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domingo, 22 de septiembre de 2013

Summary: "Siempre me gustaron los vampiros. En especial, desde que Twilight apareció. Pero nunca creí que existieran, aunque en mi profundo ser sí lo deseaba.
¿Alguna vez se han preguntado si tanto los Cullen como cualquiera de los vampiros mencionados en la saga realmente existen? Pues, yo sí. Y créanme que todo cambió cuando pude verlos realmente.
Sí, descubrí que los Cullen existen. Descubrí que los lobos también existen. Y como consecuencia, también descubrí que los Vulturi existen. Allí es donde comienza mi historia..."

2. Capitulo Uno
SUNSET
By Ally C-B
&.
Cerré mis ojos respirando profundamente, conteniéndome, cuando vi el ómnibus irse. Lo había perdido. Y por ello, llegaría tarde a mi trabajo. Otra vez. Hacía un mes que trabajaba en “Giorgy’s”, un bar de comida rápida, y esta sería mi cuarta llegada tarde. Genial.
Suspiré resignándome mientras me sentaba en el pequeño banco de la parada del ómnibus a esperar. El día no había comenzado bien, y por lo que notaba, tampoco cambiaría. Pero sabía que el problema lo tenía yo.
Me sentía angustiada, y al mismo tiempo, sentía una inmensa felicidad. ¿Por qué? Simplemente porque el final había llegado… El final de la saga que seguí con total fidelidad desde el comienzo terminó. Había sido duro aceptarlo, pero la vida continuaba, así que debía volver a la “normalidad”. Pero siempre estaría agradecida con la autora de la saga, Stephenie Meyer. A pesar que había sido la causante de mi alta expectativa en los hombres, le agradecía por tan hermosa historia de amor, amistad y valentía.
En fin, como había dicho, mi día no mejoró. Cuando llegué al trabajo, me regañaron por haber llegado tarde y me amenazaron con que si llegaba una vez más tarde, sería mi último día de trabajo.
—¿La cuarta vez en un mes? ¡Scarlett Hochner! —Me reprendió Lizy, una chica rubia, de 1.75 metros de altura. Toda una modelo, y por cierto, mi mejor amiga.
—De acuerdo, ¿qué querías que hiciera? ¿Qué lo corriera por detrás como loca desesperada?
—Eso hubiera sido divertido de ver… —Comentó con una sonrisa maliciosa en su rostro.  Bufé mientras continuaba limpiando el bar.
Por haber llegado tarde, mi adorado jefe me había puesto a limpiar todo el local, y hasta que no terminara, no podía irme a casa.
Lizy continuaba con su sermón de casi todos los días, regañándome por únicamente estar pendiente de mi adorada saga y gracias a ello olvidándome de mí alrededor, mientras yo iba y venía ordenando y limpiando.
Cuando dos personas entraron al bar unos minutos más tarde.
En el momento en que ellos cruzaron la puerta del local, supe algo iba a ocurrir. No solo por el aspecto de aquellos hombres, sino porque hasta el ambiente se sentía extraño.
Cuando Lizy se percató de aquellos hombres, se calló y automáticamente se fue detrás de la caja registradora en silencio. Yo me armé de valor respirando profundo y fui hasta la mesa en donde los extraños se habían sentado como si nada.
—¿Estás seguro que es ella? —Logré oír antes de que ambos se callaran cuando me vieron acercarme.
—Disculpen, pero ya está cerrado. —Uno de ellos me sonrió. Sentí un escalofrío recorrerme cuando vi sus blancos dientes, y sobre todo, sus puntudos colmillos.
Me reprendí a mi misma ante la idea de imaginarlo como un vampiro. Por más de que amara Twilight, sabía que nada era cierto. Lamentablemente.
—No te preocupes. No tardaremos demasiado… —Volvió a sonreír, y de a poco, comencé a sentir que todo perdía peso. Mi vista se nubló por completo y perdí la estabilidad de mi cuerpo.
.
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Gritos se oían a mí alrededor. Y de vez en cuando, sentía como si me pisaran o se tropezaran  conmigo. Un olor fuerte inundó mi nariz, logrando despertarme por completo. ¿Qué había pasado? No podía recordar nada, me sentía perdida.
Comencé a abrir mis ojos, y en ese momento, desee no haberlo hecho. Nunca.
