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jueves, 26 de mayo de 2011


 Bella POV
-Mi turno –dijo Edward acercándose a mí en silencio, para luego comenzar a rodearme con movimientos felinos y atentos, como un puma. Sabía lo que intentaba hacer, quería intimidarme.
Ambos amagábamos el uno al otro mientras acortábamos la distancia, hasta que él se lanzó sobre mí con rapidez y destreza. Pero él no estaba acostumbrado a mis movimientos, por lo que cada vez que él lograba rozarme, me escabullía de sus brazos como gotas de agua. Y cada vez que yo lograba estar cerca de él y atraparlo, se giraba o se movía justo cuando me faltaban milímetros de llegar a él. Ambos teníamos mucha rapidez, por lo que se escuchaba lo protesta de algunos de los presentes por no poder ver claramente lo que ocurría.
-Okey, niños, dejémoslo como un empate –dijo Carlisle interceptando la lucha.
Reí mirando a Edward y asentí al mismo tiempo que él, mientras ambos girábamos dándonos la espalda. Aproveche para girarme de nuevo hacia él y atacarlo, pero su fuertes brazos me atraparon levantándome del suelo, haciendo que no pudiera mover mis brazos atrapados entre los suyos.
-No debo confiar en mi oponente –dijo sonriendo engreído antes de guiñarme un ojo y depositar un tierno beso sobre mis labios. Sonreí correspondiéndole.
Casi todos comenzaron a aplaudir riendo mientras Edward me soltaba y volvía a su lugar.
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Bueno mis niñas, aqui viene la explicacion...
Este seria uno de los caps que seguiria si mi blog no se hubiera borrado, por lo que este fin de semana, publicare todos los que faltan para llegar a este, asi que no se sorprendan cuando vean todos caps de Mi segunda vida... =)
Jaajajaja..bueno, espero les guste!
Besoos!! Las kiero!!
Ally**
Capitulo Dos
Juego de miradas
-¿Crees que lo notaran? –me preguntó Jane con una sonrisa divertida mientras esperábamos a que nuestras maletas aparecieran.
-No lo sé, -contesté antes de soltar una risa idiota, seguida por la suya.
Definitivamente, no esperaba que ella viniera de San Francisco, y menos que en ese maldito lugar vendieran los mejores “caramelos” que haya probado en mi puta vida, al menos desde que comencé con ello.
Una vez que encontramos nuestras maletas, salimos de aquel lugar riendo como estúpidas, y gracias a eso, un guardia nos siguió con la mirada hasta que desaparecimos del lugar.
-¡Bella! –escuché una voz masculina a lo lejos. Comencé a buscar al dueño girándome hacia todos lados, y no me sorprendió en absoluto al ver a Charlie, mi padre, agitando un cartel sobre su cabeza que decía “Bienvenida a casa, mi niña”, con una gran sonrisa pegada en su rostro. Reí por esas acciones tan típicas de Charlie, y por el efecto de las drogas. Eso me gustó, duraban aún más que las mías.
-Hey, -susurró Jane en mi oído mientras sentía como ella movía mi mochila colgada en mi espalda- lo necesitarás más que yo…–ella me guiñó un ojo antes de darme un beso en la mejilla como saludo y perderse entre la gente. Sacudí mi cabeza antes de comenzar a caminar hacia Charlie.
-Hola, cariño –me saludó Charlie mientras depositaba un beso en mi mejilla y bajaba el cartel hasta el suelo.
-Hola, papá –no podía no llamarlo por lo que él era en realidad. A pesar de que no tuviéramos mucho contacto, él no dejaba de ser el que introdujo sus “pequeñas semillas” en Renné para así crearme a mí. En pocas palabras, el era mi Padre, me gustara o no.
Charlie tomo mis maletas luego de entregarme el cartel. Dejándome a mí, únicamente, llevar mi mochila y el cartel mientras él llevaba mis dos enormes maletas.
-Por lo que veo, planeas quedarte bastante tiempo –comentó con una sonrisa y remarcando el “bastante”.
-Si no quieres que me quede, mañana mismo vuelvo con Renné –su sonrisa desapareció y me miró casi con suplica- Tranquilo, solo bromeo –aclaré guiñándole un ojo y sonriéndole. El suspiró tranquilizándose y murmurando para sí mismo “adolescentes” mientras sacudía su cabeza.
.
.
-¿Qué dices si paramos a comer algo? –preguntó Charlie rompiendo con ese silencio tan cómodo en el que íbamos en su auto, un flamante Volvo negro.
-Okey, -dije sonriendo. No me iría mal comer algo, a decir verdad, creo que no había comido desde el desayuno de hacía un día y medio atrás.
Paramos en un gigantesco bar, de esos que únicamente van las personas con dinero, o maridos con sus amantes, e inclusive prostitutas -en pocas palabras putas-, a buscar algún cliente borracho o que necesitara de sus servicios. Me sorprendí al verlas allí, pero es que no me había percatado de que ya estaba anocheciendo. Con razón, ya había llegado la hora de “¡gatos al ataque!”.
-¿Qué vas a pedir, Bells? –me preguntó Charlie mientras le echaba una ojeada al menú del día.
-No lo sé, -contesté levantando mi mirada justo cuando unos ojos color dorado se encontraron con los míos.
Casi caigo de mi asiento al ver a aquel dios griego entrando por la puerta del bar acompañado de dos hombres más, uno más bueno que otro.
