadera; un sostén a juego, y una musculosa blanca que llegaba unos centímetros por arriba de mis bragas. Estupendamente cómoda.
Estaba ya vestida, en frente del espejo del baño peinándome, cuando escuché el teléfono sonar. Lo pasé por alto y me dirigí a mi habitación, a tomar otro de mis caramelos. Los vi allí esparcidos por mi cama, por lo que los guardé pero dejando tres afuera, los cuales tomé a todos juntos.
-¿Hola?....... ¡Loco! Deja un mensaje…-reí ante mi voz grabada que sonaba cuando iban a dejar un mensaje.
-Bella, ¿estás allí? -preguntó la preocupada voz de Alice- Por favor, contesta…-pidió con súplica. No me gustaba oírla así, pero no quería atender, escuchar o hablar con alguien. Necesitaba estar sola.
Devilbella: -Espero que estés hablando de humanos únicamente…-dijo con voz amenazadora.
Ángelbella: -¡Déjala en paz! ¿Qué no ves que no se encuentra bien? -dijo reprendiéndola.
“¡Gracias!” pensé. Ambas bufaron por mis pensamientos.
Alice siguió insistiendo en el teléfono mientras yo me hacía de oídos sordos. Encendí el equipo de música, donde comenzó a sonar mi canción favorita: Lady Marmalade de Christina Aguilera y otras artistas. Bajé las escaleras mientras movía mis caderas al son de la canción. Fui hacia la cocina en busca de algo para desayunar. Comí cereales y exprimí unas naranjas para hacer jugo. Muy nutritivo.
Mientras comía, el teléfono seguía sonando, y cuando los mandaba al buzón de mensajes, siempre era Alice, pidiéndome que contestara. Cuando terminé mi desayuno, dejé todo en el lavaplatos y fui a mi habitación a cambiarme. Salir a correr me iba a ayudar a aclarar mis pensamientos. Llegué a mi habitación, y el teléfono volvió a sonar. Resoplé molesta mientras lo tomé y contesté.
-¡ALICE! Estoy bien, ¿sí? ¡No necesitas torturarme con tus llamados cada dos minutos! -grité molesta y cansada de su persistencia. Pero esa era una de las características de Alice, y aún así la quería.
Escuché una risa burlona del otro lado. -Lamento desilusionarte, pero no soy Alice…-dijo la masculina voz de Edward.
Ángelbella: -¡Oh, Dios Mío! -dijo casi derritiéndose.
Devilbella: -¡Oh, demonios! ¡Y tú le gritaste, y lo confundiste con Alice! -dijo ocultando su rostro entre sus manos.
-Oh…-fue lo único que salió de mis labios en contestación.
Ángelbella y Devilbella: -¡¿Es lo mejor que se te ocurre?! -me gritaron ambas desesperadas.
“¡Cállense! ¡No me están ayudando!” pensé sacudiendo mi cabeza. 
Él volvió a reír. -¿Cómo se encuentra Mi “Chica atrevida”? -dijo con tono sexy que hicieron a mis piernas flaquear.
Ángelbella suspiró ensoñadora.
Devilbella: -¡¡Su… dijo SU Chica atrevida!! -dijo saltando ansiosa.
Reí estúpidamente.
-Estoy bien, gracias, Edward -dije su nombre lo más sensual que pude. Lo oí suspirar.
-¿Por qué no atendías? -preguntó más serio.
-No tenía ganas -contesté sinceramente recostándome sobre mi cama.
-Cuánta sinceridad…-dijo con ironía. Reí divertida.
-Cariño, esas es una de mis características -dije entre medio de la risa. Justo en ese momento sonó el timbre- Ups, lo siento, debo irme -dije cortando el teléfono, sin si quiera dejar que me saludara.
Bajé rápido las escaleras y abrí la puerta de un tirón, sin importarme cómo estaba vestida. Me paralicé cuando lo vi.
-¿Qué ha…-no terminé de preguntar que me tomó por la cintura, empujándome hacia adentro, y cerrando la puerta con su pie.
Me apoyó contra la pared más cercana, tomando mis muñecas por encima de mi cabeza con una de sus manos, y colocando su rodilla entre medio de mis piernas, para de esa forma, sostenerme en el aire mientras que rodeaba mi cintura, pegándome a su cuerpo, con el brazo que le quedaba libre.
-Te extrañé, nena -susurró Daniel en mi oído, haciendo que mis bellos se erizaran. ¡Demonios! ¡¿Por qué mierda me excitaba que hiciera eso sabiendo que era un maldito abusador y el novio de mi madre?!
-I-Imbécil…-dije jadeante gracias a que comenzó a bajar por mi cuello, lamiéndolo y mordiéndolo ligeramente.
Ángelbella: -No logras nada, insultándolo…-dijo reprobatoriamente suspirando de placer.
Devilbella: -Insúltalo todo lo que quieras, pero el muy maldito sabe llevarnos al orgasmo…-dijo mordiendo su labio inferior dejándose llevar.
Y por más que lo odiara, Devilbella tenía razón. A pesar de que lo odiara con toda mi alma, él sabía cómo me gustaba el sexo, él sabía hacerme llegar a la cima y pedirle más, si es que fuera posible…
-Como extrañaba esa boca tan sucia y atrevida…-dijo mordiendo su labio mirando los míos entreabiertos, de los cuales salió un gemido reprimido por sus palabras.
