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viernes, 20 de mayo de 2011

Precious Passion_cap tres

5 comentarios:
 
ADVIERTO: Rating M; contiene lenguaje fuerte, escenas sexuales explicitas...quedan advertidas!
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Capitulo Tres
Verdadero placer
Bella POV
—¿Qué haces aquí? —Le pregunté bastante resentida por lo que había hecho.
—Tranquila, no vine a hacer nada que tú no quieras. —Dijo delineando con su nariz toda la extensión de mi cuello, haciendo que me estremeciera.
Por primera vez, lo vi detalladamente. Su cabello rubio estaba todo desordenado, sus ojos celestes eran hipnotizantes, y su fornido y trabajado cuerpo te dejaba sin aliento.
Aquel hombre tenía una mirada de lujuria pero también de respeto, sabía que si yo le pedía que se marchara, él lo haría…
¿Era eso lo que realmente quería? Ya tenía mi cuerpo sucio, ya no era virgen y mi cuerpo estaba impregnado de aquel asqueroso animal que me había robado mi inocencia. Por ello, quería sentir otra esencia, sentir que pertenecía a otro hombre…
A cualquier otro, menos de aquel infeliz. Quería borrar todo rastro de sus asquerosas manos, pero sabía que eso era imposible, nunca olvidaría lo que aquel me hizo, pero no perdería nada intentándolo. Ya me habían quitado lo que yo más apreciaba.
Entonces, ¿qué otra opción me quedaba? Tapar aquellos manoseos con otras caricias, las caricias permitidas, las caricias sin violencia. Y que me hicieran conocer el placer.
Con ese pensamiento fui capaz de mirar a aquel hombre, que ni siquiera sabía su nombre, mientras pasaba uno de mis brazos por su cuello y susurraba con sensualidad en su oído:
¿Y quien dijo que yo no quiero? Pregunté seductoramente mientras me acariciaba el abdomen jugando con el agua. Él me miro ya con la mirada enloquecida de deseo.
¿Por qué no dejas de acariciarte y me pasas esa misión a mí?
Con gusto…Era increíble, nunca jamás en mi vida pensé que haría cosa de tal magnitud. Pero, ¿qué hacer cuando ya te destruyeron, y sin misericordia?
Aquel hombre, claramente parte de ellos pero “hombre en fin”, me tomó por la cintura y me jaló hacia él, apretándome a su pecho, con una velocidad y fuerza que me hiso jadear. Posó delicadamente sus labios en mis labios, y me atrevería a decir que hasta con ternura, pero luego introdujo su lengua a mi boca sin si quiera pedir permiso, aunque no por eso no fue agradable sentir esa humedad, ese calor mientras jugueteaba con mi lengua. Lleve mis manos hacia su pelo, enredando mis dedos en él y atrayéndolo con fuerza hacia mí.
Él llevó una mano hacia mi rodilla y la subió hasta su cintura, para luego seguir su camino por mi muslo, acariciándolo muy suavemente. Luego, su mano se retorció para acariciar mi trasero lujuriosamente mientras besaba mi cuello y con la otra mano acariciaba unos de mis pechos.
La verdad es que me empecé a excitar. “Mi primera excitación” pensé, ya que obviamente en la vez anterior no hubo, por mi parte claro está, ninguna muestra de nada, solo asco y dolor. Decidí no pensar eso de momento, sino que me deje llevar mientras aquel hombre tapaba de caricias aquellos malos tratos.
Me tomo en sus brazos, quizás ya cansado de estar parado allí en la ducha o quizás no quería mojarse, la verdad es que no me importaba, solo quería sentirlo.
Me acostó en aquella amplia cama mientras sus manos me acariciaban ya más insistentes. Su lengua bailo en mi abdomen limpiando de él todas las gotas de agua, pasando por uno de mis pezones, más arriba por mi cuello haciéndome jadear, y deteniéndose en mi oído, para decir lo hermosa que era. Esto se acercaba mucho a como me había imaginado mi primera vez, solo había que cambiar el lugar y el hombre.
Decidí hacer algo y con esa intención lleve mis manos hacia su camisa rompiendo los botones (no tenia paciencia) y acariciando su estomago muy trabajado, en el cual se notaban todos sus marcados músculos, antes de llevar mis manos a sus hombros y comenzar a deslizar su camisa. Acaricie su espalda y lo atraje hacia mí, y su cuerpo quedo con recibos de agua.
 Su lengua todavía exploraba lugares de mi cuerpo, mi cuello, mis hombros, mis senos. Pero para lo que no estaba preparada fue para lo siguiente; lentamente bajó su cabeza hasta la altura de mi entrepierna y me lamio completa, arquee la espalda mientras un calor cubría mi cuerpo entero. Su lengua jugaba con mi clítoris haciendo que delirara mientras gemía sin descanso. ¡Dios mío! Ese hombre me hacía ver maravillas donde no las había.
