Summary:
"Siempre me gustaron los vampiros. En especial, desde que Twilight
apareció. Pero nunca creí que existieran, aunque en mi profundo ser sí lo
deseaba.
¿Alguna vez se han preguntado si tanto los Cullen como cualquiera de los
vampiros mencionados en la saga realmente existen? Pues, yo sí. Y créanme que
todo cambió cuando pude verlos realmente.
Sí, descubrí que los Cullen existen. Descubrí que los lobos también
existen. Y como consecuencia, también descubrí que los Vulturi existen. Allí es
donde comienza mi historia..."
2.
Capitulo Uno
SUNSET
By Ally C-B
&.
Cerré mis ojos respirando profundamente,
conteniéndome, cuando vi el ómnibus irse. Lo había perdido. Y por ello,
llegaría tarde a mi trabajo. Otra vez. Hacía un mes que trabajaba en “Giorgy’s”, un bar de comida rápida, y
esta sería mi cuarta llegada tarde. Genial.
Suspiré resignándome mientras me sentaba
en el pequeño banco de la parada del ómnibus a esperar. El día no había
comenzado bien, y por lo que notaba, tampoco cambiaría. Pero sabía que el
problema lo tenía yo.
Me sentía angustiada, y al mismo tiempo,
sentía una inmensa felicidad. ¿Por qué? Simplemente porque el final había
llegado… El final de la saga que seguí con total fidelidad desde el comienzo
terminó. Había sido duro aceptarlo, pero la vida continuaba, así que debía
volver a la “normalidad”. Pero siempre estaría agradecida con la autora de la
saga, Stephenie Meyer. A pesar que había sido la causante de mi alta
expectativa en los hombres, le agradecía por tan hermosa historia de amor,
amistad y valentía.
En fin, como había dicho, mi día no
mejoró. Cuando llegué al trabajo, me regañaron por haber llegado tarde y me
amenazaron con que si llegaba una vez más tarde, sería mi último día de
trabajo.
—¿La cuarta
vez en un mes? ¡Scarlett Hochner! —Me reprendió Lizy, una chica rubia, de 1.75
metros de altura. Toda una modelo, y por cierto, mi mejor amiga.
—De
acuerdo, ¿qué querías que hiciera? ¿Qué lo corriera por detrás como loca
desesperada?
—Eso
hubiera sido divertido de ver… —Comentó con una sonrisa maliciosa en su
rostro. Bufé mientras continuaba
limpiando el bar.
Por haber
llegado tarde, mi adorado jefe me había puesto a limpiar todo el local, y hasta
que no terminara, no podía irme a casa.
Lizy
continuaba con su sermón de casi todos los días, regañándome por únicamente
estar pendiente de mi adorada saga y gracias a ello olvidándome de mí
alrededor, mientras yo iba y venía ordenando y limpiando.
Cuando dos
personas entraron al bar unos minutos más tarde.
En el momento
en que ellos cruzaron la puerta del local, supe algo iba a ocurrir. No solo por
el aspecto de aquellos hombres, sino porque hasta el ambiente se sentía
extraño.
Cuando Lizy
se percató de aquellos hombres, se calló y automáticamente se fue detrás de la
caja registradora en silencio. Yo me armé de valor respirando profundo y fui
hasta la mesa en donde los extraños se habían sentado como si nada.
—¿Estás
seguro que es ella? —Logré oír antes de que ambos se callaran cuando me vieron
acercarme.
—Disculpen,
pero ya está cerrado. —Uno de ellos me sonrió. Sentí un escalofrío recorrerme
cuando vi sus blancos dientes, y sobre todo, sus puntudos colmillos.
Me reprendí
a mi misma ante la idea de imaginarlo como un vampiro. Por más de que amara
Twilight, sabía que nada era cierto. Lamentablemente.
—No te
preocupes. No tardaremos demasiado… —Volvió a sonreír, y de a poco, comencé a
sentir que todo perdía peso. Mi vista se nubló por completo y perdí la estabilidad
de mi cuerpo.
.
.
.
Gritos se
oían a mí alrededor. Y de vez en cuando, sentía como si me pisaran o se
tropezaran conmigo. Un olor fuerte
inundó mi nariz, logrando despertarme por completo. ¿Qué había pasado? No podía
recordar nada, me sentía perdida.
Comencé a
abrir mis ojos, y en ese momento, desee no haberlo hecho. Nunca.
