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jueves, 22 de diciembre de 2011

Beautiful Dangerous_Cap Dos

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Summary: Él; una leyenda en el pueblo, rebelde y con esa fachada de chico malo en el Instituto, sin mencionar que es el rey del sexo. Ella; nueva en el pueblo, reservada y con un gran secreto detrás de su espalda. Y por supuesto, la única que le ha dicho NO al playboy del Instituto. ¿Qué pasará cuando ambos descubran los secretos del otro? E/B. Rating: M.
Advertencia: Contiene escenas sexuales explícitas -por eso el rating M, daa-, lees bajo tu propia voluntad. Persona que no les gusten los LEMMONS de cualquier tipo, RETROCEDAN. No me hago responsable bajo advertencia.
Canción ultra-mega-archi-super necesaria: Christina Perri_Jar of hearts. Si no van a escucharla mientras leen, directamente NO LEAN… Es casi tan necesaria como respirar.

2. Capitulo Dos
Beautiful Dangerous
By Ally Cullen-Black
&.
Bella POV
Quise gruñir ante aquel ardor que sentía quemar contra mi piel lacerada. No lo hice. No iba a mostrar ningún atisbo de debilidad. Ni siquiera uno pequeño.
—Arderá unos segundos, pero hará que sanen más rápido. —Dijo Charlie mientras vertía un poco más de aquel repugnante líquido sobre una gasa limpia para pasar sobre los nudillos aun ensangrentados de mi otra maltrecha mano.
—Hhmm, está bien. No importa.
Vi como fruncía su ceño en respuesta a mi comentario. ¡Pero qué quería! Me había curado de cosas peores y por mi propia cuenta. Jamás había podido depender de la estúpida mal parida de Renné así que al principio…
NO. No voy a recordar. Basta decir que con el tiempo aprendí a defenderme mejor y ya no terminaba tan lastimada a menos que fuera por mano propia como en este estúpido caso.
—Y dime… ¿Por qué no has llegado con Renné? —Preguntó mientras sacaba de un sobre unas vendas y otras gasas para envolverme las manos con ellas.
Mmm... ¿Debería decirle exactamente el por qué o sólo hacerme la víctima un poco?
Naaaa…
—Pues bien, no creo que te agrade escuchar esto, pero bueno. Recuerda que tú lo pediste, ¿eh? —Aclaré antes de continuar. —Renné me dejó a tres horas a pie de aquí, simplemente porque estaba harta de mí, creo que no le gustaba para nada verme como una versión mejorada de ella y creo sospechar que estaba bastante apurada, seguramente tendría a algún macho fijo esperándola. Mala decisión, la última vez terminó de verdad muy mal parada y… —No pude seguir ya que mi rostro fue severamente girado por una sonora bofetada.
—Es tu madre de la que hablas, Isabella. Muestra al menos un mínimo de respeto a esta casa.
No sé qué fue lo que vio en mi cara cuando me giré a verlo, pero pude apreciar con regocijo cómo dio un leve paso atrás.
—NUNCA. VUELVAS. A. PONERME. UNA. PUTA. MANO. ENCIMA. —Me le quedé viendo con la ira fluyendo a través de mi cuerpo de manera desgarradora por lo que me pareció una eternidad.
Sin más nada que decir me levanté y me dirigí a la que siempre había sido mi habitación y que siempre había sido motivo de disputa con la perra de Sue, ya que cada vez que venía ella quería que la dejara remodelarla. Era una suerte que la perra no estuviera justo ahora en aquella casa, no sé por qué se había ido ni tampoco me importaba, sólo me alegraba y punto.
Cuando llegué a la mitad de la escalera me giré y pude verlo apoyado en el marco de la puerta del comedor, mirándome. ¿Qué vería? ¿Vería la pequeña que hace tanto tiempo no era y que no volvería a ser jamás? ¿O simplemente vería a la perra en la que me había convertido? Decidí ir a lo concreto. Directa. Si te gustaba bien; y si no, me importaba una mierda.