Tomó mi labio inferior con sus dientes y lo mordió con fuerza, mientras que hacía a un lado mis bragas y me penetraba con dos de sus dedos. Un grito de dolor y placer salió de lo más profundo de mí ser, mientras escalofríos del mismo sentimiento viajaban por las venas de mi cuerpo. Soltó mi labio y comenzó a mover sus dedos en círculos, haciendo que jadeara descontrolada.
-Siempre tan estrecha…tan lista…tan húmeda para mí…-dijo con voz ronca en mi oído antes de morder el lóbulo de mi oreja.
Ángelbella: -Oh, Santo Dios…-gimió.
Devilbella: -¡Ughj! ¡Puta Madre! Mal nacido que sabe cómo darnos placer…-gimió.
-Ughj…Da-Daniel…ya…yo…no…no… ¡Diablos! -jadeé arqueándome al sentir sus dedos salir y entrar en mí con rapidez. Él rió triunfante.
-Sé que no puedes resistirte -dijo pasando su lengua desde mi clavícula, pasando por mi garganta y mi mentón, hasta atrapar mi labio inferior entre los suyos, el cual lamió y mordió al mismo tiempo. Gemí con fuerza- Déjate llevar, cariño -susurró una vez que soltó mi labio.
Ángelbella: -Dios, perdóname, pero me rindo…-gimió rindiéndose.
Devilbella: -¡Demonios! No lo resisto, ¡necesito más! -gimió entregándose.
-¡Joder! -medio grité-gemí al sentir sus dedos tocar mi punto débil en mi interior. El sonrió arrogante- Maldigo tus putos dedos…-jadeé dejándome llevar. Me rendí, no lo aguanté más.
-Hermosa y tentadora boca sucia…-dijo antes de penetrar con su lengua mi boca con furia mientras sacaba sus dedos de mi interior, haciendo que un gemido se perdiera en su boca, y soltaba mis manos para poder tomarme por la cintura para cargarme. Rodeé con mis piernas su cintura, correspondiéndole al beso.
Él conocía la casa de Charlie a la perfección, por lo que no necesitó indicaciones para llegar a mi habitación. Cuando llegó, me recostó sobre mi cama antes de sacarse su camiseta, dejándome contemplar su torso lleno de abdominales bien marcados; desprender su pantalón, quitarse sus zapatos, y luego recostarse sobre mí, volviendo a atacar mis labios. Daniel era diez años mayor que yo, pero aún así, aparentaba más joven ya que su físico tan cuidado y su rostro varonil hacían babear a toda la población femenina de cualquier lugar y edad. Maldito Casanova profesional.
Rápidamente, me quitó la musculosa blanca y el sostén que llevaba puesto. Me arrancó de un tirón las bragas y abrió mis piernas bruscamente. Mi respiración era acelerada y salía a jadeos, gracias a la brusquedad de sus movimientos, de su desesperación… ¡estaba volviéndome loca! Su lengua se deslizó por mi vientre, pasando a mis caderas, y todo el alrededor de mi centro, haciendo que mis caderas se levantaran instintivamente hacia él mientras el muy idiota me miraba con picardía y una puta sonrisa pervertida que me derretía.
-Extrañaba poder hacer esto contigo…-dijo con la voz muy ronca antes de perderse entre mis piernas.
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Waa!! Me encanto este cap....y el que viene, ¡Uff! 
¡¡Siiii!! Mi "Daniel" es Ian Somerhalder!!!! ♥ Y chicas, imagínenselo todo así malito... (me hiperventilo) Les voy a dejar un adelanto del que viene para que no se me enojen, ;) 
Dejen Coment!! Las kiero!!!
Ally**

viernes, 15 de julio de 2011

Capitulo Siete
Recuerdos-Parte uno
Bella POV
-Hablamos luego, Emm -grité mientras corría hacia dentro del Instituto, ya que nuestra charla nos había llevado más del tiempo debido, y estábamos llegando tarde. A él pareció no importarle, ya que estaba en su último año.
-De acuerdo -me devolvió el grito.
Corrí lo más rápido que mis piernas me permitieron a mi primera clase: Ballet. Ingresé en el vestuario y me cambié, luego fui al salón, donde ya todas estaban reunidas.
-Lo siento, -me disculpé cuando las profesoras me miraron reprobatoriamente. Ellas lo pasaron por alto y la clase comenzó.
-Bueno, empecemos. Cada una a un extremo de las barandas -dijo la profesora antes de que todas comenzaran a correr ubicándose donde lo habían indicado. Me giré buscando a mis amigas, y vi a Alice con su espléndida sonrisa llamándome para que me ubicara delante de ella, y a Rosalie detrás con expresión resentida y seria. Fui con una sonrisa intentando disimular el nerviosismo.
Una vez todas ubicadas, la profesora comenzó: -¿Listas? Y uno, y dos, y tres, y cuatro, y arriba… De nuevo…
-¿Qué ocurrió anoche? -me preguntó desde atrás Alice mientras hacíamos los clásicos pasos de ballet con la música.
