Summary:
Bella es la prometida de Edward Cullen. Pero, ¿por
cuánto tiempo? ¿Cuál será la elección de Bella una vez que asuma los sentimientos
hacia el hermano mayor de su prometido, su mejor amigo, Emmet Cullen? R: M.
Bella/Emmet.
ADVERTENCIA: Contiene lenguaje
fuerte y escenas sexuales explícitas. Personas que no les gusta ese tipo de
temas, vuélvase por donde llegó. Bajo advertencia, NO HAY RECLAMO.
4.-Capitulo Cuatro: Primera Parte.
Relaciones Prohibidas
By Ally C-B.
&.
Bella POV
—Son
dieciséis dólares, señor. —Dijo el chofer del taxi que nos había llevado hasta
aquel lugar.
Emmet
me sonrió mientras me indicaba que bajara del auto con un movimiento de su
cabeza y sacaba su billetera para pagarle al taxista. Él había insistido en que
esa noche, luego de que estuviera mejor por la resaca, saliéramos a bailar como
lo hacíamos cuando éramos adolescentes.
Solíamos
salir juntos a bailar, como dos amigos, y de vez en cuando alguno volvía, o
mejor dicho no volvía a su casa ya que había encontrado con quién divertirse
esa noche. Pero dejamos de realizar esas salidas cuando conocí a Edward, su
hermano, y mi prometido.
En
fin, luego de que Emmet me secara la cabeza insistiendo con que saliéramos,
acepté. Por lo que en ese momento nos encontrábamos en la puerta del bar al que
siempre íbamos.
Bajé
del auto con un poco de dificultad, gracias a mis nuevos zapatos de tacones
altos. Yo vestía un simple vestido floreado, de color blanco y negro, que se
encontraba debajo de mi tapado, ya que afuera estaba algo ventoso. Los zapatos,
también negros, eran regalo de Alice, enviados desde Londres.
Ella
era mi hermana menor, y mi mejor amiga. Aunque hacía ya bastante tiempo,
prácticamente desde que terminamos la Universidad , no la veía, gracias al trabajo que
tenía en Londres.
Esa
noche, había decidido que mi cabello fuera natural, ya que no tuve tiempo, ni
ganas, para peinarlo gracias a Emmet, que estaba ansioso con la salida.
Él
se bajó del auto una vez que el taxista le entregó el vuelto, y me sonrió
mostrándome esos blancos dientes una vez que llegó a mí, provocando que me
estremeciera.
Durante
el día casi ni habíamos hablado. Para ambos, o más para mí, era incómodo verlo
a los ojos, por lo que me la pasé encerrada en mi cuarto, pensando, o mejor
dicho durmiendo.
Luego
de que tomara mi ducha, que según Emmet necesitaba urgente gracias a mi olor a
vómito y alcohol mezclados, me volví a la cama a dormir un rato más, ya que
todo mi cuerpo dolía. Con respecto al sueño que había tenido en ese momento, me
hacía mojarme con solo recordarlo.
Mi
mente no había tenido mejor idea que mostrarme todo lo que había pasado con
Emmet la noche anterior en ese sueño, haciendo que me despertara agitada y
completamente mojada.
¿Por
qué me había gustado tanto tener sexo con Emmet? Eso no era normal. Él era mi
mejor amigo, y en cierta forma, dudaba que él sintiera lo mismo. Para Emmet
seguramente, lo que había pasado, no había sido otra cosa que un simple
revolcón, y nada más. ¡No entendía porque yo no podía verlo de esa forma!
—¿Lista
para divertirnos? —Dijo sacándome de mis pensamientos mientras alzaba sus
cejas varias veces y sonreía divertidamente. Le devolví la sonrisa mientras
asentía.
Nos
pusimos en marcha hacia el bar, y en mitad del camino, Emmet me tomó por la
cintura, acercándome a su cuerpo. Él estaba vestido con una playera negra, un
Jean gris medio verdoso y gastado por el uso, y unas zapatillas Converse
grises. Muy típico de él vestirse tan informal hasta para ir al mejor
restaurante de la ciudad. Sonreí ante ese pensamiento acerca de Emmet. Tan
único, especial…
Sacudí
mi cabeza. ¿En qué demonios estaba pensando? Tenía que controlarme.