Personas cubiertas de sangre corriendo desesperadas como si hubieran visto al diablo mismo. Otras, ya ni eran personas, sino cadáveres. El miedo me invadió. ¿Qué demonios ocurría? Miré a mí alrededor y como pude, me arrastré hasta detrás de una enorme columna que había al costado de aquel salón atestado de horror.
No entendía qué ocurría. ¿Por qué estaban masacrando personas de esa manera? ¿Cómo había llegado yo hasta allí? ¿Qué hacía yo en un lugar como ese? Recordé a Lizy en ese instante, y su regaño en el bar. Luego a aquellos hombres y…
Me quedé totalmente petrificada cuando vi a un hombre, del tamaño casi mayor al de un oso, tomar a una chica que corría, desesperada y con terror de él, y morder su cuello. No podía creer lo que mis ojos estaban viendo. La chica gritaba con fuerzas y dolor, pero él solo se mantenía prendido de su cuello. 
Mi respiración se aceleró. ¿Acaso él estaba...? No. No podía ser cierto. Él no podía estar... ¿bebiendo su sangre?
A los pocos minutos, la chica fue perdiendo voz y fuerzas. Ya había dejado de golpearlo intentando que la soltara. Él se alejó, dejando que su cuerpo cayera al suelo como si fuera nada. El pecho se me encogió cuando reconocí a la chica.
Lizy.
Tapé mi boca reprimiendo un grito de horror, pero no sirvió de nada. Aquel monstruo levantó su mirada dirigiéndola hacia mí, descubriendo mi escondite. Comencé a retroceder arrastrándome hasta que mi espalda chocó contra una pared, y entonces una sonrisa curvó su rostro. Solo parpadeé una vez y ya lo tenía parado frente a mí. Me tomó por el cuello levantándome sin dejar de sonreír. Mi corazón se aceleró aún más, no solo porque su mano apretaba con fuerza mi cuello, sino también porque en ese momento me percaté del color de sus ojos…
De un espeso y terrorífico escarlata.
Intenté quitar su mano de mi cuello, pero era inútil, y hasta yo misma sabía que lo sería. Cerré mis ojos repitiéndome en mi cabeza que esto tenía que ser un sueño, que no podía ser real. Volví a abrirlos y allí seguía, sonriéndome y observándome como si fuera un plato de comida. Mis pies ya no tocaban el suelo y era muy poco el aire que entraba y permanecía en mis pulmones.
En los ojos de aquel hombre, vi llegar mi final. El monstruo dijo algo, pero realmente no lo escuché. Todo a mí alrededor había comenzado a perder sentido, los sonidos eran lejanos y mi vista empezó a perder enfoque. Cerré los ojos otra vez, y me rendí.
¡Felix! —Oí muy a lo lejos, y sentí cómo todo volvía a caer sobre mí. El monstruo me había soltado y caí de bruces al suelo, tosiendo desesperada en busca de aire.
Levanté mi vista aún tosiendo, y allí estaba. Uno de los hombres del bar, solo que ahora traía puesto un traje negro y no llevaba lentes de sol, permitiéndome ver sus ojos profundamente rojos.
Ella no, Felix. —Dijo sin dejar de mirarme, pero yo apenas y escuchaba su voz. Volví a ver todo negro y sentí como si abandonara a mi propio cuerpo, otra vez.
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Todo era negro. Sentía como si flotara en la nada. No había gravedad, no había absolutamente nada a mí alrededor. Había mucha tranquilidad, mucha paz, y deseaba poder quedarme allí.
Pero toda esa paz empezó a desaparecer a medida que los recuerdos volvían a mi cabeza.
Los hombres del bar. Aquel lugar atestado de horror, uno que nunca creí posible. Lizy. El enorme hombre. Sus ojos
No. No podía ser cierto. Todo había sido un sueño, ¿verdad? Tenía que serlo. Los vampiros no existen…
“Los vampiros no existen.” Me repetí una y otra vez a mi misma antes de comenzar, lentamente, a abrir mis ojos.
Estaba recostada boca abajo sobre algo frío y duro, y a medida que iba abriendo los ojos, mi temor se iba haciendo realidad. Un grito se atascó en mi garganta y las lágrimas nublaron mi vista.