Uno de ellos, era enorme, casi como un oso, y su cabello era negro; tenía ojos color verde agua que detonaban diversión; sus músculos podías verlos desde kilómetros de distancia por lo grandote que era; la parte inferior de su cara estaba cubierta por una delicada barba que lo hacía ver extremadamente sexy, aparte de esos hoyuelos que se formaban en sus mejillas cada vez que sonreía. El otro, era mediano, con rizos dorados cayendo por su rostro; sus ojos color miel te derretían; y su mirada felina acechando a la mía cuando nuestros ojos chocaron, hicieron que mis piernas temblaran, pero no del miedo, sino del imaginarme lo que sería una noche con aquel hombre.
Pero, a pesar de todo, ninguno de esos sexys hombres se comparaban al dios griego de ojos dorados. Tenía algo, no solo en su forma de pararse, como si no le importara nada, sino hasta en la forma en que me miraba, como si fuera de su propiedad, como si nos conociéramos de toda la vida, que me llamaba, me atraía.
Le sonreí tentativamente al notar que sus ojos no dejaban los míos. Siempre tomé como juego el mirar fijamente a alguien que me estuviera mirando. Y así lo miraría, hasta que se sintiera intimidado y quitara su mirada de mí. Mientras tanto, vería cuánto duraría, muchas veces, en los hombres, con solo una mordida a mi labio inferior, bastaba para que se sintieran demasiado excitados y se fueran del lugar hiperventilándose.
Me sorprendí cuando vi una sonrisa torcida curvar su rostro ante mi sonrisa y un guiño departe de él fuera hacia mí, como si estuviera adivinando mi juego.
-¡Isabella! –me llamó mi padre exasperado.
-¿Qué? –le contesté sacudiendo mi cabeza, volviendo a la realidad.
-¿Tengo que volver a repetirte la pregunta? –preguntó molesto.
-Lo siento, -me disculpé volviendo mi mirada a aquel hombre que se reía de lo que había ocurrido con una sonrisa arrogante mientras se sentaba en su mesa con sus amigotes. Punto para él. Suspiré pesadamente- ¿decías? –le pregunté a Charlie sonriéndole, aparentando “niña indefensa e inocente”. Él sacudió su cabeza riendo y bajando su mirada al menú.
Volví mi mirada al dios griego y le guiñé un ojo relamiendo mis labios. Su sonrisa desapareció completamente y se removió inquieto en su asiento mientras me miraba, mientras los otros dos sexys acompañantes se reían de él. Punto para mí.
-Vamos uno a uno, cariño –articulé perfectamente con mis labios en su dirección antes de guiñarle en ojo y que Charlie alzara su vista a mí, pero con tiempo de sobra para que yo pudiera volver a mi papel de “niña indefensa e inocente” que siempre protagonizaba con Charlie.
-Bella, tengo que informarte de algo –dijo justo cuando una mujer rubia, vestida como adolescente, y con más cirugías en su rostro que Michael Jackson (sin ofender), apareció gritando emocionada.
-¡Amor! -dijo la mujer justo cuando Charlie se levantó de su asiento, antes de besarlo en los labios.
Una extraña adrenalina comenzó a recorrer mi cuerpo, pidiéndome a gritos que saltara encima de ella y le arrancara todo su cabello, que seguramente era una peluca, y que le desfigurara todo su rostro lleno de Bótox y estiramiento de piel que intentaban ocultar su vejez. Tomé los brazos del asiento, casi clavando mis uñas en él, mientras apretaba con fuerza la mandíbula, intentando controlarme. Mi cuerpo entero temblaba de la ira que sentía, ira que hacía ya mucho tiempo había dejado de sentir desde que le partí un florero en la espalda a Daniel, el prometido de Renné, luego de que abusara de mí.
-Bella, déjame presentarte a Carmen, mi prometida…-sentí mi corazón rasgarse, y no pude evitar interrumpirlo.
-¡¿Tu qué?! –grité con furia levantándome de mi asiento, haciendo que la silla en donde estaba sentada cayera hacia atrás y que muchas personas giraran hacia a mí.
-Cálmate, –dijo Charlie abrazando a la mujer por la cintura.
-Así que esta es la zorra por la cual dejaste a mamá –dije cruzándome de brazos y con voz fuerte y potente, para que todos escucharan- Al menos tienes buen gusto…–comenté antes de tomar mi mochila y comenzar a caminar hacia la salida- Solo te informo de una cosa, -dije girándome hacia él, justo quedando al lado de los hombres sexys- la herencia, no la pienso compartir con nadie, ¿oíste bien? –la tal Carmen me miró con un fuerte odio, a lo que le sonreí falsamente antes de girarme y justo chocarme con el dios griego, que no sé en qué momento se paró detrás de mí.
Era realmente alto, y mucho más bueno de cerca. Con todo el alboroto, me había olvidado de nuestro juego, el cual no pensaba perder. Me puse en puntas de pies, tomé su cabello desde atrás y lo besé, irrumpiendo con mi lengua en su boca sin permiso, pero muy bien recibida de su parte, mientras sus amigos comenzaron reírse, al parecer eran más de dos.
-Gané el juego, -dije agitadamente mientras me alejaba de él, le guiñaba un ojo, y salía de aquel lugar antes de que a Charlie se le ocurriera lanzarme con algo por la furia.
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Bueno mis niñas, que me dicen?? Les gusta?? Para este finde se viene cap de Mi segunda vida y Precious Passion!! ;)
Besoos!!
Ally**

miércoles, 25 de mayo de 2011

 Bella POV
Era realmente alto, y mucho más bueno de cerca. Con todo el alboroto, me había olvidado de nuestro juego, el cual no pensaba perder. Me puse en puntas de pies, tomé su cabello desde atrás y lo besé, irrumpiendo con mi lengua en su boca sin permiso, pero muy bien recibida de su parte, mientras sus amigos comenzaron reírse, al parecer eran más de dos.