*Unas horas más tarde…*
Emmet POV
“Malditos y estúpidos pendejos…”
Pensé para mis adentros mientras hacía otro fondo blanco a mi trago, maldiciendo
a esos hombres que la tocaban. ¿Por qué mierda se me había ocurrido ir a aquel
lugar?
Bella
se encontraba bailando sensualmente en la pista entre medio de dos hombres,
mientras yo me había quedado sentado en la barra, tomando algo. Podía notar
cómo eso dos pendejos se le apoyaban a MI Bella, podía ver como la toqueteaban
y le susurraban cosas al oído. Inspiré profundamente antes de volver a tomar de
mi trago.
Me
giré a devolverle el vaso al barman, que resultó ser mi primo, James. El sabía
de todo con respecto a Bella, ya que le confiaba hasta los peores secretos de
mi persona. James era como un segundo hermano para mí.
—Creo
que deberías ver eso… —Dijo recibiendo el vaso y señalándome hacia atrás.
Me
volví hacia la pista y vi a uno de los sucios pendejos lamiendo el cuello de
Bella. Eso fue lo que rebalso el vaso. Casi a trote, fui hacia ella y la saqué
de entre medio de los pendejos con furia.
¿Por
qué ellos podían tocarla y yo no? Yo era el “mejor amigo”, no ellos. Pero
planeaba dejar de ser el amigo comprensible y cuidadoso, esa noche le
demostraría a Bella cuan hombre podía llegar a ser. La arrastré en dirección al
baño de mujeres, ya no lo soportaba más.
—¿Qué
haces, Emmet? Suéltame. —Chilló con algo de miedo tratando de salirse de mi
agarre, pero le era imposible.
Una
vez que comprobé que no había nadie allí, la empujé hacia adentro, y sin
soltarla, me metí con ella. La pegué contra la pared que había al frente del
espejo, colocando mis manos en la pared, a los costados de su cuerpo, para
impedirle el escape.
—Emmet,
se supone que… —Logró decir algo agitada por nuestra cercanía antes de
que la interrumpiera estampando mis labios contra los suyos. No aguantaría más
tiempo si ella no volvía a ser mía, la necesitaba, y urgente.
—Lo
siento, pero no lo resisto más… —Dije soltando sus labios y bajando por su cuello.
Nunca
me hubiera esperado su reacción final. Me había hecho la idea de que
seguramente me empujaría y me insultaría, pero no de que se pusiera a gemir de
placer, sin alejarse y disfrutar de mis caricias.
Ella
enredó sus dedos en mi pelo y me alejó de su cuello, antes de atacar mi boca,
metiendo su lengua en ella sin temor a nada, provocando que le correspondiera
con la misma ferocidad mientras la abrazaba por la cintura, pegándola lo más
posible a mi cuerpo.
Bella POV
Por
segunda vez, había mandado todo al diablo. Lo único que cruzaba por mi mente
era en tenerlo dentro de mí, sin importar el costo.
Emmet
me correspondió con la misma desesperación que la mía, lo que me excitó aún
más. Sus manos comenzaron a subir por mis piernas y se metieron dentro de mi
vestido. Respiré pesadamente cuando tocó con sus dedos mi centro sobre la tela
de mis bragas.
—Edward…
—Gemí
mientras el bajaba por mi cuello. —A-aquí no…
—¿Por
qué? —Preguntó seductoramente en mi oído mientras masajeaba
mi centro sobre la tela. Gemí sin controlarme.
—Es
un… baño público… —Dije entre gemidos.
—¿Y?
—Dijo
lamiendo mi cuello sin piedad.