—Si no quieres problemas y quieres o necesitas que me vaya, sólo dilo y desapareceré.
No es que tuviera mucho lugar a donde ir. Ninguno en realidad, pero no iba a quedarme donde no me quisieran para aguantar sus burradas.
El frunció su cara con evidente enojo y apretó ambos puños a sus lados.
—Como dije cuando te abrí la puerta: "Hiciste bien entonces". No sé, Bella, a que estés acostumbrada, pero aquí tienes un techo y yo soy tu padre. —Bufé no pude evitarlo. ¡Ja! Padre, sí claro. Y desde que vivía con la perra no lo había vuelto a ver. Él me miró feo. —Ve a tu cuarto, Isabella. Ya hablaremos luego. —Dijo mientras se daba media vuelta y se iba a sentar a un horrible y muy gastado sillón frente a una pantalla que mostraba un partido de beisball.
Subí lo más rápido que pude a aquel maldito cuarto y me puse los auriculares del Ipod a todo volumen. No quería pensar ni por un segundo en la miseria que era mi muy jodida vida.
Edward POV
"¡Ah! Esto es vida." Pensé suspirando mientras de mi boca salía una gran bocanada de humo.
A mi lado sentí como aquel cuerpo suculento y caliente se removía.
—Mmmm… Hola, precioso. —Dijo con voz sugerente. —¿Qué tal si traes algo de desayunar y nos ejercitamos con otra ronda de sexo caliente y desenfrenado?
Yo reí, de verdad que reí.
—Tany, cariño… —Ella odiaba que le dijeran así. —¿Acaso me viste cara de jodido mesero o qué? Si quieres desayuno pues ve y cómpratelo, no me jodas a mí para tus pendejadas… Oh, y por cierto, ya es hora de que te vayas. Esme no tardará en despertarse y no quiero que te vea rondando por la casa.
Sabía que estaba siendo un perfecto hijo de puta con ella, pero bueno, ella era de las clásicas perras que se te pegaban como lapa queriendo hacerte su novio para lucirte como un trofeo. Yo conocía bien su juego, y como que me llamo Edward Cullen que no voy a dejarme embaucar por una golfa como esta.
Tanya gruñó y sumamente 'ofendida' se quitó las sábanas de encima y se paró para caminar a paso fuerte por toda la habitación buscando toda la ropa de puta que traía la noche anterior. Mmm… De noche se veía genial para lo que la quería, pero a esta hora de la mañana, así toda… ¡Ugh! No, no me gustaba para nada. Tenía que recordar para la próxima en hacerlo en un lugar donde yo tuviera que irme o decirle que se fuera después de terminar la jodida faena.
¡Dios! ¡Qué flojera! Hoy era lunes, comienzo de semana, o sea, día de volver al puto Instituto.
Pensé en la cara de todos los idiotas que se creían geniales sólo por el hecho de hablarme, en los rostros cansados, feos y aburridos de los profesores que tanto querían echarme de sus clases pero, que para su completo pesar, no podían. Pensé en que tendría que aguantar todas las charlas estúpidas de todos aquellos descerebrados pueblerinos. ¡Argg! Quise gemir. De verdad que quise hacerlo. Ni modo.
"Sólo un año más Cullen. Sólo un año más."
¡SI! Un año más y todo este pueblo de cuarta al que nos había encadenado y mi papá con su puestito de doctor se irían a la mismísima mierda junto con cada uno de sus habitantes para mí. Sería cosa de volar de aquí y hacer simplemente como si nunca hubiera formado parte de mi vida.
"Ups, es tarde." Salté de mi cama para dirigirme al baño y darme una rápida ducha para sacarme el olor a sexo y sudoración que parecía haber quedado impregnado en mi piel. Agh. Eso y el perfume de zorra barata de la infeliz de Tany. Reí internamente ante mi estúpido chiste.
