Mi segunda vida_Cap Diez

Capitulo Diez

Bromas

Cuando entramos al salón, no fue difícil encontrar a Josh, ya que estaba adelante, en primera fila. Me quedé estupefacta al ver quien estaba detrás de él. Edward al verme me sonrió con esa sonrisa torcida que tanto recordaba y tanto me encantaba; y no pude evitar devolvérsela. Como los bancos eran de a dos, me senté al lado de Josh, mientras que Alice fue al lado de Edward.

La maestra Morgan llego justo cuando me acomodé en mi asiento, bajo la fija mirada de Edward. La maestra, era una mujer delgada, tenía alrededor de sesenta años, arrugas en su frente y mejillas, parecía que siempre estaba con cara de enojada, siempre vestía lo mismo, sus faldas largas hasta el tobillo de colores oscuros, y su ya acostumbrado suéter de lana color gris, junto con una camiseta de cuello de tortuga, tenía su cabello gris perfectamente recogido, ni un solo cabello se salía. Nada fuera de lo común. Justo como la recordaba de los años anteriores.

Cuando se dio vuelta a empezar con la clase, se quedó mirándonos a Josh y a mí. Me concentré en sus pensamientos.

“O no…otra vez con los O’Conner…” protestó la pobre señora en su mente.

-¿Cómo se encuentra, Sra. Morgan? –preguntó Josh con cortesía.

-Bien, Josh gracias por preguntar –contestó la mujer un poco dudosa- Señorita Elizabeth, sigue siendo la misma –comentó seria. Edward y Alice se revolvieron en sus asientos.

-La misma chica de siempre –dije con una sonrisa y encogiéndome de hombros.

Con mi don, hice que comenzara a sentirse insegura, nerviosa. Josh me sonrió. Estaba mal, lo sabía. Pero ella se lo había buscado.

La profesora se dio vuelta, se sentó en el escritorio y habló a la clase, dejando de lado el mal momento, aunque seguía nerviosa.

-Quiero que escriban alguna experiencia, que hayan tenido en estas vacaciones, la mejor, y luego, si desean leerla enfrente de la clase, tienen quince minutos –dijo, después saco un libro y lo empezó a leer, el sonido de los lápices no tardo en escucharse, todos escribían algo.

-Trata de hacer que no llore…-le susurré a Josh.

-¿Qué no llore? –preguntó Edward. Me giré a contestarle.

-Tú solo mira y escucha –le contesté.

-Sin hablar…-reprendió la profesora. Me giré con desgana.

Todos seguían escribiendo, excepto yo. Pasaron unos minutos hasta que la profesora volvió a hablar.

-Termino el tiempo –dijo la profesora, fijándose en su reloj- ¿Alguien se ofrece a narrar sus vacaciones? –preguntó mirando a la clase.

Josh fue el primero en levantar la mano gritando emocionado “Yo, yo, yo” como un niño de cinco años.

-Haber…Josh O’Conner –dijo la profesora.

Josh se levanto de un salto, con una sonrisa en su cara. Él se aclaro la garganta ruidosamente.

-Bueno, esta es una experiencia única para mi, y quiero contárselas…- informó- Fue un caluroso Domingo, en las afuera del pueblo, en el Rancho O’Conner…

-"El cielo estaba azul,” -comenzó a relatar con voz soñadora- “La luna estaba alta y brillante, solos, Ella y Yo. Su cabello tan suave, al igual que su curvilínea figura…"-

Yo me tape la boca para no soltar una carcajada, al igual que Alice y Edward. La cara de horror y preocupación de la profesora hacía reír a más de un alumno.

-"Su piel tan delicada, al igual que sus ojos, tan azules…Sabia exactamente, lo que ella quería hacer, sus hombros tan suaves, sus piernas tan finas"-

Yo cada vez me escondía en mi asiento, tratando de disimular la carcajada que quería salir de adentro mío.

-"Corrí mis dedos por su espina dorsal. No sabía cómo pero hice lo mejor que pude, para poner mis manos en sus senos"-

Todos los demás estaban en shock, pero Alice, Edward y yo, queríamos morir de risa. Metafóricamente…

-Recuerdo mi temor, mi corazón latiendo rápido, pero lentamente abrió sus piernas, y cuando lo hizo, no sentí pena alguna, pero luego lentamente…Salió la cosa blanca. Todo ha terminado…-

La profesora se había puesto en pie, dispuesta a parar aquello.

-Mi primera vez,… ¡Ordeñando a una Vaca! –dijo sonriendo.

Todos estuvieron a punto de caerse de su asiento, la profesora se quedo con la boca abierta, al igual que todos.

-Pervertidos -susurro Josh a todos. Yo no aguanté más, al igual que Alice y Edward, y comenzamos a reírnos a puro pulmón, junto con algunos alumnos.