Okey,
tenía que hacer algo. No podíamos seguir allí, en cualquier momento podría
entrar alguien. Comencé a bajar con mis manos por su pecho, hasta llegar al
botón de su Jean. Seguí de largo y toqué su miembro, que ya se encontraba con
vida, sobre la tela del pantalón. Un gemido se escapó de sus labios.
—Si
sigo, en el momento en que alguien entre, tendré que parar… —Dije
en su oído tratando de hacer un tono seductivo, que creo no salió muy bien como
me hubiera gustado. Pero es que Emmet estaba masajeando mi centro de una forma
tan exquisita, que me hacía delirar. —Y tú no quieres que pare, ¿no es cierto?
Emmet
jadeó mientras se alejaba completamente. Tomó mi mano, y me arrastró hacia
fuera. Pasamos a buscar mi abrigo y nos fuimos hacia la casa.
La
tensión, la calentura que había en el ambiente en el taxi no me dejaba
respirar, aparte de que Emmet comenzaba a acariciar mis piernas, desde la
rodilla hasta arriba. Sabía sus intenciones, y cuando llegaba cerca de mi sexo,
atrapaba su mano juntando mis piernas para que no siguiera. Aunque sus caricias
me gustaban, y mucho, estábamos en un taxi.
Una
vez que llegamos, bajé primera y corrí hacia adentro. Tiré mí tapado encima del
sofá junto con mis tacos, que me los había quitado en el taxi apenas nos
subimos en él.
Tenía
intenciones de darle una pequeña sorpresa a Emmet, pero sus brazos me tomaron
por detrás sorpresivamente. Bajó las tiras de mí vestido delicadamente, el
cual, una vez que cayó al suelo, lo corrí con mis pies. Yo no llevaba puesto
sostén, gracias al corte del vestido, por lo que quedé únicamente vestida con
mis bragas.
Un
brazo de Emmet rodeó mi cintura, mientras que con la mano del otro comenzaba a
masajear mi sexo sobre la tela. Relajé mi cabeza sobre su hombro, cerrando mis
ojos y dejándome llevar por esa sensación tan placentera.
Luego
de unos minutos eternamente placenteros para mí, Emmet me giró sin despegarme
de su cuerpo. Me besó con dulzura y delicadeza mientras sus manos bajaban de mi
cintura a mi trasero, el cual apretó y masajeó antes de elevarme del suelo,
provocando que por inercia rodeara su cintura con mis piernas y nuestros sexos
se rozaran. En ningún momento soltó mis labios, sino que fue profundizando el
beso más y más.
Segundos
más tarde, sentí la suavidad de las sábanas de su cama, otra vez. Abrí mis ojos
para mirarlo, y me encontré con los ojos de Emmet oscuros por el deseo, y sin
su remera y Converse. ¿En qué momento se había quitado la ropa?
Comenzó
a bajar por mi cuello, tomándose su tiempo para lamer y saborear toda porción
de piel existente en mí, hasta llegar a uno de mis pechos y capturar uno de mis
pezones con su boca mientras una de sus manos acariciaba el otro. Me mordí el
labio para no gemir más de la cuenta.
Emmet
continuó su camino hacia abajo, besando mi cuerpo y acariciándolo. Cuando llegó
a mi ombligo, temblé ansiosa, ya que con sus manos comenzó a bajar mis bragas,
que una vez que estuvieron afuera, las tiró por algún lado en la habitación.
Trazó un camino de besos húmedos desde el tobillo de mi pierna izquierda hasta
mi rodilla; y de mi rodilla hasta el muslo interior.
Yo
tenía mi espalda arqueada y mis ojos cerrados de tanto placer que sentía. ¿Cómo
era posible que con un simple roce provocara que me excitara en sobre manera?
Sentí
los besos húmedos de Emmet en mi ombligo otra vez, pero en ese momento sentí
algo más. Él jadeó con fuerza cuando introdujo dos de sus dedos en mi sexo,
provocando que soltara todo el aire de mis pulmones mientras movía
aceleradamente sus dedos dentro de mí, como si buscara algo. Hasta que un
determinado momento, gemí con fuerza mientras sentía todo el aire irse de mis
pulmones. Él había encontrado mi bendito ‘punto G’.