-Gané el juego, -dije agitadamente mientras me alejaba de él, le guiñaba un ojo, y salía de aquel lugar antes de que a Charlie se le ocurriera lanzarme con algo por la furia...
Capitulo Uno
Vuelos
Bella POV
Muchas rápidas imágenes se reproducían en mi cabeza, una encima de la otra, mareándome, sin dejarme comprender nada. Veía muchas luces de distintos colores prendiéndose y apagándose, una y otra vez, todo giraba a mí alrededor con demasiada rapidez, mi largo cabello se encontraba algo mojado y chocaba contra mi rostro gracias al movimiento de mi cabeza. Escuchaba toda clase de música, desde electrónica hasta rock, a todo volumen, dejándome casi sorda.
-Bella…-oí una voz familiar, pero lejana, llamándome- Isabella, ya es hora de levantarse…
Todo lo que veía, sentía y oía a mí alrededor se detuvo de golpe, volviéndose negro y dándome una fuerte punzada en mi cabeza. Gemí tomando las suaves sábanas de mi cama en forma de puños con las manos.
-Vamos, hija –dijo Renné, mi madre, abriendo la ventana junto con las cortinas de mi habitación.
La fuerte luz solar que entró por ella, produjo que mi cabeza estallara. Gemí, otra vez, y me tape con las sabanas hasta por encima de mi cabeza.
-Isabella, hablo en serio. Perderás tu vuelo –dijo destapándome y saliendo de mi habitación.
“Si supieras tú la clase de vuelos que estoy acostumbrada a hacer…” reí ante mi estúpido pensamiento. Me senté en mi cama con la mayor lentitud posible. “Malditos efectos secundarios” pensé al sentir otra vez la punzada en mi cabeza. Escuché una ligera risa desde la puerta de mi habitación. Levanté mi rostro para encontrármelo, allí parado, como si nunca nada hubiera pasado.
-¿Qué diablos miras? –le pregunté con desprecio. Volvió a reírse.
-Lo que diría tu madre si en realidad supiera lo que haces…-dijo con aire despreocupado.
-Lo que diría mi madre si se enterara lo que me hiciste y lo que me das a diario…- “¡Ja! ¡Chúpate esa, maldito abusador!” pensé dejando que una pequeña y desafiadora sonrisa luciera en mi rostro.
Al escuchar mis palabras, cualquier indicio de ironía, felicidad o sarcasmo de parte de él, desaparecieron, siendo reemplazados con enojo e impotencia, mientras cerraba sus manos en puños. Cuando él estuvo a punto de decir algo, se escucharon los pasos de Renné subiendo por las escaleras. Le saqué la lengua como una niña pequeña antes de echarme a reír sin razón alguna. Él me siguió, aparentando que teníamos una “amistosa” conversación, aparentando que nos llevábamos bien.
-¿Por qué tanta risa? –preguntó Renné sonriendo mientras abrazaba a Daniel por la cintura. Él era más alto que Renné, casi media cabeza más.
-Resulta que Bells se levanto de muy buen humor hoy –mintió haciéndose el “amigable”.
-Sí, al igual que tú, Dany –dije irónicamente antes de volver a echarme a reír, recostándome nuevamente en mi cama.
Lo miré de reojo y noté el brillo de furia que desprendían sus ojos, aunque se riera siguiéndome el juego. Renné miraba confundida, por lo que terminaron yéndose de mi habitación para que pudiera cambiarme, dejándome sola, tentada de la risa. Cuando por fin logré calmarme, me levanté, no sin antes marearme hasta el punto de tener que sujetarme de mi mesita de noche para no caerme al suelo.
Los estúpidos pensamientos, la risa sin sentido, la punzada en mi cabeza y el abundante mareo, solo indicaban una sola cosa: aún seguía borracha y drogada.
Como pude, fui hasta el baño con mi neceser y mi ropa. Un relajante baño de agua caliente me devolvería a la normalidad, o al menos eso esperaba. Una vez lista, con mi ropa puesta, bajé las escaleras con cuidado, aún sentía ese pequeño cosquilleo recorrer en mis venas gracias a la drogas.
.
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-Pasajeros del vuelo 345, por favor presentarse en el pasillo B-12 para abordar su vuelo a Seattle, esperamos que tengan un buen viaje…-la voz tan entrenada del aeropuerto anunciaba mi vuelo.
-Te extrañaré mucho –dijo Renné dándome un abrazo tritura costillas.
-Yo igual, mamá –dije devolviéndole el abrazo.
Ese vacío, esa angustia, esa tristeza de dejarla, a pesar que fuera decisión de ambas, comenzó a llenarme completamente. ¿Por qué todo tenía que ser tan difícil? Yo nunca había hecho nada que lastimara a las demás personas, al menos desde antes de lo ocurrido con aquel chico…
*Flashback*
Música, ruido, gritos, bailes demasiados pegados, todo aturdía a mi alrededor. No estaba acostumbrada a ese tipo de cosas, a ese tipo de bailes, a ese tipo de vida. Prefería quedarme en casa, con mis libros y mis cosas, que haber ido a esa fiesta, casi obligada por mi madre.
-¿Ya te vas? –me preguntó Félix, mi compañero de la clase de Matemáticas, interceptándome en mi camino hacia la puerta de salida de aquel incómodo lugar.