-¿A qué te refieres? -le pregunté haciéndome la tonta. Sí sabía a qué se refería.
Y las voces en mi cabeza comenzaron a hablar. Mi conciencia, que solo aparecía cuando estaba drogada o borracha, y muy pocas veces lo hacían cuando estaba “normal”.
Ángelbella: -Ups, nos descubrió. Te dije que sería malo…-me reprendió el angelito, o mejor dicho “la angelita”, que cada vez que aparecía, se sentaba en mi hombro derecho. Ella estaba vestida con un adorable vestido blanco que llegaba hasta unos centímetros por arriba de mis rodillas, sus pies descalzos, y como siempre, la fina aureola encima de su cabeza. Su pelo caoba caía en cascada por su espalda.
Devilbella: -¡Ahí sí tú! Sigue haciéndote la tonta, picarona…-dijo ‘la demonia’ que se sentaba en mi hombro izquierdo guiñándome un ojo. Ella estaba vestida con un sexy vestido rojo, escotado y demasiado corto, y unos tacos, también rojos, de muerte. Unos pequeños cuernitos salían del costado de su cabeza.
-Anoche, Emmet no volvió a casa -dijo Alice seria. Tragué en seco. ¿Cómo se supone que le iba a decir “Sí, me acosé con tu hermano que apenas lo conocí ayer”? Sí, claro. Y me decían estúpida.
Ángelbella: -Mmm…tienes razón…-concordó conmigo mi angelita.
Devilbella: -Buen punto. ¡MIENTE! -me gritó mi demonia preocupada.
-Tranquila, no me molestaría si es que algo hubiera ocurrido, es su vida. Solo me preocupa Rosalie…-dijo Alice sinceramente.
Ángelbella: -Oh-oh… Creo que hiciste algo muy malo, Isabella -me reprendió Ángella.
Devilbella: -¡Perra! ¡Sabías que a Rosalie le gustaba! -me gritó Devilla- Repito: ¡MIENTE! -dijo asintiendo.
Le hice caso, otra no me quedaba. No iba a decirle que me había acostado con Emmet, sabiendo que Rosalie escuchaba.
-Es que no ocurrió nada -mentí girándome a Alice y Rosalie, que estaba detrás de ella escuchando todo, cuando las profesoras salieron del salón cortando todo, ya que el director las había llamado- Anoche, Emmet me llevó a mi casa y dijo que tenía que irse a otro lugar. Nos despedimos y se fue. No ocurrió nada -creo que en ese momento gané el premio a la “Mejor mentirosa”.
Ángelbella: -Mmmm, esto no terminará bien…-dijo ocultando su rostro entre sus manos.
Devilbella: -¡¿Ganaste?! Yo creo que eres campeona, hermana -dijo riendo sarcástica.
¡Oh, genial! Se suponía que ellas estarían de mi lado…
Ángelbella: -Oh, sí, ¡pero tú nunca me escuchas! Siempre la escuchas a ella -dijo señalando con desprecio a Devilbella.
Devilbella: -Entonces, ¡ríndete, cariño! -le contestó sacándole la lengua.
Ángelbella: -¡¡NUNCA!! -gritó.
¡¡YAA!! Aghj, como odiaba cuando se peleaban así. Comenzaba a sentir jaqueca.   
Alice y Rosalie me sonrieron, y la clase continuó mejor. Cuando terminó, las tres fuimos al vestuario riendo. Luego de vestirnos, fuimos a la cafetería a desayunar.
-Vayan, yo las sigo luego -dije desviándome hacia mi casillero a buscar mis libros para la clase que seguía luego del desayuno.
-De acuerdo -contestaron ambas y siguieron su camino mientras que yo el mío.
Pero antes de llegar, escuché las voces de mis dioses y la de Emmet, por lo que no pude evitar acercarme hasta ellos a escondidas.
Ángelbella: -Esto terminará mal, cariño. ¡Vuélvete! -dijo preocupada.
Devilbella: -¡Oh, vamos! Solo serán unos segundos. Yo quiero saber más de esos dioses…-dijo sonriéndome. Yo también quería.
Ángelbella: -¡¿A quién quiero mentir?! Yo también quiero…-se dio por vencida suspirando. Sonreí para mis adentros.
-Emmet, sabemos que te acostaste con Isabella -dijo el rubio cruzándose de brazos mientras que el cobrizo estaba apoyado perezosamente contra los casilleros.
Devilbella: -Ughj, se ve tan sexy con esa mirada de malo…-dijo mordiendo su labio inferior.
Ángelbella suspiró.
-¡No sean idiotas! Claro que no -contestó Emmet cruzándose de brazos. Tenía que ayudarlo.
-Emmet, los seguimos -dijo el cobrizo serio.
Ángelbella: -Oh, oh…-dijo perpleja.
Devilbella: -¡Oh, mierda! -dijo sorprendida.
Sentí mis piernas flaquear ante la confesión de Jasper. Adios a la posible ayuda… ¡Puta madre!
-Okey, está bien. Lo hice, ¿y cuál es el problema? -contestó Emmet sin sentirse cohibido.
-¿Cuál es el problema? -repitió Edward antes de soltar una risa seca.