Sus
dedos bombeaban en mi interior una y otra vez, llevándome a la locura,
provocando que mis gritos de placer se escucharan por toda la habitación. Pero,
luego de unos minutos sentí algo suave y húmedo acariciar mi sexo. Abrí mis
ojos y miré hacia abajo, para encontrarme a Emmet enterrado entre medio de mis
piernas. Me dejé caer hacia atrás cuando sentí su lengua entrar en mí.
¡Mierda!
Era tan placentero sentirlo ahí, que no podía evitar que gemidos y jadeos
roncos salieran de mis labios.
Emmet
me embestía con su lengua, provocando que de vez en cuando balanceara mis
caderas buscando más fricción. Esa lengua suya me estaba llevando a la locura.
Podía sentir en mi estómago como se contraía, indicando que llegaría.
—Emm…
Emmet… —Gemí mientras él aumentaba el ritmo de su lengua. —Dios…
Ya… ya casi… —No logré terminar.
Me
vine en la boca de Emmet, llegando a casi tocar el cielo con la punta de mis
dedos. Él no dudo en tomar aquello que mi cuerpo le entregaba, y cuando terminó,
trazó un camino de besos húmedos de regreso a mis labios. Saboree en su boca mi
propio sabor, mezclado con el tono dulce de los labios de Emmet.
Él
se separó de mí para quitarse sus pantalones y sus bóxers, y luego volvió a
posicionarse sobre mí. Volvió a besarme, mientras sentía su excitación contra
mi vientre bajo. Tomé su miembro entre mis manos, y comencé a masajearlo
mientras sus gemidos se acallaban en mi boca.
—B-Bella…
—Dijo
apartándose de mí mientras gemía.
—¿Si?
—Pregunté
mientras seguía con mi trabajo.
—Ya…
no lo aguanto… —Dijo quitando mi mano de su miembro y entrando en mí
de una sola estocada, profundamente, sin piedad.
El
grito que salió de mí, creo que llegó a despertar a los vecinos de enfrente.
Pero había sido un grito de placer, no como lo había interpretado Emmet, o sea,
de dolor.
—Lo
siento… s-soy un animal… —Dijo jadeante y con el ceño fruncido.
Lo
conocía perfectamente, y sabía que se torturaría por lo que había hecho.
—No
sabes… interpretar a una mujer… —Dije agitadamente. Él me miró confundido.
Le
sonreí mientras tomaba su rostro entre mis manos y lo acercaba a mis labios,
que una vez que se juntaron, devoré los suyos con ansias. Mientras lo besaba,
subí mis piernas por encima de su cadera, quedando totalmente abierta y expuesta
a él. Solté sus labios y me dirigí a su oído.
—Hazlo
otra vez… —Le pedí en susurro sensual antes de morder el lóbulo
de su oreja.
—¿S-segura?
—Preguntó
tragando en seco e intentando contenerse.
Gruñí
mientras me moví con fuerza debajo de él, provocando que gimiera con fuerza. Me
sonrió maliciosamente.
—Tú
lo pediste… —Dijo y salió casi por completo de mí, para entrar con
toda fuerza y rudeza. Grité mientras rasguñaba su espalda y me arqueaba.
¡¡Hello people!! :D Cómo están (?) ^-^
Sí, lo sé... ._. Siento dejarlas un tanto olvidadas. :c
Pero sepan que siempre me acuerdo de ustedes, solo que no aparezco porque no tengo caps que subir, y bueno... Es un tanto frustrante, porque sé que ustedes esperan por ellos... :/
Pero, hago lo que puedo, mis niñas... :]
Okey, ahora a lo nuestro... :B <3
¿Les gustó el cap? ¿Opiniones?
Love all ya'.
Peace. Out.
Ally C-B.
genial,me encantooooooo...Gracias por compartirla...
ResponderEliminarOhhhhhhhh impresionante capi, las escenas muy bien descritas nena. Me encantó.
ResponderEliminarBesotess