-Sí, la verdad me siento algo cansada –le contesté intentando salir, pero su gran cuerpo me obstruía la entrada.
-Oh, vamos, Bells –dijo pasando uno de sus enormes brazos por mis hombros y empujándome hacia adentro de la sala, llena de adolescentes con sus hormonas a flor de piel- Estas muy linda esta noche, -dijo mirándome de arriba hacia abajo. Me odié a mi misma por haberme dejado convencer por Renné y haber dejado que ella me vistiera.
Miré hacia otro lado avergonzada cuando él habló, mientras pronunciaba un bajo y ligero “Gracias”. Félix rió animadamente.
-Con respecto a tu cansancio, -susurró a mi oído- tengo algo que va ayudarte…-dijo abriendo la palma de su mano, mostrándome dos alargadas pero pequeñas pastillas blancas. Fruncí el ceño confundida.
    En ese momento, mis sensores no hacían más que gritarme “Corre” o “Demasiado cerca, demasiado”, y hasta “Peligroso”. Estaba confundida, no entendía para qué rayos querría tomar pastillas si en realidad me sentía esplendida.
-¿Qué es? –pregunté confundida.
-Bromeas, ¿cierto? ¿Nunca has volado? –preguntó sorprendido. Negué con la cabeza- Relájate, hará que te sueltes un poco…–dijo llevándose una de las pastillas a su boca antes de tomar un sorbo de una de las bebidas que había pedido cuando llegamos al pequeño bar de la sala- Confía, -dijo giñándome un ojo y estirando su mano con la pastilla en ella, luego de tomarse la suya. Inspiré con fuerza antes de tomarme la que quedaba. Él sonrió triunfante.
Todo a mí alrededor daba vueltas y vueltas, me sentía feliz, sentía que nada me importaba, sentía que volaba. Pero antes de que todo se volviera negro y pesado, recordaba a Félix con una enorme sonrisa en su rostro mientras me miraba cómo bailaba, sentado al lado de Demetri, su hermano. Luego, se paró de su asiento y caminó, mejor dicho corrió hacia mí, y me besó con rudeza.
Eso era lo último que recordaba antes de despertarme, a la mañana siguiente en una cama, sola, desnuda y con sangre en mi entrepierna. En ese momento, me despedí de mi inocencia.
*Fin del flashback*
Félix Vulturi. No me quedaban dudas, y era más que obvio, que él había sido el causante de todo, o mejor dicho, el que comenzó todo.
Todo ese dolor que intentaba tapar con el efecto de las drogas y el alcohol, volvió a mí con todas sus fuerzas, provocándome una gran puntada en el pecho y en el estómago. La desesperación que creció en mí en ese momento de tapar ese dolor, fue grande, y desesperante.
-Último llamado para los pasajeros de la unidad 345, por favor presentarse en el pasillo B-12, muchas gracias –otra vez la voz entrenada anunció mi vuelo.
-Adiós, -dije por último sin mirar a Renné ni a Daniel antes de tomar mi mochila y correr hacia el avión.
No quería que notaran, en especial Renné, mis fuertes ganas de echarme a llorar como niña pequeña. Y no quería llorar, ya había llorado lo suficiente esa mañana cuando regresé a casa, corriendo como alma que lleva el diablo.
Subí al avión, ubiqué mi lugar, que justo al lado había una chica rubia, vestida con un Jean que parecía gastado y estaba rasgado en pequeñas partes, una remera negra, y tacones aguja. En su regazo, estaba su cazadora de cuero gris y una cartera negra.
Fui hacia aquel lugar, y me senté a su lado, sin decir nada, mientras dejaba mi mochila entre mis pies.
-Hola, soy Jane –me saludó la rubia con simpatía.
-Isabella, pero prefiero que me llamen Bella –le devolví la sonrisa, tratando de disimular lo desesperada que estaba por tomar de una maldita vez mi “caramelo mágico”.
-Es un placer, Bella –dijo antes que la voz entrenada anunciara el despegue del avión.
Suspiré impaciente, mientras movía mi pierna frenéticamente, ansiosa, desesperada. Me giré a mirarla, y vi las mismas ansias, la misma desesperación de su parte.
-No se tu, pero yo necesito mi “caramelo mágico” –dijo abriendo su cartera y sacando una pequeña billetera de cuero, donde adentro habían muchos “caramelos mágicos”- Por favor, no me delates –dijo casi suplicando. Le sonreí en respuesta.
-Amiga, -dije sacando la pequeña latita en forma de billetera donde yo guardaba mis caramelos y sacudiéndola con una sonrisa- somos dos –le guiñé el ojo antes de que ella riera y me ofreciera uno. Asentí antes de meterme la pequeña pastilla a la boca.
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Okey, aquí les dejo el primer cap, y me dicen si les gusto y si sigo.... ;)
Las kiero!!!
Ally**
Summary: Isabella Swan no es la típica chica de 17 años, torpe, indefensa e inocente. Ella es atrevida, rebelde, decidida, no le importa decir lo que piensa ni lo que los demás piensen de ella, y, por sobretodo, es la chica más deseada de todo el Instituto desde que llegó. Cualquier chico moriría por tenerla, cualquier chica desearía ser su mejor amiga, Isabella era el objetivo de todos. Pero ella ya tenía a sus dos objetivos bien fijados. Pero, ¿qué ocurrirá cuando ellos terminen siendo diferentes a lo que aparentan?

Prefacio
I wanna get a little dirty tonight,
¡let’s get dirty! 