-Ella es nuestra, Emmet -contestó Jasper firme. Me paralicé.
Devilbella: -¡¡¿¿Qué demonios??!! -gritó con la mandíbula por el suelo, metafóricamente.
Ángelbella: -Oh. Mi. Dios. -dijo con los ojos abiertos como platos- ¿Dijo lo que mis oídos oyeron?
Devilbella: -No, él hablaba de la abuela…-contestó sarcásticamente. Ángella la miró enojada.
¿Conocen ese dicho que dice: “La curiosidad mató al gato”? Así me sentí cuando sentí una manos tomarme por la cintura, y con fuerza, pegarme contra los casilleros. Un gritito se me escapó por la sorpresa.
-Hola, Bells -dijo Félix con su boca muy cerca de la mía.
Ángelbella: -Oh, genial. Gracias, Dios. Lo que nos hacía falta…-dijo cruzándose de brazos.
Devilbella: -¡Puta madre! ¡¿Quién mandó a este imbécil!? -dijo casi matándolo con la mirada.
Me hubiera gustado que él pudiera verla, creo que saldría corriendo con una de esas miradas.
-¿Qué quieres, idiota? -le pregunté con desprecio.
-Woow, ayer no dijiste eso cuando me besaste -dijo colocando su mano en mi cintura y apoyando su antebrazo contra los casilleros al lado de mi cabeza. Intenté quitar su mano de mi cintura, pero el muy imbécil tenía fuerza.
-¡Ja! ¿En serio creíste que te besé porque me gustas? No seas idiota, Félix -dije soltando una risa sarcástica- Fuiste muy audaz para abusar de mí, ¿pero no lo eres para reconocer una venganza?
-Oh, cariño, me quedó bien en claro lo que hiciste -dijo antes de robarme un beso.
-¡Eres un imbécil! -dije intentando pegarle una abofeteada, pero su mano tomó mi muñeca y me volvió a aventar contra los casilleros.
-¿Te gustaría volver a recordar viejos tiempos? De seguro quieres saber lo que ocurrió aquella noche, ¿o no? -preguntó con su rostro demasiado cerca del mío.
Mi respiración comenzó a acelerarse, al igual que el palpitar de mi corazón. Maldito hijo de puta. Deseaba con todas mis fuerzas poder recordar aquella noche, pero al mismo tiempo, una parte de mí no quería hacerlo, me decía que no sería bueno.
-Tomaré ese silencio como un sí -dijo volviendo a acercar su boca de nuevo contra la mía, y volver a besarme. Imbécil- Esa noche estabas completamente ida, era tu primera vez volando…-fruncí el ceño moviendo mi cabeza, intentado no escuchar. Su mano me detuvo tomándome por la barbilla- No tienes idea lo que disfruté tocándote, lamiéndote, corrompiendo a la inocente Isabella Swan, mientras tú te morías de placer debajo de mi cuerpo.
-Basta, por favor…-pedí, supliqué mientras las lágrimas se me escapaban. No quería seguir escuchando, no me hacía bien.
-No, no, no, cariño. Mereces saber la verdad -dijo limpiando una de mis lágrimas con su pulgar. Repulsión, era todo lo que sentía aparte de dolor- ¿Sabes que fue lo mejor de todo? -preguntó antes de sonreír abiertamente mientras yo sentía una profunda punzada en el pecho y cerraba mis ojos- Que luego de haberte cogido como se me dio la gana, me gané quinientos dólares -abrí mis ojos sorprendida- Sí, cielo, fue una apuesta.
Sentí mi cuerpo perder las fuerzas, y mi mente volar a ese momento.
Recordaba, muy borroso, cómo Félix se vestía y hablaba con alguien.
-Maldito suertudo -dijo Demetri su hermano mirándome con hambre. Yo estaba toda enredada en las sábanas de aquella habitación morada, desnuda y completamente drogada.
-Una apuesta es una apuesta -dijo Félix antes de que otra persona, que no reconocía, que estaba al lado de Demetri, le dio un fajo de billetes.
Volví a mí cuando escuché un grito que hizo que Félix me soltara y se alejara.
-¡¡Maldito hijo de puta!! -gritó Edward antes de abalanzarse sobre Félix y comenzar a golpearlo una vez que cayeron al suelo.
-¡Edward! -gritó Jasper corriendo hacia él- ¡Vamos, hombre! ¡Dale más duro! -le alentó comenzando a darle patadas al cuerpo derribado de Félix que estaba debajo del de Edward.
-¡Pendejos! -corrió Emmet intentando apartar a su hermano y a su amigo del magullado Félix- ¡Déjenlo! ¡Recuerden dónde estamos!
Cuando Emmet los pudo separar, Félix se levantó lento y con dificultad. Y una vez que estuvo sobre sus pies, Emm se giró hacia él y le dio un puñetazo en el rostro, tirándolo otra vez al suelo.
-Eso es por ser un mal nacido, imbécil -dijo dejándolo en el suelo. Mis tres protectores se giraron hacia mí, mirándome con lástima. ¡Como los odié en ese momento!