Cuando la profesora estuvo a punto de regañarlo, sonó el timbre. Todos se levantaron riendo, al igual que nosotros. Una vez afuera, me apoyé contra la pared y me deslicé al suelo, todavía riendo. La tentación de todos no se iba. Alice se sentó a mi lado riendo de igual forma que la mía.

-No…esperé…algo así…-dijo Edward tentado.

-Que te digo…soy imprescindible –dijo Josh.

-Tarado…-le dije a Josh mientras estiraba mi mano para que me ayudara a levantarme, pero no fue su mano la que recibí.

Edward me tomó de la mano y me ayudó a levantarme del suelo con una sonrisa. Cuando me tomo de ella, muchas corrientes eléctricas atravesaron mi cuerpo, como cuando era humana y cada rose suyo me hacía estremecer.

-Gracias –le dije devolviéndosela. Él asintió.

Luego, vimos a Jasper caminar hacia nosotros riendo junto con Rose y Emmet, pero Emmet reía a carcajadas.

-¿Escucharon? –le preguntó Alice a Jasper abrazándolo por la cintura. Los recién llegados asintieron.

-¡¡Lizy!! –me gritó Nicole a unos pasos más lejos con una sonrisa y de la mano de Jaime. Corrí hacia ellos y los abracé a ambos.

-¿Cómo les fue? –les pregunté a los dos con una sonrisa.

-¡Genial! –dijo Nicky con una sonrisa.

-No me quejo…-dijo Jaime.

-¡Hey! ¡Levanta el ánimo, Jaime! –le dije abrazándolo por los hombros y dándole un beso en la mejilla.

-¡Sí! ¡No seas cascarrabias! –le dijo Nicky.

-¡Enanos! –gritó Josh caminando hacia nosotros. Nicole corrió a él y Josh la abrazó de la cintura alzándola.

Ellos se llevaban muy bien. Josh era demasiado sobre-protector con Nicole, y la quería demasiado, y era porque lo hacía recordar a su hermanita que murió hace muchos años.

-¿Cómo estas, preciosa? –le preguntó Josh a Nicole.

-Bien, -le contestó ella con una sonrisa una vez que Josh la devolvió al suelo.

Cuando miré atrás de Josh, estaban los Cullen mirándonos a Jaime y a mí. Seguramente ya habían notado el parecido.

Llamé a Nicky y la pasé uno de mis brazos por sus hombros, mientras que con el otro, estaba alrededor de la cintura de Jaime, y caminé con ellos hacia los Cullen, mientras Josh iba en dirección contraria a buscar a Sophy.

-Niños, ellos son Alice y Jasper; Rosalie y Emmet; y Edward. Chicos, -me dirigí a los Cullen- ellos son Jaime y Nicole  -todos nos miraron sorprendidos.

-¡Woow! –exclamó Emmet- Son realmente parecidos…

 -Somos mellizos –explicó Nicole con una sonrisa. Todos se sorprendieron más.

-Exacto, –dijo Jaime- Nicole y yo somos mellizos. Pero Bella es la mayor…-dijo mirándome con una sonrisa. Le devolví la sonrisa y le di un beso en la mejilla.

-No nos hablaste de Nicole –dijo Alice.

-No pudimos terminar –le contesté- Pero hoy, los pondré al tanto…-dije con una sonrisa.

-O sea que irás a casa…-afirmó Edward con esperanza. Asentí sonriendo.

En eso la estruendosa risa de Josh se escuchó. Todos giramos nuestras cabezas en su dirección. Él venía abrazando a Sophy de la cintura. Por la cara de ella, algo había hecho Josh.

-Es un estúpido…-dijo Jaime revoleando los ojos.

-¡No seas malo! –le reprendió Nicky.

Una vez que Josh y Sophy llegaron a nosotros, presenté a Sophy.

-Chicos, ella es Sophia. Sophy, ellos son…-empecé pero ella me interrumpió.

-Sí, ya se quienes son –dijo con una sonrisa.

“Como si alguna vez dejaras de hablar de ellos…” pensó Sophy.

“¡Ya! ¡Termínala!” le contesté enojada.

-Es un placer conocerte, Sophia –dijo Alice tendiéndole su mano. Sophy la tomó y le respondió con una sonrisa.

-Josh y Elizabeth O’Conner…-nos llamó el director a unos pasos. Los dos levantamos la mano- Vengan conmigo, por favor –nos pidió seriamente. Solté a mis hermanos y seguí al director con Josh en silencio.

-Fue tu culpa…-le susurré a Josh.

-Fue tu visión…-me contestó de la misma forma.

-¡Pero fue tu idea seguirla! –me defendí- Sabes que no es obligatorio seguirla…

Él no dijo nada. Yo había ganado. Por ahora…
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