Mi
segunda vida.
Summary: Cuando Edward dejó a Bella, lo hizo con la
esperanza de que ella tuviera una humana y feliz vida… ¿Qué hubiera ocurrido si
ella así lo hubiera planeado, a no ser por un minúsculo detalle?
Disclaimer: Nunca lo aclaro, pero no está demás hacerlo. Los
personajes no son míos –I fucking wish- son de Meyer. La 'blasfemia' que están
a punto de leer, sí es mía. XD
Cumpleaños
Bella POV
Una semana
pasó desde aquel primer día de caza en compañía de Edward, y casi pareciera que
todo fuera normal entre las dos familias y los lobos. Sin embargo, no lo era.
Los
entrenamientos seguían, y ya estábamos en la etapa de que toda broma o
distención era rápidamente eliminada del ambiente. Todos estábamos comenzando a
sentir la adrenalina y los nervios de ver lo que nos jugábamos con esta batalla
así que el tenor de todo aquello resultaba cada vez más serio y profundo.
Pero a
pesar de ello, la calidez entre las parejas no había cambiado en lo absoluto. Con
la tensión que había en el ambiente, cada pareja se las apañaba para relajarse
y distraerse los momentos libres que teníamos. Pero algo que me había dejado
completamente perpleja, fue que Edward y Jacob habían comenzado a llevarse
bien. Al principio, Jacob lo culpaba de mi transformación. A pesar de qué el no
me había convertido, Jake lo aborrecía por todo por lo que me había pasar y el
día que me había visto junto con él y los Cullen, simplemente no le había gustado
nada. Pero ahora, su mente había cambiado. Se llevaba bastante bien con todos
los integrantes de la familia Cullen, aunque aún mantenía cierta distancia.
Nicole y
Jaime cada vez estaban más fuertes. Pero aún me ponía incómoda el hecho de
imaginarlos peleando de verdad frente a incontrolables neófitos.
—Tienes que confiar en ellos, Bells. —Me susurró Edward al oído mientras
me abrazaba por la cintura desde atrás. Suspiré mientras los observaba cómo
luchaban entre ellos entre bromas y risas. Ellos y Lena eran los únicos que
durante los entrenamientos se divertían, los demás lo hacían completamente serios.
Un día daba
paso al otro, una semana a la otra. Pronto y sin darme cuenta siquiera,
estábamos entrando en aquel mes que tanto había aborrecido en mi vida humana y
que tanto había odiado desde que él me había abandonado. Septiembre.
1º de Septiembre,
y mi pesadilla comenzaba.
Nicole y
Alice se habían claramente confabulado para organizar aquella fiesta en esa
fecha innombrable para mí. Mi cumpleaños.
Ya no sabía
cómo demonios decirles que esa no era una fecha de celebración para mí. Sus
oídos se negaban a aceptar mis necedades
-como solían decirme-. Así que frustrada y resignada me dedicaba a refunfuñar
cada vez que podía. Me sentía traicionada por todos, bufé.
—No puedes tomártelo de esa
forma, Bella. —Dijo Carmen mientras iba de un lado a otro en la cocina preparando
la cena para los lobos.
—Simplemente, no le veo el
sentido. —Refunfuñé mientras me sentaba sobre la mesada. —Se supone que se festeja
el hecho de que uno está envejeciendo. Y yo ya no lo hago.
—Lo sé, cariño. —Dijo mi
madre adoptiva dirigiéndose a donde estaba y colocó una de sus manos en mi mejilla
mientras me sonreía amable y pacientemente. —Solo dales la oportunidad de
distraer a todos un poco de lo que se nos avecina. —Suspiré resignada y asentí.
—Siempre logras manipularme…
—Protesté divertida. Ella rió mientras me abrazaba y depositaba un dulce beso
en mi cabeza. De repente, se quedó callada sin soltar el abrazo.
—Sabes que te quiero como
si realmente fueras mi hija, ¿no? —Preguntó abrazándome con un poco más de
fuerza. Sus palabras me sorprendieron. No por lo que había dicho, sino por la
forma en que lo dijo. No podía ver su rostro, pero su voz resquebrajada daba
indicio a que pronto llegaría el sollozo.