No me gustaba que me miraran de esa forma, lo odiaba, sin importar de quien viniera. Me levanté del suelo, ya que cuando Félix se había apartado de mí, mis piernas me traicionaron, y salí corriendo; como lo hice aquella mañana, como alma que lleva el diablo. Las malditas lágrimas se deslizaban por mis mejillas, sentí mi pecho contraerse por el dolor, y una repulsión en mi estómago, que me hacían dar ganas de vomitar.
-¡Bella! -escuché el grito de mis dos dioses, pero no me giré, solo corrí más rápido.
Correr. Era lo único que podía hacer en ese momento, y parecía ser la única solución. Corría hacia mi casa, aunque quedara lejos. Me importaba una mierda el Instituto, no podía seguir allí adentro, me sentía…asfixiada. A veces, mientras corría, mis piernas volvían a traicionarme, haciendo que cayera al suelo y mis rodillas se rasparan, al igual que mis manos y codos. Todo era una mierda. Deseaba tanto irme lejos, muy lejos. Y sabía qué podría ayudarme.
Entré a mi casa, cerré con fuerza la puerta de la entrada a mis espaldas, y corrí a mi habitación. Busqué dentro de mi mesita de noche la cajita donde yo guardaba mis caramelos, y una vez que la encontré, los esparcí por toda mi cama.
Ángelbella: -Generalmente, no estaría de acuerdo con lo que vas a hacer, pero esta es una excepción…-dijo antes de besar mi mejilla derecha y desaparecer.
Devilbella: -Solo intenta no matarte. Aunque todo sea una mierda, me divierto contigo…-dijo antes de hacer lo mismo que Ángella, besar mi mejilla izquierda y desaparecer.
Tomé dos o tres en mis manos, y las tomé a todas juntas mientras mis lágrimas seguían saliendo. Y repetí la acción varias veces. Luego me recosté sobre el suelo, mirando al techo, que comenzaba a verse borroso y empezaba a girar. Cerré mis ojos dejándome llevar por algo que me tiraba. Si amanecía viva, sería un milagro.
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O.O ¿¿Que pasara?? jijiji... ;) Espero que les haya gustado mis niñas!! Ya adelante como dos caps mas!! Estoy felizz!!!!!!!!!! Wii!! xD
Bueno, me calmo.... Ahor si, les agradesco a todas por seguirme! LAS AMOO!!! ♥
Besoos!! Se me cuidan!!
Ally**
Veintiuno
Trabajo 
Bella POV
 -Hola, mis queridos amigos, es un placer verlos a todos de nuevo –dijo Aro levantándose de su asiento y caminando hacia nosotros con esa sonrisa tan falsa propia de él- Veo que hay una nueva integrante –dijo mirando a Lena una vez que todos nos quitamos las capuchas.
Lena tomó rápido mi mano y medio se escondió detrás de mí. Aro me miró con una sonrisa.
-También veo que hay un fuerte lazo entre ustedes –dijo Aro dirigiéndose a mí. Asentí con una sonrisa falsa.
-¿Cómo es tu nombre, pequeña? –le preguntó Aro a Lena. Ella se escondió un poco más detrás de mí.
La miré y le hice seña a que hablara, si seguía escondiéndose de esa forma nos perjudicaría a ambas.
-Soy Lena, -contestó débilmente. Aro me miró sonriendo pero en sus ojos había enojo.
Él no toleraba esa clase de actitudes, por lo tanto la idea de que ella conociera a Jane cruzó por su mente.
-No es realmente necesario, Aro –dije interrumpiendo sus pensamientos- Ella es nueva, dale tiempo, aún no se acostumbra –le dije esperando que algo de piedad apareciera en su persona.
Él me miró confundido, pero con una sonrisa. Aro no entendía porque la protegía, si luego de que termináramos nuestro trabajo no la volvería a ver hasta la próxima vez que nos reclutaran.
En eso, una visión me lleno. En la visión, Lena estaba conmigo, rodeada de toda mi familia. Todos sonreíamos felices mirando a Lena. Cuando volví a la realidad, traté de aparentar que nada había ocurrido, pero Aro se había dado cuenta.
Él se acercó a mí y estiró su mano, dándome a entender que quería ver lo que yo había visto. Resoplando le di mi mano, otra no me quedaba. Una vez que Aro terminó de ver lo que tenía que ver, soltó mi mano y sonrió falsamente.
-Cada día eres más poderosa, Bella –dijo caminando de un lado hacia otro. “¡Genial, ahora ni muerta me dejara ser libre!” pensé rezongando. Le devolví la misma sonrisa falsa. Él suspiró antes de volver a hablar- Bueno, ya es momento de que vayan a practicar antes de partir hacia sus deberes –dijo mientras todos se giraban hacia la puerta, para ir hacia el salón de entrenamiento, incluyéndonos a Lena y a mí. 

-¿Estas listo para perder, Dean? –le preguntó Tiffany a Dean mientras se agazapaban al mismo tiempo, listos para comenzar con el entrenamiento. Él le sonrió pícaramente antes de correr hacia ella y la lucha comenzara.
Lena observaba todo a su alrededor, sentada a mi lado, a un costado del salón, mientras comentábamos las distintas peleas. Nosotras ya habíamos practicado bastante y ella estaba un poco cansada, o al menos eso me decían sus ojos, por eso decidí descansar un rato. Ella era bastante buena en la lucha, sabía defenderse bastante bien.