No estaba segura de cuántos, pero en el momento en que vi la montaña de cadáveres que estaba siendo apilada por hombres vestidos con capas negras en el centro de aquel salón, mi pecho dolió.
¿Por qué? ¿Quiénes eran esas personas? ¿Qué hacía yo en ese lugar? ¿Qué había hecho para merecer algo como eso?
“Los vampiros no existen.”
Me arrastré lo más silenciosa que pude en dirección a una enorme puerta, conteniendo aquel sollozo que quería escaparse. No tenía idea a donde me llevaría esa puerta. Si a la salida o hacia algún cuadro peor del que estaba presenciando en ese momento. Solo quería salir de allí.
—¿A dónde crees que vas?
Me paralicé sintiendo el pánico invadirme. No me atreví a mirar hacia arriba, no quería hacerlo. Sentí cómo me tomaron del cabello, obligándome a hacerlo. Pero una vez que lo hice, el tirón no cesó hasta que estuve en pie.
El dolor, no solo en el tirón sino también en todo mi cuerpo, estaba haciéndome perder el sentido de todo lo que me rodeaba.
Abrí mis ojos y como pude, hablé.
—¿Q-quién eres? —Pregunté entre medio de un gemido de dolor cuando me encontré con el mismo hombre del bar.
Él solo sonrió en respuesta. Pero esa sonrisa no mejoró nada, sino que empeoró mi pánico. Mis lágrimas caían por mis mejillas y no podía pararlas. ¿Qué iba a suceder ahora?
De pronto, el tirón en mi cabello cesó, pero sentí el duro y frío suelo chocar bruscamente contra mi espalda, haciendo que mi cabeza sintiera el doloroso impacto. Casi grité del dolor.
Pero aquel se atascó en mi garganta cuando sentí algo filoso acariciar la piel de mi cuello.
“Los vampiros no existen, ¿o sí?”
Abrí mis ojos, encontrándome con aquel tipo sobre mi cuerpo, y su frío aliento golpear contra mi cuello. Intenté golpearlo, quitarlo de encima empujándolo, pero era inútil. Y una vez más, yo sabía que lo era.
Con que tú creías que ya lo habías visto todo… Créeme, apenas estás comenzando a vivir, belleza. Me lo agradecerás. —No entendí lo que quiso decir, y tampoco tuve tiempo para intentar comprenderlo, ya que sentí aquello filoso rasgar la piel de mi cuello.
Comencé a sentir un insoportable peso sobre mi cuerpo que quemaba. El fuego tocaba cada extremidad de mi cuerpo, cada músculo, cada  hueso, cada órgano. ¡Dios, me estaba prendiendo fuego!
“Los vampiros… existen.”
De repente ya nada se podía distinguir a mí alrededor.
Mis ojos eran lagunas de un aguado escarlata y mis sentidos se agudizaban al punto de traspasarme.
Quise sostenerme, quise aferrarme a mi final.
Quise morir.
Quise desaparecer de una vez, antes que seguir agonizando de esta forma.
Sus labios fríos aún delineaban el tenso tendón de mi cuello.
Sentí… Sentí cómo sonreía en muecas definidas y ansiosas.
A medida que la ponzoña se expandía, él jugueteaba con la poca sangre pura que habitaba en mi organismo.
Quería beber, pero no de mí. Aceleraba el cambio. El dolor lo confirmaba. Dejaba entrar y salir una y otra vez mi sangre limpia, para que se infectara de una vez. 
Mis manos soltaron sus hombros y se aferraron al duro suelo, quebrándolo como si de tierra se tratase.
El calor me abrumaba y una intensa sensación me invitaba a relamerme ante la idea de calmar mi desesperante sed, con la tibia espesura de todas aquellas inocentes víctimas.
El tiempo corría y las sensaciones se multiplicaban a mil. Su succión era excitante y sus labios habían recobrado la suavidad de un beso humano.
Pero no lo era. Y yo tampoco.

Aló (?) Alguien por allí detrás de la pantalla (?) :B
Ok, lamento haberme tardado demasiado._. 
No daré excusas, así que solo diré que lo siento... (L)
Bien, ¿qué les pareció el cap? ¿Opiniones? ^-^
Love ya' all.
Peace. Out.
Ally C-B.
 
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