Oh, por cierto, la zorra se fue. ¿Me pregunto cómo mierdas habrá hecho para subir y bajar por mi ventana -que es un segundo piso- llevando aquella diminuta falda y esos tacos que parecían navajas? Bah… Debe de ser la experiencia.
Ese era uno de los motivos por los cuales siempre recurría a ella para un polvo rápido. Siempre accesible, siempre dispuesta. Dios, ni siquiera le importaba si estaba con su regalito de cada mes, ella simplemente se las ingeniaba para darme un polvo de puta madre ya fuera con una mamada o entregando ese bello y tan usado culo. Igual no era la única. Según dicen en la variedad está el gusto. Pues bien, yo debo de tener un gusto muy refinado, ya que todavía no hay una sola chica que de verdad llame mi atención.
Me lavé el cabello, me enjuagué y salí envolviéndome en una toalla saliendo para buscar qué diablos ponerme. Mierda. Mi habitación era un completo desorden, si Esme llegaba a verla en estas condiciones me comería un regaño de aquellos y seguramente me quitarían el coche o mi tarjeta. Sí, soy un puto niño mimado, ¿y qué? Carajo, voy a tener que acomodar luego de clases antes de que alguien entre y vea todo esto.
Volví a pensar en aquello que regía mi vida desde hace ya unos cuantos años. Fiestas. Sexo. Cigarrillos. Sexo. Alcohol. Sexo. Sí, mucho, mucho sexo. Me había cogido a todas y cada una de las mejores chicas del Instituto y unas cuantas más de Seattle o Port Angels cuando iba de fiesta por allí. Tan sólo en esta semana me había cogido a Kate, a Jessica, a Irina, a Lauren, y obviamente a la que se acababa de ir: Tanya.
Me decidí por una remera negra con un tribal plateado en forma de dragón en el pecho y unos vaqueros grises desgastados con algunas pequeñas roturas en los muslos. Me puse unas zapatillas deportivas y una campera de cuerina negra que amaba. Tomé mi mochila y un par de anteojos, sí que estuviera nublado no importaba. Cuando has estado bebiendo todo el jodido día anterior, cualquier luz por pequeña que fuera te molestaba. Sip, ese era mi caso el día de hoy, la mezcla de ayer de cerveza y whisky, no me cayó nada bien.
Bajé corriendo las escaleras agradeciendo internamente el no encontrarme con nadie -en especial mi insoportable y pesada hermana melliza, Alice- y salí disparado hacia mi adorado Volvo. Arranqué y antes de salir de la curva de mi casa aceleré a fondo, me quedaban cinco minutos para llegar a horario en un recorrido que siempre había hecho en ocho.
Me encanta superarme a mí mismo. Llegué con inclusive treinta segundos de sobra.
Como siempre me fui directamente a mi clase sin saludar a nadie por el camino. No sé porque todos se empeñaban tanto en agradarme si lo único que yo hacía era gruñirles y dejarles con la frase por la mitad siempre que podía. Lo reconozco, era un maldito bastardo con todos. Pero, ¡hey! El problema lo tienen ellos si aun así me adoran, ¿no?
Entré a mi clase de historia justo en el momento en el que el profesor llegaba a la puerta. Pude escuchar claramente como medio gruñó por lo bajo al verme. No le hice caso. Me fui a mi asiento habitual del fondo ganándome miraditas que querían simular coquetería, pero que a mí me parecían grotescas, por parte de la mayoría de las chicas del salón y miradas cómplices y divertidas de la mayoría de los chicos.
Mierda. Necesitaba alcohol, o por lo menos salir a fumar un poco. Estaba en la tercera hora, literatura, y ya me quería IR. Pareciera que los profesores lo hicieran a propósito, cuanto más tedioso es el tema, más largo te lo hacen.