Personas cubiertas
de sangre corriendo desesperadas como si hubieran visto al diablo mismo. Otras,
ya ni eran personas, sino cadáveres. El miedo me invadió. ¿Qué demonios
ocurría? Miré a mí alrededor y como pude, me arrastré hasta detrás de una
enorme columna que había al costado de aquel salón atestado de horror.
No entendía
qué ocurría. ¿Por qué estaban masacrando personas de esa manera? ¿Cómo había
llegado yo hasta allí? ¿Qué hacía yo en un lugar como ese? Recordé a Lizy en
ese instante, y su regaño en el bar. Luego a aquellos hombres y…
Me quedé totalmente petrificada cuando vi a un hombre, del tamaño casi
mayor al de un oso, tomar a una chica que corría, desesperada y con terror de
él, y morder su cuello. No podía creer lo que mis ojos estaban viendo. La chica
gritaba con fuerzas y dolor, pero él solo se mantenía prendido de su cuello.
Mi respiración se aceleró. ¿Acaso él estaba...? No. No podía ser cierto.
Él no podía estar... ¿bebiendo su sangre?
A los pocos minutos, la chica fue perdiendo voz y fuerzas. Ya había
dejado de golpearlo intentando que la soltara. Él se alejó, dejando que su
cuerpo cayera al suelo como si fuera nada. El pecho se me encogió cuando
reconocí a la chica.
Lizy.
Tapé mi boca reprimiendo un grito de horror, pero no sirvió de nada.
Aquel monstruo levantó su mirada dirigiéndola hacia mí, descubriendo mi
escondite. Comencé a retroceder arrastrándome hasta que mi espalda chocó contra
una pared, y entonces una sonrisa curvó su rostro. Solo parpadeé una vez y ya
lo tenía parado frente a mí. Me tomó por el cuello levantándome sin dejar de
sonreír. Mi corazón se aceleró aún más, no solo porque su mano apretaba con
fuerza mi cuello, sino también porque en ese momento me percaté del color de
sus ojos…
De un espeso y terrorífico escarlata.
Intenté quitar su mano de mi cuello, pero era inútil, y hasta yo misma
sabía que lo sería. Cerré mis ojos repitiéndome en mi cabeza que esto tenía que
ser un sueño, que no podía ser real. Volví a abrirlos y allí seguía,
sonriéndome y observándome como si fuera un plato de comida. Mis pies ya no
tocaban el suelo y era muy poco el aire que entraba y permanecía en mis
pulmones.
En los ojos
de aquel hombre, vi llegar mi final. El monstruo dijo algo, pero realmente no
lo escuché. Todo a mí alrededor había comenzado a perder sentido, los sonidos
eran lejanos y mi vista empezó a perder enfoque. Cerré los ojos otra vez, y me
rendí.
—¡Felix! —Oí muy a lo lejos, y sentí cómo
todo volvía a caer sobre mí. El monstruo me había soltado y caí de bruces al
suelo, tosiendo desesperada en busca de aire.
Levanté mi
vista aún tosiendo, y allí estaba. Uno de los hombres del bar, solo que ahora
traía puesto un traje negro y no llevaba lentes de sol, permitiéndome ver sus
ojos profundamente rojos.
—Ella no, Felix. —Dijo sin dejar de
mirarme, pero yo apenas y escuchaba su voz. Volví a ver todo negro y sentí como
si abandonara a mi propio cuerpo, otra vez.
.
.
.
Todo era
negro. Sentía como si flotara en la nada. No había gravedad, no había absolutamente
nada a mí alrededor. Había mucha tranquilidad, mucha paz, y deseaba poder
quedarme allí.
Pero toda
esa paz empezó a desaparecer a medida que los recuerdos volvían a mi cabeza.
Los hombres
del bar. Aquel lugar atestado de horror, uno que nunca creí posible. Lizy. El enorme hombre. Sus ojos…
No. No
podía ser cierto. Todo había sido un sueño, ¿verdad? Tenía que serlo. Los
vampiros no existen…
“Los vampiros no existen.” Me repetí una y otra vez
a mi misma antes de comenzar, lentamente, a abrir mis ojos.
Estaba
recostada boca abajo sobre algo frío y duro, y a medida que iba abriendo los
ojos, mi temor se iba haciendo realidad. Un grito se atascó en mi garganta y
las lágrimas nublaron mi vista.