Ambas estábamos riendo sobre un comentario que yo había echo sobre la lucha entre Dean y Tiff, cuando ella se quedó mirando fijamente a la entrada del salón con cara de terror. Seguí su mirada para encontrarme con Darren en la puerta.
“¡Bella! ¡Es él!” me gritó Lena por su mente. Me giré a mirarla con el ceño fruncido, confundida. “¡Él, es el otro vampiro que estaba cuando me transformaron!” me gritó desesperada.
Según ella, el día que se había acostado con el vampiro que la terminó transformando, había otro, y que ese también había abusado de ella antes de ser transformada. Muchas veces ella escuchaba como discutían entre ellos, a pesar de estar sedada y drogada, por el motivo de si la convertían o no.
La miré estupefacta antes de volver mi mirada a Darren y ver como él miraba a Lena sorprendido y algo enojado. Su mirada bajó a nuestras manos unidas y luego a mí. Le enseñé mis dientes, dándole a entender que no se metiera con ella. Me rebajó antes de girarse y salir del salón.
Lena saltó a mi cuello, abrazándome mientras temblaba de miedo. Le devolví el abrazo mientras acariciaba su cabello intentando calmarla.
-¡Se termino! –gritó Felix desde la puerta- Es hora de irnos –dijo mientras todos se detenían y comenzaban a arreglarse si es que se les había corrido la ropa durante las peleas. Tomé a Lena de la mano, y juntas fuimos hacia Tiff y Dean.
Todos comenzamos a salir del salón y nos encaminamos hacia la salida, donde nos darían nuestras capas para poder salir hacia afuera. Una vez puestas, todos salimos corriendo hacia la entrada del bosque, donde allí nos dirían hacia donde era nuestra aventura esta vez.
-Hermanos, esta vez habrá que correr mucho, -dijo Demetri con una sonrisa, parándose en una alta roca- tenemos que ir hasta Asia. Allí se encuentra un gran aquelarre, en el cual las cosas se les están saliendo de control…-dijo antes de que Dean lo interrumpiera.
-¿Cuántos son? –preguntó bajo la fulminante mirada de Demetri, pero la mirada de Dean no se quedaba atrás, él no le tenía miedo al flacucho de Demetri.
-Son cerca de 70 vampiros, -dijo mientras la mayoría comenzaba a balbucear. Lena y yo solo nos miramos sorprendidas- pero están separados, en distintos lugares, pero cerca unos de otros –aclaró viendo la preocupación de todos.
-Según una información confidencial, el aquelarre ha sido creado por un mismo vampiro, el cual es algo difícil de atrapar –dijo Felix mirándome exclusivamente a mí. Asentí comprendiéndolo.
Yo tenía que ser la que lo atrapara y terminara con él. Gracias a mis dones, no sería difícil, lo difícil sería el tener que separarme de Lena. Cuando me encargaban esa clase de trabajos, tenía que ir en otra dirección, distinta al de los demás. El vampiro que había creado el aquelarre seguramente no era estúpido, y era obvio que él no se encontraría con todos los vampiros que creó, sino en otro lado, apartado, mientras asistentes o aliados  se encargaban de los distintos aquelarres.   
Demetri comenzó a separarnos en grupos, para poder ir por los distintos aquelarres, cuando, antes de que él llegara a mí, Felix se me acercó a susurrarme algo al oído.
-Yo iré contigo, pero puedes llevar a la niña –dijo en mi oído mientras me acariciaba el brazo contrario al cual tenía tomada la mano de Lena.
Un sentimiento de repulsión cruzó por mi espina dorsal mientras Lena observaba las acciones de Felix confundida. Por suerte sabía mentir, así que omití el sentimiento y le sonreí a Felix. Al menos, su estúpida atracción y obsesión hacia mí me beneficiaba.
Sí, Felix era un gran patán. Se acostaba con Tiffany y con muchas otras mientras coqueteaba conmigo, intentando poder llegar a algo más que un simple beso. Pero yo siempre le restaba importancia, él no era mi tipo y nunca lo sería, pero esa atracción me ayudaba en casos como ese.  
Felix me guiñó el ojo antes de girarse y volver a su lugar. Un escalofrío me golpeó con fuerza antes de girarme a hablar con Lena.
-¿Y eso? –preguntó confundida.
-Luego te explico, -dije resoplando.
-Lena, tú iras con Darren –dijo Demetri una vez que llegó a nosotras para dividirnos. Lena tembló apretando mi mano al ver a quien se refería Demetri.
Giré mi mirada sorprendida para ver a Darren sonriéndome con desafío. ¿En que maldito momento él se había metido en todo esto? Según tenía entendido, él nunca quería hacer esa clase de trabajos ya que decía que no le gustaba ensuciarse las manos. ¡Cobarde! Le devolví la sonrisa a Darren antes de contestarle a Demetri.
-Lena vendrá conmigo –dije mirando a Darren.
-¿Qué parte de “irá con Darren” no entendiste, Bella? –dijo Demetri enojado. Me giré a él y lo fulminé con la mirada.
-¿Qué parte de “irá conmigo” no entendiste, Demetri? –le devolví la pregunta.