Le devolví el abrazo
respirando profundo. Sabía por qué se sentía de esa forma. Se acercaba la fecha
de la batalla y aún no sabíamos qué era lo que iba a ocurrir, si ganaríamos o
perderíamos. Y comprendía su dolor. La familia que tanto le había costado
conformar podía llegar a disolverse, y eso era lo que más le preocupaba. El tan
solo perder a uno solo de sus hijos adoptivos, la destrozaría.
Carmen comenzó a sollozar
en mis brazos y yo contuve los míos. —Yo también te quiero, mamá. —Le dije como
pude sin dejar de abrazarla.
.
.
.
Finalmente, el día 13 de
Septiembre había llegado. Y con ello, la gran fiesta de Alice y Nicky. No protesté
ante todo lo que habían organizado, más bien agradecí con una sonrisa a todos.
Luego de mi charla con Carmen, había decidido tomarlo con calma. Las familias y
los lobos necesitaban un día de descanso por lo menos.
Agradecí cada regalo, a
pesar de no estar en acuerdo con algunos que eran demasiado caros. Agradecí el
de Jacob, que había sido una pulsera con un lobo tallado en madera. Agradecí el
de mis hermanos, un recuadro de los tres juntos. Agradecí el de Jasper y Alice,
el de Rose y Emmet, el de Sophy y Josh. También por supuesto el de mis padres y
el de Esme y Carlisle.
El regalo de Edward, estaba
a punto de conocerlo.
—Edward,
¿puedes decirme ya a dónde vamos? —Le pregunté ansiosa.
Él había insistido que esa noche saliéramos juntos, solos, sin familias
ni amigos licántropos que interrumpieran. Yo acepté sin saber la condición de
Edward, que resultó ser que no supiera nada, ni intentara averiguarlo, ya que
sería una sorpresa de cumpleaños.
—Sabes
que odio las sorpresas… —Protesté.
Escuché su risa divertida. —Resiste, ya llegamos. —Dijo en mi oído con
diversión.
Edward me tenía cargando en forma nupcial en sus brazos y tenía una venda
negra en mis ojos, puesta a pedido y súplica de él. La curiosidad me carcomía
por dentro. ¿A dónde íbamos? ¿Cuál era el tan esperado regalo?
La respuesta a esa pregunta la obtuve cuando Edward dejó de correr y me
devolvió al suelo. Se posicionó detrás de mí, para poder desatar el lazo, y me
dio un delicado beso en el cuello provocando que me estremeciera.
—¿Lista?
—Preguntó ansioso. Asentí y él soltó la venda de mis ojos.
Mi respiración innecesaria se cortó ante lo que tenía frente a mis ojos.
Una hermosa cabaña de madera construida sobre árboles estaba a solo unos pasos de
mí.
—¿Te
gusta? —Me preguntó Edward abrazándome por atrás. Me giré y lo abracé por el
cuello con fuerzas.
—Es
perfecta. —Dije alejándome para besarlo con dulzura. Él me
correspondió sin dudarlo y sonriente.
—¿Te
parece si la investigamos por dentro? —Preguntó cortando con el beso. Sonreí asintiendo
mientras, tomados de las manos, entrábamos en aquel bello lugar.
Por dentro, era hermosa. En las paredes había fotos con mi familia, con
los Cullen y hasta con los licántropos. Sonreí por ello. Todo era perfecto,
hasta en los más insignificantes detalles. Pude notar tanto los gustos de Esme
como los de Carmen, y eso me agradó.
—Esto
es… hermoso. —Dije fascinada mirando a todo mi alrededor.
—Aún
falta más… —Dijo sonriendo divertido y tomando mi mano.
Edward me llevó hacia una habitación, la cual tenía la puerta cerrada.
Me dio un corto y dulce beso en los labios antes de abrir la puerta. La
respiración, se me cortó otra vez ante la hermosa imagen que tenía delante de
mí.
En la habitación había una cama de dos plazas, donde encima y a todo su
alrededor yacían pétalos de rosas esparcidas y muchas velas que decoraban el
cuarto y daban un toque de calidez a la noche, aparte de la luz de la luna que
entraba por las ventanas que estaban abiertas. Todo era hermoso, y romántico. Muy
al estilo de mi Edward.