Sus manos recorrían insistentes el diminuto cuerpo de Isabella, comparado con los dos cuerpos que la tenían aprisionada en el medio. Pero esa prisión no era como las que a menudo conoce la gente, esa prisión estaba llena de placer…un placer que ella se había imaginado que experimentaría, pero que nunca se animaría a realizar, al menos hasta que ellos intervinieron en el asunto.
-El juego comenzó hace mucho tiempo, Bella –susurró el cobrizo en el oído de la chica que se retorcía de placer en frente de él.
-Ya eres nuestra, nos perteneces, Isabella –susurró el rubio en el otro oído de la chica desde atrás mientras sus dedos se adentraban en su interior. Bella soltó un grito desgarrador, pero no de dolor, sino de placer.
El cobrizo desprendió su camisa haciendo que todos los botones saltasen en distintas direcciones, se acercó a ella y comenzó a besar sus pechos. Los besaba, los lamía, los mordía con desesperación mientras el rubio la penetraba hasta el fondo con sus dedos, era demasiado placer. Tanto que hacía que su cabeza diera vueltas, como si estuviera borracha.
Todo había cambiado desde ese día lluvioso en el que ella se tuvo que quedar a dormir en la casa de los Cullen, donde sus amigos le demostraron una nueva perspectiva hacia el sexo. Nunca creyó que fuera a disfrutar de aquel enfermizo juego, sin embargo, ya no tenía vuelta atrás. Tal y como ellos lo habían dicho, el juego ya había comenzado…
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Bueno mis niñas!! Espero les guste la idea, la verdad, es que traía esta historia hace mucho tiempo, pero quería adelantarla...asíq, aquí esta!!! :D
Las kiero!!!!
Ally** 

viernes, 20 de mayo de 2011

Alec POV
“¡Imbécil!” me gritaba una voz en mi mente mientras salía de aquella habitación subiéndome el cierre de mis pantalones “Eres un completo idiota, Alec. ¡Ahora sí que la cagaste!”. Maldita conciencia…aunque, en cierta forma, tenía toda la razón del mundo.
Ella se había entregado a mí de una forma que no creí que lo haría, de una forma que dudaba que lo hiciera con otro hombre, aunque, seguramente eso se lo enseñarían y obligarían.
El solo pensamiento de imaginarla con otro me ponía de lo peor, no me gustaba siquiera imaginarla coquetear con otro como lo hacían las demás. Al primero que la tocara, juraba que ese maldito no tendría descendencia en el futuro...  
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Y??? Que me dicen?? sigo?? ;) jajaj... No les gusta el Alec de mi historia?? YO LO AMOO!!♥♥ ;)
Ally** 
ADVIERTO: Rating M; contiene lenguaje fuerte, escenas sexuales explicitas...quedan advertidas!
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Capitulo Tres
Verdadero placer
Bella POV
—¿Qué haces aquí? —Le pregunté bastante resentida por lo que había hecho.
—Tranquila, no vine a hacer nada que tú no quieras. —Dijo delineando con su nariz toda la extensión de mi cuello, haciendo que me estremeciera.
Por primera vez, lo vi detalladamente. Su cabello rubio estaba todo desordenado, sus ojos celestes eran hipnotizantes, y su fornido y trabajado cuerpo te dejaba sin aliento.
Aquel hombre tenía una mirada de lujuria pero también de respeto, sabía que si yo le pedía que se marchara, él lo haría…
¿Era eso lo que realmente quería? Ya tenía mi cuerpo sucio, ya no era virgen y mi cuerpo estaba impregnado de aquel asqueroso animal que me había robado mi inocencia. Por ello, quería sentir otra esencia, sentir que pertenecía a otro hombre…
A cualquier otro, menos de aquel infeliz. Quería borrar todo rastro de sus asquerosas manos, pero sabía que eso era imposible, nunca olvidaría lo que aquel me hizo, pero no perdería nada intentándolo. Ya me habían quitado lo que yo más apreciaba.
Entonces, ¿qué otra opción me quedaba? Tapar aquellos manoseos con otras caricias, las caricias permitidas, las caricias sin violencia. Y que me hicieran conocer el placer.
Con ese pensamiento fui capaz de mirar a aquel hombre, que ni siquiera sabía su nombre, mientras pasaba uno de mis brazos por su cuello y susurraba con sensualidad en su oído:
¿Y quien dijo que yo no quiero? Pregunté seductoramente mientras me acariciaba el abdomen jugando con el agua. Él me miro ya con la mirada enloquecida de deseo.
¿Por qué no dejas de acariciarte y me pasas esa misión a mí?
Con gusto…Era increíble, nunca jamás en mi vida pensé que haría cosa de tal magnitud. Pero, ¿qué hacer cuando ya te destruyeron, y sin misericordia?
Aquel hombre, claramente parte de ellos pero “hombre en fin”, me tomó por la cintura y me jaló hacia él, apretándome a su pecho, con una velocidad y fuerza que me hiso jadear. Posó delicadamente sus labios en mis labios, y me atrevería a decir que hasta con ternura, pero luego introdujo su lengua a mi boca sin si quiera pedir permiso, aunque no por eso no fue agradable sentir esa humedad, ese calor mientras jugueteaba con mi lengua. Lleve mis manos hacia su pelo, enredando mis dedos en él y atrayéndolo con fuerza hacia mí.
Él llevó una mano hacia mi rodilla y la subió hasta su cintura, para luego seguir su camino por mi muslo, acariciándolo muy suavemente. Luego, su mano se retorció para acariciar mi trasero lujuriosamente mientras besaba mi cuello y con la otra mano acariciaba unos de mis pechos.