Él movió su mano con intención de quitar a Lena de mi lado, cuando utilicé uno de mis dones para torturarlo, haciendo que se arrodillara al suelo, gimiendo de dolor. Lo mantuve allí por unos minutos, sin que nadie dijera nada, ni siquiera Felix. Pasados los minutos enteramente largos para Demetri, Felix habló.
-Ya, Bella, ya entendió lo que dijiste –dijo Felix sonriendo, tratando de no reírse a carcajadas- Anda, déjalo así podemos irnos.
Dejé de usar mi don mientras Demetri respiraba aceleradamente y se ponía en pie. Me fulminó con la mirada una vez que estuvo a mi altura.
-Espero que te haya quedado claro –dije comenzando a caminar con Lena de la mano hacia Felix, pero chocando fuerte el hombro de Demetri con él mío cuando pase por su lado, provocando que se escuchara como si un choque de autos se hubiera producido.
Escuché el gruñido de Darren detrás de mí, que me fulminaba con la mirada por lo ocurrido. Lo desafié con la mirada y pequeños gruñidos una vez que llegué a Felix.
-Ya basta, Bella –susurró Felix adelante mío.
-Bueno hermanos, ya pueden partir a sus labores –dijo Demetri agrandado, a pesar de lo que acababa de ocurrir.
Los distintos grupos fueron desapareciendo a los pocos segundos, mientras Felix, Demetri, Lena y yo, nos quedábamos solos en el lugar.
-¡¿Desde cuando diablos puedes hacer eso, maldita?! –me gritó Demetri caminando hacia mí enfurecido.
-¡Demetri, contrólate! –le gritó Felix interponiéndose en su camino, tomándolo del pecho para que no pudiera avanzar. Lena se tensó a mi lado, así que me planté delante de ella, protegiéndola.
-Desde que se lo absorbí a tu novia, antes de que muriera –lo provoqué mientras un gruñido enfurecido salía de sus labios y yo sonreía.
¿Quién era él para llamarme “maldita”? Si él quería provocarme, yo lo haría aún más.
-¡Demonios, Bella! ¡Termínala! –me pidió Felix mientras intentaba parar los ataques de Demetri.
Pero en un descuido, él se escapó de los brazos de Felix y corrió hacia mí gruñendo. Me agazapé lista para la pelea, cuando Lena se plantó delante de mí.
-¡Alto! –gritó con todas sus fuerzas y enfurecida.
Demetri paró de golpe, dejándonos a todos confundidos. ¿Por qué Demetri había hecho lo que ella le dijo que hiciera?
-Ahora, siéntate e intenta calmarte –le ordenó Lena a Demetri.
Él lo hizo mientras Felix y yo sonreíamos sin salir de nuestro asombro. Lo entendí al instante. Lena tenía el don del orden, si ella le ordenaba a alguien a hacer algo, ese alguien no tenía opción, lo haría quisiera o no.
Abracé a Lena por detrás mientras besaba su cabeza sonriendo y ella me devolvía el abrazo. Felix se nos acercó con una sonrisa y levantó la palma de su mano hacia Lena.
-¡Bien echo, Lena! –le festejó Felix mientras chocaban palmas. Había veces que Felix podía ser realmente un muy buen amigo.
Luego de unos minutos llenos de felicitaciones hacia Lena, Demetri habló desde su posición. Sentado en el suelo con la cabeza apoyada entre sus manos.
-Si no les importa, quiero terminar de una vez con nuestro trabajo –protestó con el ceño fruncido.
-Okey, levántate y vuelve a ser tú –ordenó Lena con una sonrisa superior en su rostro. Ella se sentía grande, poderosa.
El don de Lena era total, eso quería decir que todas sus órdenes se harían hasta que ella dijera “basta”, y si no quería que se acabase, no se acabaría.
Demetri se levantó y comenzó a caminar hacia donde podía rastrear al vampiro creador. Lo seguimos con chistes y risas por detrás.
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♥.♥ COMENTS!!!
Capitulo Veinte
Llegada 
Bella POV
La historia de Lena me había dejado realmente sin aliento. Era mucho peor de lo que yo creía. Ella era el producto de una aventura que tuvieron sus padres. Su madre era una prostituta que siempre la había tratado mal, siempre la había menospreciado, incluso antes de su nacimiento. Su padre era un abogado de los buenos, que tenía una familia ya armada, tenía esposa y tres hijos más. Él le daba a Lena plata dos veces a la semana y la madre de ella, se encargaba de quitársela para usarla ella en sus necesidades. Lena me contó que ella había sido drogadicta, y que fue ese el motivo que la llevó a ser justamente lo que era en esos momentos.
Lena necesitaba plata para conseguir la droga, y entregó su cuerpo a cambio de dinero a un hombre que supuestamente vendía drogas. Lo que ella no sabía era que ese hombre era un vampiro. Luego de que ella se acostara con el vampiro, él la tuvo prisionera durante unos días, cuando luego de una semana se decidió por transformarla. Ella, obviamente se vengó una vez que abrió los ojos ya siendo una vampireza.
Toda su historia me dejó realmente estupefacta, no podía creer que había tanta maldad en el mundo, y lo peor era que se metía con adolescentes, jóvenes que tienen un futuro por delante, pero en el caso de Lena, ella agradecía ser lo que era en ese momento.