Él me abrazó por la cintura desde atrás mientras yo me encontraba
atónita viendo todo. Si hubiera sido humana, hubiera llorado de felicidad, pero
simplemente lleve mis manos a mi boca de la emoción y observé todo con
adoración.
—Feliz
cumpleaños, mi amor, —Susurró en mi oído antes de que me girara hacia él. Lo
bese con el mayor amor que podía demostrarle. Él me correspondió de la misma
forma, haciéndome sentir la mujer más afortunada de todo el mundo por tenerlo.
De pronto, una canción comenzó a sonar y sonreí más que contenta. Edward
me devolvió la sonrisa mientras pegaba su frente sobre la mía y comenzaba a
moverse de un lado a otro, lento, y sin soltarme. Entendí lo que quería, así
que lo seguí sin soltarlo y sin alejarme un milímetro. Él sonrió más aún,
satisfecho.
—No tenías por qué
molestarte con todo esto… —Dije mirándolo a los ojos.
—Esto es nada a comparación de todo lo que
mereces, Bella. —Me dijo algo molesto mirándome serio. Le sonreí sacudiendo mi
cabeza antes de besar su nariz, haciendo que volviera a sonreír.
Los minutos, o quizás horas, pasaban mientras Edward y yo bailábamos en
silencio, dejándonos llevar por esa hermosa melodía. Ambos estábamos con los
ojos cerrados, disfrutando de aquel hermoso y mágico momento.
—¿Recuerdas
nuestro primer baile en la graduación? —Preguntó de repente, mientras acariciaba mi espalda.
Suspiré ensoñadoramente antes de contestarle.
—¿Cómo
podría olvidarlo? Fue uno de los momentos más mágicos que vivimos juntos cuando
era humana… —Contesté mientras lo recordaba con una sonrisa y abría
mis ojos.
Me encontré con la profunda mirada de Edward, que también sonreía. Su
mirada reflejaba un sincero amor mezclado con un intenso deseo, provocando que
mis piernas temblaran con solo una mirada.
—No es
suficiente la frase “Te amo” para decirte todo lo que siento por ti. —Sonreí sintiéndome más que
feliz.
—Te amo
tanto… —Contesté como pude antes de que me Edward besara con desesperación.
La balada seguía sonando mientras Edward me besaba profundamente. Demostrándome
con cada caricia de nuestros labios todo el deseo que sentía por mí. ¿Cómo
aguantaría todo ese deseo si yo fuera humana? Era imposible, no encontraba
respuesta.
Luego de ese profundo e interminable beso, Edward pegó su frente sobre
la mía, respirando aceleradamente, al igual que yo.
—Bella… —Susurró
con la voz ronca. Abrí mis ojos para encontrarme con esos ojos negros de Edward,
llenos de deseo. —Mi autocontrol flaquea… —Dijo cerrando sus ojos, al
mismo tiempo en que yo lo hacía.
Me molesté un poco. ¿Quién le había pedido que su estúpido autocontrol
se metiera en esto? ¿Por qué se controlaba? Yo quería pertenecerle, quería ser
suya.
—¿Edward?
—Le llamé con la voz entrecortada. Él suspiró jadeante antes de
contestarme.
—¿Sí?
—Te
necesito…
Un gruñido salió de sus labios antes de tomarme y sentir la suavidad de
las sábanas y de los pétalos debajo de mi espalda desnuda. Luego nos fundimos
en beso, lleno de más amor que cualquier otro.
Esa noche, fue la mejor noche de toda mi existencia. Inclusive la mejor
de todas las noches que pasé como humana.
No existían palabras para describir lo perfecta que fue. Ni siquiera
para describir todo el amor que nos demostramos con cada caricia y cada beso.
Jamás la olvidaría.
Otra vez, Ally reportándose. :B
Aquí les dejo el taaaaaaaaaaan esperado cap. *-*
Aquí les dejo el taaaaaaaaaaan esperado cap. *-*
Sé que muchas querrán matarme por no escribir lemmon, pero prometo que al final escribiré un OS con el lemmon de esta parte. Pero si alguna se ofrece a hacerlo porque quiere hacerlo YA, hablen conmigo y arreglamos. ;D
¿Qué les pareció el cap? ¿Opiniones? :]
Love ya' all!! <3
Peace. Out.
Ally C-B.