La verdad es que me empecé a excitar. “Mi primera excitación” pensé, ya que obviamente en la vez anterior no hubo, por mi parte claro está, ninguna muestra de nada, solo asco y dolor. Decidí no pensar eso de momento, sino que me deje llevar mientras aquel hombre tapaba de caricias aquellos malos tratos.
Me tomo en sus brazos, quizás ya cansado de estar parado allí en la ducha o quizás no quería mojarse, la verdad es que no me importaba, solo quería sentirlo.
Me acostó en aquella amplia cama mientras sus manos me acariciaban ya más insistentes. Su lengua bailo en mi abdomen limpiando de él todas las gotas de agua, pasando por uno de mis pezones, más arriba por mi cuello haciéndome jadear, y deteniéndose en mi oído, para decir lo hermosa que era. Esto se acercaba mucho a como me había imaginado mi primera vez, solo había que cambiar el lugar y el hombre.
Decidí hacer algo y con esa intención lleve mis manos hacia su camisa rompiendo los botones (no tenia paciencia) y acariciando su estomago muy trabajado, en el cual se notaban todos sus marcados músculos, antes de llevar mis manos a sus hombros y comenzar a deslizar su camisa. Acaricie su espalda y lo atraje hacia mí, y su cuerpo quedo con recibos de agua.
 Su lengua todavía exploraba lugares de mi cuerpo, mi cuello, mis hombros, mis senos. Pero para lo que no estaba preparada fue para lo siguiente; lentamente bajó su cabeza hasta la altura de mi entrepierna y me lamio completa, arquee la espalda mientras un calor cubría mi cuerpo entero. Su lengua jugaba con mi clítoris haciendo que delirara mientras gemía sin descanso. ¡Dios mío! Ese hombre me hacía ver maravillas donde no las había.
Cuando introdujo un dedo en mi cavidad de golpe, apreté las sabanas con mis manos mientras todo el aire se iba de mis pulmones. Espasmos de placer me aplastaban, jadee fuerte mientras levantaba la cabeza para verlo, y esa imagen bastó para que llegara al orgasmo (mi primer orgasmo), a él entremedio de mis piernas, con sus ojos cerrados, totalmente concentrado en su tarea, con su lengua que entraba y salía de su boca y se topaba con mis labios interiores mientras veía como su dedo penetraba mi cavidad.
Quede desplomada en la cama jadeando, mientras él se levantaba relamiéndose los labios, produciendo en mí una respuesta instantánea allí abajo. Me acerqué a él y lo atraje a mi boca, sentí mi propio sabor en ese rudo beso. Al cabo de unos minutos, en los que él me volvió a recostar en la cama, rompió nuestro beso y comenzó a bajar por mi cuello mientras unas de mis manos bajaba hacia su cinturón y lo sacó; me tope de camino con su miembro ya muy erecto y no pude evitar el tocarlo. Alguna vez tenía que saber cómo era, ¿no? Él se quedo estático con la lengua a mitad del transcurso de mi cuello, boto todo el aire que contenía y gimió en mi piel con fuerza.
Su paciencia se había ido, y lo note cuando se alejó y se saco rápidamente los pantalones y me abrió las piernas. Pero todo aquello fue muy rápido, y me trajo recuerdos, pero ni modo, no iba a permitir que esos recuerdos me invadieran, y tampoco iba a dejar que me volvieran a tratar de aquella manera. Por lo tanto lo di vuelta, y me quede yo arriba, teniendo el control de todo.
Así es mejor. Le sonreí y él me miro con tristeza, pero igual me devolvió la sonrisa.
Mire hacia una mesita que había al lado de la cama, y milagrosamente encontré un condón, se lo mostré y el sonrió. Lo tomo, y no sé cómo, pero encajó en aquel tamaño. Me puse en posición mientras buscaba su miembro y lo ponía en mi entrada, él cerró los ojos, y yo fui bajando lentamente.
Dolía, era mi segunda vez y la primera mejor ni mencionarla, aun estaba delicada, pero él supo cómo hacerlo. Él era diferente, era más delicado a pesar de que para mi gusto habíamos ido algo rápido. Él, en pocas palabras, sabía cómo tratar a una mujer.
Se sentó y agarro mis caderas con sus manos, levantándome un poco y bajando lento, hasta tal punto de sentirlo muy adentro. Aún estaba impresionada de la fuerza que poseía, él me tenía sujeta por la cintura, bien pegada a su pecho, mientras me hacía mover lenta y delicadamente, y me besaba como si fuera un cristal a punto de romperse. Empecé a sentir algo más que dolor, y un sentimiento extraño comenzó a llenar mi interior, y no tenía nada que ver con el placer.
Al cabo de unos minutos, ya había agarrado la práctica y me movía sola, aunque noté que le gustaba llevar el control por sus manos en mi cintura guiándome todo el tiempo. Nuestros gemidos se perdían en la boca del otro mientras él con sus manos me levantaba por las caderas hasta casi salir por completo, y luego devolverme con algo de fuerza hacia él pero a la vez con delicadeza, haciendo que de vez en cuando mordiera su labio inferior para evitar gritar del placer por esa acción. Cada vez que eso ocurría, notaba como sonreía satisfecho y arrogante, actitudes que me molestaban. Yo también quería darle placer a él, tanto que tuviera que retorcerse por el mismo.
Tomé sus manos que estaban en mis caderas y las subí hasta mi espalda, para que me dejara moverme como yo quisiera, mientras él se alejaba apenas unos centímetros confundido, pero dejando nuestras frentes unidas. Sonreí divertida antes de hacer un pequeño círculo como movimiento sobre su miembro; primero, quería ver cuál era su reacción.