Cuando introdujo un dedo en mi cavidad de golpe, apreté las sabanas con mis manos mientras todo el aire se iba de mis pulmones. Espasmos de placer me aplastaban, jadee fuerte mientras levantaba la cabeza para verlo, y esa imagen bastó para que llegara al orgasmo (mi primer orgasmo), a él entremedio de mis piernas, con sus ojos cerrados, totalmente concentrado en su tarea, con su lengua que entraba y salía de su boca y se topaba con mis labios interiores mientras veía como su dedo penetraba mi cavidad.
Quede desplomada en la cama jadeando, mientras él se levantaba relamiéndose los labios, produciendo en mí una respuesta instantánea allí abajo. Me acerqué a él y lo atraje a mi boca, sentí mi propio sabor en ese rudo beso. Al cabo de unos minutos, en los que él me volvió a recostar en la cama, rompió nuestro beso y comenzó a bajar por mi cuello mientras unas de mis manos bajaba hacia su cinturón y lo sacó; me tope de camino con su miembro ya muy erecto y no pude evitar el tocarlo. Alguna vez tenía que saber cómo era, ¿no? Él se quedo estático con la lengua a mitad del transcurso de mi cuello, boto todo el aire que contenía y gimió en mi piel con fuerza.
Su paciencia se había ido, y lo note cuando se alejó y se saco rápidamente los pantalones y me abrió las piernas. Pero todo aquello fue muy rápido, y me trajo recuerdos, pero ni modo, no iba a permitir que esos recuerdos me invadieran, y tampoco iba a dejar que me volvieran a tratar de aquella manera. Por lo tanto lo di vuelta, y me quede yo arriba, teniendo el control de todo.
Así es mejor. Le sonreí y él me miro con tristeza, pero igual me devolvió la sonrisa.
Mire hacia una mesita que había al lado de la cama, y milagrosamente encontré un condón, se lo mostré y el sonrió. Lo tomo, y no sé cómo, pero encajó en aquel tamaño. Me puse en posición mientras buscaba su miembro y lo ponía en mi entrada, él cerró los ojos, y yo fui bajando lentamente.
Dolía, era mi segunda vez y la primera mejor ni mencionarla, aun estaba delicada, pero él supo cómo hacerlo. Él era diferente, era más delicado a pesar de que para mi gusto habíamos ido algo rápido. Él, en pocas palabras, sabía cómo tratar a una mujer.
Se sentó y agarro mis caderas con sus manos, levantándome un poco y bajando lento, hasta tal punto de sentirlo muy adentro. Aún estaba impresionada de la fuerza que poseía, él me tenía sujeta por la cintura, bien pegada a su pecho, mientras me hacía mover lenta y delicadamente, y me besaba como si fuera un cristal a punto de romperse. Empecé a sentir algo más que dolor, y un sentimiento extraño comenzó a llenar mi interior, y no tenía nada que ver con el placer.
Al cabo de unos minutos, ya había agarrado la práctica y me movía sola, aunque noté que le gustaba llevar el control por sus manos en mi cintura guiándome todo el tiempo. Nuestros gemidos se perdían en la boca del otro mientras él con sus manos me levantaba por las caderas hasta casi salir por completo, y luego devolverme con algo de fuerza hacia él pero a la vez con delicadeza, haciendo que de vez en cuando mordiera su labio inferior para evitar gritar del placer por esa acción. Cada vez que eso ocurría, notaba como sonreía satisfecho y arrogante, actitudes que me molestaban. Yo también quería darle placer a él, tanto que tuviera que retorcerse por el mismo.
Tomé sus manos que estaban en mis caderas y las subí hasta mi espalda, para que me dejara moverme como yo quisiera, mientras él se alejaba apenas unos centímetros confundido, pero dejando nuestras frentes unidas. Sonreí divertida antes de hacer un pequeño círculo como movimiento sobre su miembro; primero, quería ver cuál era su reacción.
Mi pecho se infló de orgullo y mi sonrisa se ensanchó cuando sus manos apretaron mi espalda y cerró sus ojos con fuerza dejando salir todo el aire de sus pulmones, golpeándome el rostro.    
Lo empuje hacia abajo hasta que estuvo nuevamente recostado, y comencé a moverme en círculos encima de él mientras cerraba sus ojos y apretaba con sus manos mi cadera e intentando que cada vez fuera más rápido. Sus ojos cerrados con fuerza y su cabeza echada hacia atrás, su espalda que de vez en cuando se arqueaba por mis movimientos, eran justo lo que yo había deseado; que él también se retorciera de placer.  
Nuestros gemidos y jadeos llenaban la habitación, y nuestros cuerpos sudados se compenetraban muy bien, y de vez en cuando, él dejaba salir susurros de sus labios que yo alcanzaba a entender y escuchar entremedio de todo ese maravilloso placer.
—¡Oh, sí! Demonios…sí…mía, solo mía…—Susurraba con los ojos cerrados para sí mismo, perdido en su placer. Y con esas palabras, solo lograba que yo me sintiera cada vez más excitada.
 Comencé a sentir como una burbuja comenzaba a crecer en vientre cada vez más, y cómo él cada vez aumentaba la velocidad con insistencia. Necesitaba más rapidez, necesitaba más fricción, necesitaba que esa burbuja fuera llena de algo, pero no sabía de qué.