Le conté a Lena mi historia, y ella escuchó atentamente cada cosa que yo le contaba y me miraba cada vez más fascinada. Nuestra relación se volvió muy fuerte, muy unida, y eso me gustaba.
Presenté a Lena a Tiffany y Dean, y ellos la recibieron con grandes sonrisas y abrazos, con confianza. Actitudes que hicieron que Lena ya no se sintiera tan sola.
Luego de 18 horas de viaje, llegamos a Italia. Un vampiro entro en el avión a entregarnos las capas negras y los guantes que siempre nos daban para poder salir a la luz del sol, ya que era de día. No reconocí exactamente desde mi posición, que era al fondo, al lado de Lena mientras Dean y Tiffany estaban delante de nosotros, quien era el vampiro que entregaba las capas y los guantes.
Lena comenzó asustarse por el silencio que había en el avión y tomó mi mano, dándole un pequeño apretón. Se lo devolví con una sonrisa mientras me acercaba a susurrarle algo al oído.
-Tranquila, confía en mí –le susurré justo cuando el vampiro llegaba a nosotras.
-Bueno, Bella, veo que ya te adueñaste de otra –dijo Demetri entregándonos nuestras capas. Lena le frunció el ceño a Demetri, defendiéndome.
-Sí, ves muy bien Demetri –dije con una sonrisa falsa- Lástima que no viste cuando mataron a tu novia, ¡Ups! No debí decir eso…–dije haciéndome la tonta y la arrepentida. El me gruñó antes de girarse y caminar malhumorado hasta la puerta del avión.
-¡Bien, Bells! –me felicitó Dean en un susurro mientras otros vampiros de alrededor se giraban a sonreírme una vez que Demetri pasaba. Lena me sonrió orgullosa.
-Así se trabaja aquí, mientras más sabes, tienes más armas a tu favor –le dije guiñándole un ojo. Ella me sonrió asintiendo.
-Bien, es hora de bajar. Colóquense sus capas, hermanos –dijo Demetri antes de bajarse del avión con su capa ya puesta.
Le hice seña a Lena para que se colocara la capa mientras yo me ponía la mía. Esas capas me hacían sentir mala, y gorda. Lena vio la expresión en mi rostro cuando me coloqué la capucha y me sonrió.
-Si no te conociera y te viera con eso puesto, me darías mucho miedo –dijo Lena haciendo que Dean y Tiff rieran.
-Tienes suerte entonces –le contesté guiñándole un ojo y ayudándola con la capucha.
Bajamos del avión con los molestos guantes puestos, mientras que en mi mano derecha llevaba mi pequeña maleta y con la izquierda tenía tomada la mano de Lena. Con ella íbamos detrás de Demetri, a pedido de Aro. Él quería que yo siempre estuviera al frente, para mi mala suerte.
-Odio estos estúpidos guantes –protestaba Tiffany detrás de nosotras.
-Yo igual –dijo Dean que se encontraba al lado de Tiff.
-¿Quién no? –comenté sarcásticamente metiéndome en la conversación.
Demetri bufaba por el tema de nuestra conversación.
-Yo no los odio –dijo Gina, otra vampireza que reclutaban los Vulturis, metiéndose en la conversación.
Demetri se giró le sonrió a Gina y le guiñó el ojo, mientras ella le sonreía insinuándosele.
 -Tu no odias nada que tenga que ver con él –dije con desprecio mirándola.
-Obvio que no –contestó ella.
-Por supuesto, y no lo odias porque eres una vendida.
-¿Qué insinúas? –me preguntó haciéndose la tonta.
-Oh, vamos, ya todos saben que te acuestas con Demetri por interés –le contesté fríamente haciendo que Demetri tosiera fingidamente y nerviosamente mientras los demás atrás mío se reían, incluso Lena.
Ella se quedó petrificada en el lugar y esperó a que yo pasara. Todos me temían, yo sabía muchas cosas que a nadie le convenía que yo hablara. Lena apretó mi mano llamando mi atención.
“Eres mi ídola, Bella” me halagó Lena con una sonrisa en su rostro. Gesticulé un “gracias” con mis labios antes de volver mi mirada al frente.
Dos horas luego de tanto caminar, nos encontrábamos en el pasillo que entraba al gran salón, donde Aro, Marco y Cayo se encontraban en sus tronos, como siempre.
-Llegamos al horno –bromeó Dean susurrando permitiendo que únicamente Tiffany, Lena y yo escucháramos su comentario.
Demetri se paró en seco justo en la puerta y se giró a hablarnos.
-Espero, mis hermanos, que recuerden las reglas de la casa –dijo con una sonrisa burlona mirando a Lena y a mí.
Él no había dicho nada sobre las reglas en todo el trayecto a Lena, como se supone debía haber hecho, y pensaba que de esa forma yo la defendería y me terminarían echando, pero lo que él no sabía era que yo ya se las había dicho a Lena mucho antes de que el avión despegara.
Con Lena le devolvimos la sonrisa antes de que él se girara a abrir la puerta del salón. Entramos primeras, seguidas por todos los reclutados.
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Ally**
 
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