Mi pecho se infló de orgullo y mi sonrisa se ensanchó cuando sus manos apretaron mi espalda y cerró sus ojos con fuerza dejando salir todo el aire de sus pulmones, golpeándome el rostro.    
Lo empuje hacia abajo hasta que estuvo nuevamente recostado, y comencé a moverme en círculos encima de él mientras cerraba sus ojos y apretaba con sus manos mi cadera e intentando que cada vez fuera más rápido. Sus ojos cerrados con fuerza y su cabeza echada hacia atrás, su espalda que de vez en cuando se arqueaba por mis movimientos, eran justo lo que yo había deseado; que él también se retorciera de placer.  
Nuestros gemidos y jadeos llenaban la habitación, y nuestros cuerpos sudados se compenetraban muy bien, y de vez en cuando, él dejaba salir susurros de sus labios que yo alcanzaba a entender y escuchar entremedio de todo ese maravilloso placer.
—¡Oh, sí! Demonios…sí…mía, solo mía…—Susurraba con los ojos cerrados para sí mismo, perdido en su placer. Y con esas palabras, solo lograba que yo me sintiera cada vez más excitada.
 Comencé a sentir como una burbuja comenzaba a crecer en vientre cada vez más, y cómo él cada vez aumentaba la velocidad con insistencia. Necesitaba más rapidez, necesitaba más fricción, necesitaba que esa burbuja fuera llena de algo, pero no sabía de qué.
Él volvió a sentarse y a tomar el control de la situación. Sus manos me tomaban por la cintura, levantándome casi haciendo que su miembro saliera completamente, y cuando apenas faltaban unos centímetros, me tiraba con rudeza hacia abajo, ingresando con fuerza su miembro en mi entrada. Un grito desgarrador salió de mis labios cuando realizó esa acción mientras mis dedos se enredaban en su desordenado pelo, pero no fue un grito de dolor, sino de placer puro, un placer que quería seguir sintiendo. Quería más de ello.
Cada vez que él repetía la acción, que podría jurar que lo hacía más y más rápido, su respiración se volvía más y más pesada, e intentaba no gritar, pero sus fuertes jadeos chocaban contra mi rostro todo sudado. Unas varias embestidas de esas y no tardamos en llegar al orgasmo. Sentí como aquella burbuja que se había instalado en mi bajo vientre explotaba con brutalidad, sin remordimiento ni perdón, sentí como un placer extremadamente enorme llenaba mi interior. Pero también note que no era la única que había sentido aquel enorme placer.
Esta vez, los gritos de cada uno reventaron por todos lados, resonando como ecos, mientras el peso de mi cuerpo caía completamente sobre el suyo, con mis brazos en sus hombros completamente desplomados, al igual que mi cuerpo entero, y haciendo que me preguntara si podrían escucharnos. Al fin y al cabo no sabía dónde demonios me encontraba.
Él se giró y me recostó con delicadeza sobre la cama con delicadeza, pero podía notar el temblor en sus brazos por la magnitud de aquel orgasmo. Su cuerpo cayó rendido sobre el mío, así que lo abracé mientras comenzaba a peinar su cabello. Él tomó confianza y me abrazó por la cintura escondiendo su rostro en el hueco de mi cuello y soltando todo el aire de sus pulmones con paciencia, como si demostrara lo cómodo que se sentía, mientras yo seguía intentando peinar su mojado cabello para un lado y como veía que no había caso, lo intentaba para el otro.
—No importa para que lado intentes peinarlo, no obedecerá. —Comentó soltando una risa luego de varios minutos que venía intentando peinarlo. Podría jurar que mis piernas temblaron al escuchar su tan masculina y hermosa voz, pero aún se encontraba algo ronca.
Noté como comenzó a sentirse incomodo. Él me soltó y se alejó de mí, sentándose a una de las orillas de la cama.
¿Dónde estamos? —Pregunté justo al recordar que no tenía ni idea de donde me encontraba.
No sé si fue una buena o mala pregunta ya que él se giró y me miro con indecisión, se paro y rebusco algo en sus pantalones. Luego se acerco a mí sin mirarme a los ojos y me abrazó. Estaba bastante confundida, así que no respondí a su abrazo.
—Lo siento mucho, pequeña. —Dijo antes de que una sensación demasiado conocida volviera a mí, otra vez.
Dolor. El maldito me había vuelto a inyectar algo. Pronto comencé a marearme y ver todo doble. ¡Demonios!
“Bueno…” Razono una voz en mi cabeza. “Todos son iguales”.
Él se vistió mientras yo me esforzaba en abrir los ojos, pero cada vez, esa oscuridad comenzaba a tirar de mí. Antes de marcharse, se acercó, me recostó mejor en la cama, tapó mi cuerpo desnudo con las sabanas y me habló. Aunque, creo que hablo más para él mismo que para mí.
Debí haber seguido las instrucciones desde el principio, pero no me arrepiento, preciosa. Eres una delicia. Me hubiera gustado ser yo y no Demetri el que te quitara tu inocencia, créeme que no hubiera sido un animal como él…—Depositó un delicado y casto beso en mis labios y se marchó, dejándome confundida y mareada, mientras la oscuridad cada vez se apoderaba más de mí.
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Hola mis niñas!! Aqui les dejo cap de Precious Passion!! Espero les guste y espero sus coments!! =)
Este cap va dedicado a Karito Cullen Black, gracias amiga por ayudarme con el!!!