Él volvió a sentarse y a tomar el control de la situación. Sus manos me tomaban por la cintura, levantándome casi haciendo que su miembro saliera completamente, y cuando apenas faltaban unos centímetros, me tiraba con rudeza hacia abajo, ingresando con fuerza su miembro en mi entrada. Un grito desgarrador salió de mis labios cuando realizó esa acción mientras mis dedos se enredaban en su desordenado pelo, pero no fue un grito de dolor, sino de placer puro, un placer que quería seguir sintiendo. Quería más de ello.
Cada vez que él repetía la acción, que podría jurar que lo hacía más y más rápido, su respiración se volvía más y más pesada, e intentaba no gritar, pero sus fuertes jadeos chocaban contra mi rostro todo sudado. Unas varias embestidas de esas y no tardamos en llegar al orgasmo. Sentí como aquella burbuja que se había instalado en mi bajo vientre explotaba con brutalidad, sin remordimiento ni perdón, sentí como un placer extremadamente enorme llenaba mi interior. Pero también note que no era la única que había sentido aquel enorme placer.
Esta vez, los gritos de cada uno reventaron por todos lados, resonando como ecos, mientras el peso de mi cuerpo caía completamente sobre el suyo, con mis brazos en sus hombros completamente desplomados, al igual que mi cuerpo entero, y haciendo que me preguntara si podrían escucharnos. Al fin y al cabo no sabía dónde demonios me encontraba.
Él se giró y me recostó con delicadeza sobre la cama con delicadeza, pero podía notar el temblor en sus brazos por la magnitud de aquel orgasmo. Su cuerpo cayó rendido sobre el mío, así que lo abracé mientras comenzaba a peinar su cabello. Él tomó confianza y me abrazó por la cintura escondiendo su rostro en el hueco de mi cuello y soltando todo el aire de sus pulmones con paciencia, como si demostrara lo cómodo que se sentía, mientras yo seguía intentando peinar su mojado cabello para un lado y como veía que no había caso, lo intentaba para el otro.
—No importa para que lado intentes peinarlo, no obedecerá. —Comentó soltando una risa luego de varios minutos que venía intentando peinarlo. Podría jurar que mis piernas temblaron al escuchar su tan masculina y hermosa voz, pero aún se encontraba algo ronca.
Noté como comenzó a sentirse incomodo. Él me soltó y se alejó de mí, sentándose a una de las orillas de la cama.
¿Dónde estamos? —Pregunté justo al recordar que no tenía ni idea de donde me encontraba.
No sé si fue una buena o mala pregunta ya que él se giró y me miro con indecisión, se paro y rebusco algo en sus pantalones. Luego se acerco a mí sin mirarme a los ojos y me abrazó. Estaba bastante confundida, así que no respondí a su abrazo.
—Lo siento mucho, pequeña. —Dijo antes de que una sensación demasiado conocida volviera a mí, otra vez.
Dolor. El maldito me había vuelto a inyectar algo. Pronto comencé a marearme y ver todo doble. ¡Demonios!
“Bueno…” Razono una voz en mi cabeza. “Todos son iguales”.
Él se vistió mientras yo me esforzaba en abrir los ojos, pero cada vez, esa oscuridad comenzaba a tirar de mí. Antes de marcharse, se acercó, me recostó mejor en la cama, tapó mi cuerpo desnudo con las sabanas y me habló. Aunque, creo que hablo más para él mismo que para mí.
Debí haber seguido las instrucciones desde el principio, pero no me arrepiento, preciosa. Eres una delicia. Me hubiera gustado ser yo y no Demetri el que te quitara tu inocencia, créeme que no hubiera sido un animal como él…—Depositó un delicado y casto beso en mis labios y se marchó, dejándome confundida y mareada, mientras la oscuridad cada vez se apoderaba más de mí.
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Hola mis niñas!! Aqui les dejo cap de Precious Passion!! Espero les guste y espero sus coments!! =)
Este cap va dedicado a Karito Cullen Black, gracias amiga por ayudarme con el!!!
Tambien va dedicado a Ángel O'Shea, cariño te devuelvo el regalito!! ;)
Besoos!!!
Ally**

5 comentarios:

  1. OMG dios pedazo de capitulo me encanto pobre Bella que será lo que le espera...Besos...

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  2. demasiado bueno este cap, nos tenias olvidada con esta historia espero que subas pronto el siguiente cap... me muero por saber que sucedera con bella...

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  3. gracias a ti ally por crear esta magnifica historia sabes que es un gusto ayudarte en todo cuidate mucho nos vemos TMK

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  4. y wooo lo hiciste estupendo mucho mejor que yo xD

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  5. Ame esta cap , ansio mucho el proximo =)

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