Bien. Decidí que no me iba a aguantar hasta la hora del almuerzo. Me iba a saltar español y me iría al fondo del Instituto donde había un lugar donde esconderse de cualquier profesor metiche que rondara por allí. Era una salida que daba al principio del bosque que colindaba con el edificio y del que muy pocos -muy, muy pocos- sabían. Es más al lugar al que pensaba irme ni siquiera mis amigos lo conocían ya que con ellos generalmente me quedaba más cerca de la entrada.
Por fin. Tocó el timbre del cambio de hora.
Pensé que sería fácil. No lo fue. Ni bien me paré de mi asiento la estúpida de Lauren se puso en mi camino.
—Hola, Ed. —Dijo con lo que de seguro ella pensaba que sería una voz seductora. Ni mierda, era como gangosa o algo.
—Hola. —Dije queriendo esquivarla.
—Oww, no me trates de esquivar. ¿Qué me dices de ir al cuarto de la limpieza y darnos un pequeño… gusto? —Dijo en cambio guiñándome un ojo.
—No gracias. Ya tuve mi ración de hoy y de verdad que si necesitara algo ahora buscaría algo de mejor calidad. Adiós. —Pude ver como sus ojos me miraban con ira cuando al fin logre esquivarla.
Jodida perra. Si no me apresuraba me encontraría con algunos de los profesores. No había ni uno sólo que no me quisiera echar el guante en algo como eso.
Corrí tan rápido y disimulado como pude y me escabullí por una puerta de servicio hacia la parte trasera. Minutos después estaba casi sin aliento pero había valido la pena. Ahora nadie me vería. Nadie me…
—¿Qué mierdas te crees que haces aquí? —Dije dando un gruñido de frustración. Definitivamente hoy no era un buen día.
Dios. Sólo quería fumar y estar tranquilo. Mierda.
Había llegado a mi lugar habitual que se encontraba escondido entre un árbol de tronco grueso y una roca del tamaño de una persona pequeña cuando vi que estaba siendo ocupado por una persona, al parecer una chica. No lo sabía ya que ella se encontraba de espaldas a mí.
Se paró sin girarse aún, hasta quedar totalmente erguida.
—¿Y tú quién mierda eres para venir a cuestionarme en donde puedo yo estar o no? —Dijo ella con una voz glacial mientras se giraba a verme.
¡Santa mierda!
¡¿Quién putas era esta belleza?! Oh, mejor aún, ¿por qué no puedo dejar de mirarla, por qué mis bolas ya están tiesas y por qué putas no me conoce como cada perra de este jodido lugar?
—¿Y qué tanto miras imbécil, acaso tengo monos en la cara? ¿Por qué no te largas y me dejas en paz?
No sabría describirlo, pero creo que me encontraba en estado de shock o algo así.
Mis ojos se desenfocaron ante un rayo de luz y la desvié hacia el piso con gran velocidad.
Grata sorpresa.
Tequila.
"Creo que esta perra y yo nos llevaremos bien. O no…" Pensé cuando sentí un empujón en mi costado cuando ella pasó.
—Eres demasiado estúpido. —Murmuró enojada. ¡Diablos! Se veía tan jodidamente sexy enojada. —Te dejo la botellita a ver si te despierta idiota, igual tengo más y mejor. Te diría nos vemos luego, pero mejor será que te pierdas de mi vista, ¿ok? Bye.
Y sin más la observé irse haciendo un contoneo de caderas que me despertó a mi amiguito de una manera casi rayana en lo dolorosa.
¿Qué putas me había pasado?
No le di más vueltas porque en realidad estaba como medio idiota y quería despertarme para poder hallarla en un rato, así que me senté y tomé la botella para comenzar a beber en paz un rato.
Creo que este año sería interesante.

Okey, sí. Siento haberme tardado tanto en subir caps. ^^ Pero aquí están todos! x)
Bueno, que me dicen? Les gusto?
Peace. Out.
Ally C-B.

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