Tambien va dedicado a Ángel O'Shea, cariño te devuelvo el regalito!! ;)
Besoos!!!
Ally**

miércoles, 4 de mayo de 2011

Capitulo Diecisiete
Discusión
Estaba en mi habitación, recostada sobre mi cama, pensando todo lo que había ocurrido en los días; recordando lo que había ocurrido con Nicole y Jaime, y recodando a Edward y a ese beso, que me había dejado totalmente confundida.
¿Qué era lo que él sentía por mí? ¿Qué era lo que él pretendía? ¿Qué era lo que yo sentía por él? ¿Podía volverlo a amar con locura como lo hice como cuando era humana? Una voz en mi cabeza respondió a esa última pregunta…
“No necesitas volverlo a amar… ¡ya lo amas con locura!” me gritó mi mente. Sonreí como idiota ante ese pensamiento.
Estaba sumida en mis pensamientos, cuando escuché a alguien tocar la puerta de mi habitación.
-Lizy, ¿puedo entrar? –preguntó Nicole entrando con la mitad de su cuerpo.
-Por supuesto, cariño –contesté mientras atinaba a levantarme pero antes de poder hacer algo, Nicky ya esta acostada a mi lado sobre mi estómago.
Sonreí mientras comenzaba a acariciar su cabeza, peinándola y despeinándola. Así estuvimos por horas, sin decir nada, solo allí recostadas, dándonos mimos. Ella era mi princesa, mi niña. Sin duda, necesitaba una madre, y a pesar de que yo fuera su hermana, ella me veía como tal, por eso confiaba mucho en mí, al igual que Jaime.
Pasamos toda la noche así, abrazadas en mi cama, pero a la mitad de la noche, Jaime se nos unió.
-Bella, ¿puedo entrar? –me preguntó Jaime desde el otro lado.
-Sí, pasa, cariño –le dije mientras Nicole me hacía burla por la forma de decirles “cariño”.
 Comencé a hacerle cosquillas a Nicole por haberme burlado mientras Jaime entraba con el ceño fruncido. Dejé de hacerle cosquillas al ver a Jaime con los brazos cruzados y serio. Con Nicky miramos a Jaime con cara de “pobrecitas”, él sonrió y se nos unió a las cosquillas durante unos minutos hasta que se “cansaron”.
Luego, ambos se recostaron a mi lado, sobre mi estómago y comenzamos a charlar, sobre ellos, sobre mí, sobre Edward, sobre nuestros padres, Renne y Phil, en su caso, y Charlie, en el mío. Nuestra charla se había vuelto interesante y sorprendente para mí, hasta que Josh entro en mi habitación interrumpiendo  la conversación.
-Lamento interrumpir, -se disculpó- pero dentro de unas horas hay que partir al Instituto –dijo antes de que Jaime se levantara y saliera con Josh de la habitación.
Cuando ellos se fueron, Nicky se quedó aún recostada sobre mi estómago y comenzó a hablarme por su mente, sabiendo que la charla sería privada, ya que nadie escucharía, excepto yo.
“Hoy es el último día…” comentó Nicky abrazándome mas fuerte.
Al principio no entendí a qué se refería, pero cuando la imagen de los Vulturis pasó por su cabeza y me di cuenta de la tristeza en su voz mental, entendí todo.
“Sí, pero trataré de volver cuanto antes” le contesté devolviéndole el abrazo y besándola en la frente.
“¡No quiero que vayas!” me gritó por su mente mientras la sentí sollozar.
-Nicky…-dije mientras me sentaba y la volvía a abrazar tratando de consolarla- No tengo opción, -empecé a explicarle, pero me interrumpió.
-¡Sí la tienes! ¡Solo tienes que quedarte aquí! –gritó alejándose de mí aún sollozando.
-Si quiero que ustedes estén a salvo, no hay alternativa –le dije ya algo enojada.
Siempre eran las mismas discusiones sobre el mismo tema, y llegaba un momento que me cansaba de tanto dar explicaciones. Ellos no entendían el motivo por el cual yo me iba, aún después de todas las explicaciones.
Nicky se levanto de la cama y salió de mi habitación cerrando fuerte la puerta a sus espaldas. Suspiré cansada antes de levantarme e ir tras ella.
-¿Qué quieres que haga? –le pregunté enojada una vez que ambas llegamos a la sala principal del segundo piso, donde se encontraban casi todos sentados en los sillones.
-¡No quiero que vayas! –me gritó enojada mientras todos se levantaban.
-¿Qué sucede aquí? –preguntó Eleazar confundido, tanto en sus pensamientos como en su cara.
Ninguna reaccionó a su pregunta.
-¿Y después que? ¿Quieres acaso ver a tu hermano muerto? –le pregunté ya demasiado alterada. Ella me miró con el ceño fruncido al igual que todos- ¿Quieres acaso, ver a Josh y a Carmen muertos? –le pregunté señalándolos a ellos- ¿Quieres acaso no volver a verme? –le pregunté como si estuviera a punto de llorar, aunque fuera imposible.
-¡¡Es que es eso justamente lo que temo si te vas ahora!! –gritó sollozando.
Corrí a ella y la abracé, mientras ella me devolvía el abrazo con fuerza y sollozaba.
-¿Crees que yo no me voy pensando si es la última vez que los veré? –le pregunté alejándome un poco de ella y tomando su rostro entre mis manos- Nicky, tienes que entenderme, -le pedí con cansancio- si yo no voy, no solo los estoy perjudicando a todos ustedes, sino también a mí misma –le dije mientras la volvía a abrazar. Ella asintió devolviéndome el abrazo.
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