No estaba
segura de cuántos, pero en el momento en que vi la montaña de cadáveres que
estaba siendo apilada por hombres vestidos con capas negras en el centro de
aquel salón, mi pecho dolió.
¿Por qué? ¿Quiénes
eran esas personas? ¿Qué hacía yo en ese lugar? ¿Qué había hecho para merecer
algo como eso?
“Los vampiros no existen.”
Me arrastré
lo más silenciosa que pude en dirección a una enorme puerta, conteniendo aquel
sollozo que quería escaparse. No tenía idea a donde me llevaría esa puerta. Si
a la salida o hacia algún cuadro peor del que estaba presenciando en ese
momento. Solo quería salir de allí.
—¿A dónde crees
que vas?
Me paralicé
sintiendo el pánico invadirme. No me atreví a mirar hacia arriba, no quería hacerlo. Sentí cómo me tomaron
del cabello, obligándome a hacerlo. Pero una vez que lo hice, el tirón no cesó
hasta que estuve en pie.
El dolor,
no solo en el tirón sino también en todo mi cuerpo, estaba haciéndome perder el
sentido de todo lo que me rodeaba.
Abrí mis
ojos y como pude, hablé.
—¿Q-quién
eres? —Pregunté entre medio de un gemido de dolor cuando me encontré con el
mismo hombre del bar.
Él solo
sonrió en respuesta. Pero esa sonrisa no mejoró nada, sino que empeoró mi
pánico. Mis lágrimas caían por mis mejillas y no podía pararlas. ¿Qué iba a
suceder ahora?
De pronto, el
tirón en mi cabello cesó, pero sentí el duro y frío suelo chocar bruscamente contra
mi espalda, haciendo que mi cabeza sintiera el doloroso impacto. Casi grité del
dolor.
Pero aquel
se atascó en mi garganta cuando sentí algo filoso acariciar la piel de mi
cuello.
“Los vampiros no existen, ¿o sí?”
Abrí mis
ojos, encontrándome con aquel tipo sobre mi cuerpo, y su frío aliento golpear
contra mi cuello. Intenté golpearlo, quitarlo de encima empujándolo, pero era inútil.
Y una vez más, yo sabía que lo era.
—Con que tú creías que ya lo habías visto todo… Créeme,
apenas estás comenzando a vivir, belleza. Me lo agradecerás. —No entendí
lo que quiso decir, y tampoco tuve tiempo para intentar comprenderlo, ya que
sentí aquello filoso rasgar la piel de mi cuello.
Comencé a
sentir un insoportable peso sobre mi cuerpo que quemaba. El fuego tocaba cada
extremidad de mi cuerpo, cada músculo, cada
hueso, cada órgano. ¡Dios, me estaba prendiendo fuego!
“Los vampiros… existen.”
De repente ya nada se podía distinguir a mí alrededor.
Mis ojos eran lagunas de un aguado escarlata y mis sentidos se
agudizaban al punto de traspasarme.
Quise sostenerme, quise aferrarme a mi final.
Quise morir.
Quise desaparecer de una vez, antes que seguir agonizando de esta forma.
Sus labios fríos aún delineaban el tenso tendón de mi cuello.
Sentí… Sentí cómo sonreía en muecas definidas y ansiosas.
A medida que la ponzoña se expandía, él jugueteaba con la poca sangre
pura que habitaba en mi organismo.
Quería beber, pero no de mí. Aceleraba el
cambio. El dolor lo confirmaba. Dejaba
entrar y salir una y otra vez mi sangre limpia, para que se infectara de una
vez.
Mis manos soltaron sus hombros y se aferraron al duro suelo, quebrándolo
como si de tierra se tratase.
El calor me abrumaba y una intensa sensación me invitaba a relamerme
ante la idea de calmar mi desesperante sed, con la tibia espesura de todas
aquellas inocentes víctimas.
El tiempo corría y las sensaciones se multiplicaban a mil. Su succión era
excitante y sus labios habían recobrado la suavidad de un beso humano.
Pero no lo era. Y yo tampoco.
Aló (?) Alguien por allí detrás de la pantalla (?) :B
Ok, lamento haberme tardado demasiado._.
No daré excusas, así que solo diré que lo siento... (L)
Bien, ¿qué les pareció el cap? ¿Opiniones? ^-^
Love ya' all.
Peace. Out.
Ally C-B.